Bioparc trabaja en un proyecto para reintroducir la lechuza en el área periurbana de Valencia
El parque recibe cinco parejas desde el centro Tierra Rapaz
Félix Bogotá
Valencia
Viernes, 19 de septiembre 2025, 12:57
Bioparc Valencia ha recibido a cinco parejas de lechuza común (Tyto alba), dando comienzo a un proyecto para recuperar este ave que en los últimos años ha experimentado un notable retroceso poblacional. De hecho en 2022 fue incluida como «vulnerable» a la extinción en el Catálogo Valenciano de Especies de Fauna Amenazada.
El personal de Bioparc se desplazó al centro riojano de Tierra Rapaz, que ha prestado su total colaboración para que los diez ejemplares de lechuza pudieran trasladarse a Valencia. Ambos equipos profesionales han podido intercambiar conocimiento y facilitar el proceso de adaptación.
Durante, estos primeros días las aves están aclimatándose de forma muy adecuada, con el seguimiento del personal encargado de su cuidado que ha dispuesto varios núcleos de cría en condiciones óptimas y controladas para garantizar su bienestar y favorecer la llegada de los polluelos.
La finalidad es reintroducir la lechuza en la zona periurbana de Valencia como parte de las acciones previstas en el convenio establecido con la conselleria de Medio ambiente, Infraestructuras y Territorio de la Generalitat Valenciana para reforzar la fauna autóctona.
La otra parte esencial en la protección y recuperación del medio ambiente es la divulgación y concienciación de la sociedad y para ello la Fundación Bioparc cuenta con los parques de Fuengirola, Valencia y el acuario de Gijón como referentes del concepto de «ocio con causa» y verdaderas plataformas para conectar con la naturaleza.
El característico disco facial blanco con forma de corazón caracteriza a esta rapaz nocturna con cualidades extraordinarias, como la vista, el oído o la particular estructura de su plumaje con el que consigue un vuelo silencioso. Una lechuza adulta consume unos mil roedores al año. Una pareja reproductora criando activamente a sus pollos llega a eliminar anualmente más de 3.000 roedores. El valor ecológico de las lechuzas es, por lo tanto, inmenso y el mejor raticida natural. Su presencia es un indicador de la calidad ambiental, al ser muy sensible a los pesticidas, la contaminación y la pérdida de hábitat.