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Dos voluntarios al servicio del Banco de Alimentos trasladan comida a las cajas, ayer, en la entrada de un centro comercial. Manuel Molines
Un ejército contra el hambre

Un ejército contra el hambre

La gran recogida de alimentos arranca con 3.300 voluntarios en casi 200 tiendas | «Si nos implicáramos con esto sólo una vez al mes muchas familias vivirían con más esperanza», reivindica una médico que entregó comida por valor de 120 euros

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Sábado, 2 de diciembre 2017, 14:26

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El milagro comenzó a obrarse desde bien temprano. Entre bolsas, cajas de cartón, carros y chalecos azules. Que de un poquito de muchos salga algo realmente grande: comida para quien no puede pagarla, potitos y pañales para hijos de familias en apuros o una lágrima menos para quien vive con el agua al cuello. Esa es la consigna, la esperanza. Y en ella se vuelcan ya los más de 3.300 voluntarios que durante el fin de semana veremos en las puertas de 200 supermercados de la provincia de Valencia.

Ese gran ejército solidario, organizado por el Banco de Alimentos, hace posible la Gran Recogida de Alimentos 2017, una iniciativa solidaria a nivel europeo y estatal que ayer arrancó en Valencia. Como avanzó el presidente de la entidad, Jaime Serra, el objetivo está puesto en alcanzar las 1.500 toneladas de alimentos que después se repartirán entre los más necesitados a través de entidades benéficas.

Son 13 las cadenas de alimentación y centros comerciales que apoyan la iniciativa. En uno de ellos, en Campanar, arranca la recogida. Son las ocho y media de la mañana y las grandes cajas de cartón comienzan a desplegarse junto a las dos entradas principales. Carmen, Constantina y Enrique conforman el primer turno. Sacan las bolsas de plástico que extenderán , una y otra vez, a los clientes. Con la misma pregunta en la boca: «¿Quiere colaborar con la recogida de alimentos?».

«Tenemos la obligación de enseñar a los necesitados que no están solos», clama una voluntaria de 80 años

«Entre los voluntarios hay trabajadores, jubilados, parados, jóvenes, estudiantes... El perfil es amplísimo y a todos estoy agradecido», asegura Serra. Posiblemente las veteranas sean Carmen y Constantina, dos valencianas de 80 años al servicio de Caritas que brindaron su tiempo y esfuerzo por el sustento de los necesitados. «Nadie debería olvidarse de los que sufren», remarca Carmen.

Su compañera de recogida, Constantina, lanza esta reflexión: «Con más amor al prójimo todo iría mejor. Hoy parece que si no se cobra no vale la pena hacer nada. Yo hoy aquí gano amor y doy amor». Para la voluntaria, «todos tenemos la obligación de enseñar a los necesitados que no están solos».

Llegan los primeros botes de lentejas, cajas de leche, bolsas de macarrones... Enrique López agrupa sin cesar. Hoy es voluntario, pero también está al otro lado. Tras cuatro años en paro, es de los que come, en parte, gracias a la solidaridad que canaliza Caritas y el Banco de Alimentos. «Para quien lo entrega es muy poco, pero le aseguro que para quien lo recibe significa mucho».

Y mucho llenó Ana Garaoya, una médico, madre y embarazada de 34 años que cedió un carro hasta los topes. 120 euros en comida. «Me mueve la empatía. No todos tenemos la suerte de tener un empleo. Si nos implicáramos con esto sólo una vez al mes muchas familias vivirían con más esperanza». El lunes, todo lo recogido irá a parar al almacén de Banco de Alimentos. Y, de ahí, se transformará en esperanza.

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