La CHJ tardará tres años en instalar los sistemas de alerta en los cauces de la Comunitat
La Confederación licitó en noviembre su puesta a punto en el Poyo, Turia y Magro y extiende al resto de la cuenca su montaje con un nuevo contrato
Valencia se acerca al primer aniversario de la tragedia del 29 de octubre, donde 229 personas perdieron la vida a causa de la mayor ... riada de su historia reciente. Las lluvias de otoño se acercan e, inevitablemente, el miedo a que se produzca un episodio parecido sobrevuela la provincia. Las infraestructuras hidráulicas que nos salvarían de una nueva barrancada ni tan siquiera han comenzado debido a su gran complejidad. La Comunitat, por tanto, debe centrar sus esfuerzos en estar alerta y prevenida ante días de condiciones adversas. Sin embargo, los ríos y barrancos de la cuenca hidrográfica del Júcar siguen a día de hoy sin uno de los mejores de aviso ante las crecidas de los caudales. el Sistema de Alerta Temprana (SAT).
La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) es el ente encargado de vigilar el estado de los caudales de toda la cuenca, y lo hace gracias a tener instalada por todo el territorio una red de caudalímetros y pluviómetros llamado Sistema Automático de Información Hidrológica, más conocido como SAIH. Sin embargo, El SAIH no contaba el 29 de octubre con el SAT, una herramienta que habría afinado mucho más la información y que, quizás, habría ayudado a estar más atentos a la evolución de la barrancada en la cuenca del Poyo, donde se produjeron la mayoría de las muertes.
La CHJ licitó un contrato de reparación del SAIH tras quedar arrasado el 29-O. En dicha licitación, el organismo de cuenca incorporaba un informe donde reflejaba la importancia del SAT para mejorar en los sistemas de alerta: «Uno de los puntos clave a la hora de realizar un control y anticipación a los problemas de las avenidas son los Sistema de Alerta Temprana (SAT). Estos sistemas se centran en el análisis en tiempo real de los datos disponibles e incorporar previsiones futuras de lluvia, para obtener mediante modelación hidrológica una estimación de los caudales circulantes».
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Fue precisamente a través de dicha licitación cuando la CHJ reconoció la necesidad de incorporar la herramienta SAT, e incluyó su instalación en un presupuesto de 22 millones de euros para su los cauces más problemáticos el día de la dana (barranco del Poyo, tramo bajo del Turia desde el embalse de Buseo y el río Magro).
La importancia de contar con el SAT es tal que precisamente esta semana la Dirección General del Agua (DGA) ha licitado un nuevo contrato por valor de 1,5 millones de euros para extender la instalación de esta herramienta, no sólo a los cauces críticos del 29 de octubre, si no también al resto de cauces de la cuenca del Júcar. Si el contrato del pasado noviembre ayudó a dar a conocer el SAT y su importancia, este nuevo contrato se reconoce que el periodo de implantación podría llegar a ser de tres años.
¿Por qué tanto tiempo? Según la CHJ, «se está trabajando en el desarrollo de distintos módulos predictivos, tanto meteorológicos como hidrológicos, con el apoyo de información proporcionada por AEMET y AVAMET, así como por modelos desarrollados por el Centro de Ingeniería Hidráulica del Cuerpo de Ingenieros de EE.UU. (HEC-HMS) y el Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente de la Universidad Politécnica de Valencia (grupo Tetis). Todo este conjunto de datos se está integrando en la plataforma Delft-FEWS, con el fin de crear un visor operativo que facilite la toma de decisiones», y añadían, «El contrato tendrá una duración de 3 años para poder explotar el sistema y dar información asociada, pero estará operativo a más corto plazo para los datos pluviométricos y progresivamente para todos los cauces y embalses».
Al comenzar su desarrollo en los cauces críticos del 29 de octubre, LAS PROVINCIAS preguntó al organismo de cuenca si al menos este otoño estará listo el sistema para tener mejor controlados el barranco del Poyo, el cauce del Turia desde Buseo hasta su desembocadura y el río Magro. Sin embargo, la CHJ no se atrevió a facilitar una fecha: «Se trabaja con vistas a que esté operativo lo antes posible. Hay que tener en cuenta que en las cuencas mediterráneas el desarrollo de los modelos hidrológicos resulta de mucha mayor complejidad que en grandes ríos como el Ebro, el Tajo o el Guadalquivir, dada la gran rapidez de respuesta de sus cauces y barrancos... se trabaja para que esté operativo lo antes posible». Así, este otoño Valencia volverá a contar con las mismas herramientas de alerta del nivel de caudales con las que las administraciones no fueron capaces de ver la tragedia del 29 de octubre de 2024.
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