La CHJ incumplió su protocolo: no avisó de cada subida de caudal en la rambla del Poyo
Los operarios de la sala de control tampoco alertaron a la Unidad Militar de Emergencias como marcan documentos internos
En la peor tarde de nuestras vidas, hubo miles de habitaciones donde la gente lo pasó mal. Pero hubo una, en Valencia, lejos de la ... tragedia, donde se vivieron instantes de pánico. Se trata de una habitación con tres pantallas en las que aparecen distintos mapas y gráficas, donde se iluminan y apagan luces continuamente. Hay varias mesas con ordenadores. Es el cerebro de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), la sala de control del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH). Y lo pasaron mal porque se cometieron errores, motivados por la falta de personal y por la preocupación que había por Forata. De hecho, según ha podido saber este diario, se incumplió el protocolo de funcionamiento de la CHJ en caso de crecidas o avenidas porque no se avisó a la Unidad Militar de Emergencias (UME) y porque las alertas de crecida se enviaron todas juntas y no de forma escalada, como marca el protocolo.
Vamos por partes. El protocolo marca determinados niveles, tal como indica el Plan Estatal contra Inundaciones, de caudal que si se superan obligan a alertar a las autoridades de Protección Civil y autonómicas, incluso a la UME. Es la CHJ la encargada de ello. En el barranco del Poyo, estos niveles son 30 metros cúbicos por segundo, 70 metros cúbicos por segundo y 150 metros cúbicos por segundo. En caso de superarlos, hay que enviar un correo que indique nivel, tendencia y previsiones. Ninguno de los correos electrónicos remitidos a Emergencia ese día marca esa previsión. Pero es que además, aun cuando el protocolo marca que hay que mandar tres avisos individuales por cada uno de los niveles, se enviaron juntos.
A las 12.07 horas, se envía un correo a Emergencias que reza: «1º, 2º y 3º aviso de caudal en Rambla del Poyo». El nivel ha superado los 150 metros cúbicos por segundo: a esa hora va a 264. En realidad va a 248, pero el dato que se informa es el de las 11.40, dado que se tardan unos 20 minutos en validar los datos. Bien, todo correcto. Pero la CHJ no hizo lo que marca su protocolo. Según el documento, estos avisos son individuales: el primero al superar el primer umbral, el segundo al superar el segundo y el tercero al superar el tercero. Debería, por tanto, haber enviado al menos uno más: a las 11.25 horas se superan los 30 metros cúbicos por segundo (primer umbral) y cinco minutos después, los 70 (segundo umbral) con unos sorprendentes 208 metros cúbicos por segundo. Mientras los técnicos validan alguno de estos tres datos, detectan que la crecida es muy rápida, dado que en diez minutos pasa de 27 a 208 y mandan los tres avisos juntos. Podría comprenderse.
Pero por la tarde, el error es evidente. A las 18.43 horas, se envía el ya famoso correo de crecida del barranco (1.686 metros cúbicos por segundo), que tiene exactamente el mismo encabezado: «1º, 2º y 3º aviso». Así las cosas, a las 16.13 horas se envía un aviso de que el caudal baja de 30 metros cúbicos por segundo. Pero es que dos minutos después, a las 16.15, vuelve a superarlos: 33,4 metros cúbicos por segundo. Ahí debería haberse enviado el primer aviso. El siguiente debería haberse enviado con el dato de las 17 horas, que es la primera vez que por la tarde se superan los 70 metros cúbicos por segundo: 71,6. El tercer correo debería haberse enviado al leer el dato de las 17.35 horas, cuando el agua ya marca 151 metros cúbicos por segundo. La crecida es imparable desde las 16.15 horas, pero la CHJ no envía más que un único correo con el primer, segundo y tercer aviso a las 18.43 horas, que es cuando valida el dato de las 18.25 horas. A esa hora, en realidad, el medidor de Riba-roja marca casi 1.900 metros cúbicos por segundo. Será arrasado por la fuerza del agua cinco minutos más tarde: el último dato que marca es 2.282 metros cúbicos por segundo.
Estos correos se enviaron a distintas autoridades. Según el informe remitido a la jueza de Catarroja, los correos se envían al Centro de Coordinación de Emergencias 112 de la Comunitat Valenciana y a la Delegación de Gobierno de la Comunitat Valenciana. Pero es que según el protocolo interno del SAIH, según ha podido saber este diario, estos mensajes también deberían haberse enviado a la Unidad Militar de Emergencias, porque en caso de que se supere el tercer umbral, se considera que la avenida puede tener efectos negativos en las personas. No se hizo. En este documento remitido a la jueza, por cierto, la propia CHJ reconoce que el «incremento súbito de caudal» fue a partir de las 17.40 horas, cuando pasó de 280 a 493 metros cúbicos por segundo. El correo no se envió hasta una hora después.
En realidad, la subida es constante desde una hora y media antes, auqnue cierto es que más comedida. 71 metros a las 17 horas, 81 a las 17.05, 95 a las 17.10, 111 a las 17.15, 129 a las 17.20... Una crecida, de todas formas, evidente. Estos datos, conviene recordarlos, estaban al alcance de Emergencias, que podía visualizarlos en la aplicación SAIHWin que permite verlos fuera de la CHJ. Ni en l'Eliana ni en Valencia los vieron. El motivo es que estaban centrados en Forata, porque la mayor preocupación era si la presa iba o no aguantar. Lo hizo, aunque con problemas debido a una patología constructiva en la margen derecha de la presa, y no hubo que lamentar una tragedia que habría terminado con varios miles de fallecidos cuando el agua acumulada en Forata se hubiera abalanzado sobre la Ribera. Pero a cambio de eso, todos desatendieron un monstruo, el del Poyo, que cuando se quisieron dar cuenta era una lengua de barro y cañas que se abatió sobre la comarca más poblada de la provincia de Valencia.
Un mural cubrió la escala del barranco del Poyo en Paiporta en 2022
Un mural de Alejandra de la Torre elaborado en una pilastra del Pont Vell de Paiporta cubrió en 2022 la escala que permitía conocer el nivel del agua en la rambla. Fue el ganador del Certamen de Arte Urbano Encarna Jiménez. El mural, que ocupa varias pilastras del puente, refleja a mujeres destacadas: Gracia Nasi, filántropa portugesa del Renacimiento que salvó a judíos escondiéndolos en sus barcos de especias; Ángela Ruiz, maestra e inventora que en 1949 creó el libro electrónico; y Melanie Perkins, fundadora del programa Canva. Es precisamente la imagen de la profesora la que cubre la mitad de la escala. Este era el método que se usaba antiguamente para saber cómo iban los barrancos. El Gobierno Civil, y las confederaciones más tarde, disponían de personas que vivían cerca de las ramblas y que en caso de lluvias, acudían a ver cuánta agua llevaba el barranco. Con las escalas podían saber cuánto y cómo de rápido subía el agua. El sistema quedó apartado cuando en los 80 se creó el SAIH, que fue pionero y que permitía automatizar esta recogida de información. Sin embargo, en muchas localidades todavía se ven las escalas, como ocurre en Chiva. El borrado de parte de ella, o su cubrición, evidencia lo que los expertos en geografía y meteorología llevan diciendo desde el día posterior a la dana: que en la tierra de las avenidas habíamos olvidado lo que era una barrancada o una riada. El mural, por cierto, ha sobrevivido al agua y se encuentra en buenas condiciones. La imagen cubre exactamente la mitad de la escala porque llega a mitad altura de la pilastra.
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