Estar 'a la fresca' mejora la salud
La doctora valenciana Sofía Rodríguez subraya que esta costumbre ancestral arraigada en toda España contribuye a prevenir el estrés y la ansiedad
Hay costumbres ancestrales que son pura medicina. Esta puede ser una afirmación banal o una realizada con conocimiento de causa. Y algo así es lo ... que sostiene Sofía Rodríguez, experta en patología dental del sueño en la clínica Cráneo Salud de Valencia, sobre una actividad tan arraigada en los veranos de la Comunitat como es salir 'a la fresca'. Según esta doctora, aludiendo a distintos estudios científicos, pasar en la calle las últimas horas con luz solar cada día ayudan a luchar contra el estrés y la ansiedad.
La imagen de un grupo de vecinos sentados, charlando en la puerta de casa en verano, forma parte del costumbrismo en toda España, especialmente en los pequeños municipios. «Y es algo que de forma natural nos ayuda a regular la temperatura corporal y los ciclos del sueño de una forma natural», apunta Sofía Rodríguez. Claro está, en este sentido hay que incluir una variable con el cambio climático: que como se está notando en este verano, cada vez refresca más tarde. De todas formas, según la estimación de la doctora valenciana, salir 'a la fresca' permite reducir la temperatura del organismo entre medio y un grado.
Pese a este condicionante, salir 'a la fresca' suele fijarse para no antes de las 20 horas. «En verano, entre ese momento y las 22 es cuando se esconde el sol. Pasamos de la luz a la oscuridad y es el momento en el que nuestro cuerpo asocia que es la hora de ir a dormir», indica Sofía Rodríguez. La doctora alude a dos hormonas, más que conocidas y antagónicas: el cortisol y la melatonina, que se libera cuando se reduce la primera.
La medicina natural, por lo tanto, la tenemos en la puerta de casa y la llevan aplicando décadas nuestros antepasados. «Nuestras abuelas daban de cenar a los nietos a las 20:30 horas y mientras ellos jugaban, estaban charlando en la calle. Es un hábito saludable, y ahora en verano, tenemos más tiempo y una gran oportunidad para generarlo», propone Sofía Rodríguez.
«Cuando nos exponemos al descenso natural de la temperatura del atardecer, nuestro cuerpo realiza esa bajada de forma paulatina y perfecta», afirma la doctora: «Es una señal inequívoca para que el organismo se prepare para descansar. El shock térmico de un aire acondicionado a 19 grados, en cambio, genera estrés y dificulta esta regulación natural». En ese sentido, la experta valenciana advierte de los peligros de echar mano de la tecnología para llevar a cabo procesos que se pueden realizar echando mano del entorno.
«Este año ya ha habido días en los que hemos necesitado el aire acondicionado. Ayuda, pero no debemos ponerlo a 19 grados», comenta Sofía Rodríguez, que recomienda programar el aparato a 25 grados. En cambio, vuelve a incidir en, siempre que sea posible, realizar esa regulación de nuestro organismo de forma paulatina, pasando ese rato 'a la fresca': «Es que nos va a ayudar a bajar pulsaciones y a reducir el cortisol, que no se trata de algo que podamos hacer de forma voluntaria. Está bien habituarse, igual que vamos al gimnasio o aprender inglés, sería ideal habituarnos a invertir esas dos horas a respirar, ver que baja el sol, hablar con los vecinos...».
Claro está, eso en vacaciones es más posible. Después, cuando se regresa a las rutinas... Pero lo que sí desaconseja Sofía Rodríguez es el uso de pantallas como paso previo al sueño. «Quedarse en casa viendo la televisión o el móvil es un ataque directo a este proceso. La intensa luz azul que emiten las pantallas inhibe activamente la producción de melatonina, enviando al cerebro el mensaje opuesto al que necesita: 'Es de día, sigue despierto'», advierte la doctora.
La valenciana también señala, en contraposición a salir 'a la fresca' a otros enemigos del descanso: las cenas copiosas y enfatiza en esa copa de alcohol nocturna: «Eleva la temperatura corporal y fragmenta el sueño».
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