Los institutos con falta de espacio ante el Covid crearán turnos de mañana y tarde

La misiva está firmada por el secretario autonómico de Educación, Miguel Soler, y establece que los centros donde sea físicamente imposible acoger a todos los estudiantes, pese a ocupar cualquier zona susceptible de convertirse en un aula, podrán recurrir a un sistema de turnos de mañana y tarde, ya sea una etapa educativa (un Bachillerato entero, por ejemplo), un nivel (un curso determinado) o varios grupos (diferentes clases).

La misma organización regirá para las enseñanzas de Régimen Especial (deportivas, artísticas y escuelas oficiales de idiomas) y de Formación de Personas Adultas.

La premisa que establece la conselleria es que la distancia interpersonal mínima dentro del aula sea de 1,2 metros entre alumnos, mesas y pupitres en lugar de los 1,5 actuales. La posibilidad de reducirla está contemplada en el acuerdo alcanzado entre el ministerio y las comunidades el pasado mes, donde se alegaba que la evidencia científica avala que sigue siendo segura. Y de paso, cabrán más alumnos por unidad.

Para hacerse una idea, la carta de Educación dice que respetando esta separación cada alumno dispondrá de 1,44 metros cuadrados de aula, frente a los 2,25 de la actualidad. Así, en una clase de 40 metros cuadrados antes cabían 17 estudiantes, pero el próximo curso podrá acoger a 27. Dicho de otra manera, prácticamente la ratio máxima permitida en la ESO, que se sitúa en 30 (frente a los 35 de Bachillerato).

Si en el caso de recurrir a todos los espacios susceptibles de convertirse en en aula -bibliotecas, porches, gimnasios o salones de actos por citar algunos ejemplos- sigue sin poder garantizarse el 100% de la presencialidad en el mismo turno o franja horaria, los centros «deberán contemplar la posibilidad de organizar determinadas enseñanzas, niveles o grupos en horario vespertino», continúa el documento. Esta situación deberá trasladarse a las familias en el plazo «más breve posible».

La carta no concreta más, pero se infiere que los centros e institutos de Secundaria tendrán autonomía para desarrollar esta organización en caso de ser necesaria con el asesoramiento y supervisión de los inspectores.

No debería ser una opción muy extendida, teniendo en cuenta que durante este ejercicio han tenido que recurrir a la semipresencialidad el 29% de los centros que ofertan niveles de Secundaria (ESO, Bachillerato o FP). Y muchos de estos, con la reducción de la distancia a 1,2 metros, ya podrán acoger a todo su alumnado.

Por último se señala que en los próximos días la Dirección General de Personal Docente elaborará «las instrucciones para determinar la plantilla de profesorado necesaria para cada centro de acuerdo con la propuesta organizativa que se haya desarrollado para atender los criterios indicados anteriormente«.

La idea de Educación es estudiar los casos centro a centro, como ya se hizo de cara a este curso. «Como ya dijimos en el último Foro Educativo, la conselleria movilizará todos los recursos que sean necesarios para aplicar los protocolos que establezcan las autoridades sanitarias y contratar al profesorado que se necesite«, han señalado desde el departamento autonómico.

Además del profesorado de refuerzo necesario queda pendiente saber qué sucederá con las ratios máximas de los grupos de convivencia estable, las burbujas, donde no se guarda la distancia de seguridad y que funcionan en Infantil y Primaria.

Actualmente se sitúa en 20 niños por regla general, pero el acuerdo entre administraciones del pasado mayo permite a las autonomías elevarla a 25. En estas etapas la presencialidad absoluta ya está garantizada, por lo que una subida serviría para liberar espacios no docentes utilizados ahora como aulas. Y con ello, reducir el personal extraordinario que este año se ha encargado de los nuevos grupos creados.