Las altas temperaturas se adueñan de la Comunitat

La temperatura media anual en la Comunitat Valenciana mantiene una tendencia al alza que se intensifica a partir de la década de los 80 del siglo pasado. Especialmente calurosos han sido los cuatro últimos años de la serie (2014, 2015, 2016 y 2017), con una desviación sobre el promedio superior a un grado centígrado, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

Es una de las consecuencias más inmediatas del cambio climático, un proceso del que «no se escapa nadie», en opinión de José Antonio Sobrino, catedrático de Física de la Terra de la Universitat de València. El efecto invernadero continúa pasando factura. Lejos de atenuarse continúa agrandándose gracias al aumento de la contaminación, especialmente del dióxido de carbono. La Curva de Keeling, una gráfica que mide la concentración de este gas en la atmósfera, indica que se supera ya la cifra de 400 partes por millón.

Sobrino explicó que el avance de la aridez continúa como muestran los mapas de aridez de la Península Ibérica. «El aumento de las temperaturas en las latitudes medias está favoreciendo el proceso de desertificación», recalcó. El científico puso como ejemplo el caso de Alemania, donde gracias al incremento de los termómetros se pueden cultivar productos que hasta hace unos años eran impensables en estas tierras.

La evolución que está experimentando la Comunitat avanza en esta dirección y revela también un incremento de las temperaturas medias. En 18 de los últimos 25 años (1993-2017) los termómetros se han mantenido por encima del promedio de referencia (1981-2010), según los registros de Aemet.

La tendencia, aunque en dientes de sierra, es a un alza progresiva de los termómetros desde 1993. La clasificación de Aemet muestra que cuatro años del periodo (todos los comprendidos entre 2014 y 2017) han sido «extremadamente calurosos». El registro máximo en este periodo se recogió en 2014, cuando la temperatura media se situó en los 16,3º, un grado por encima del promedio. Otros ocho han sido «muy cálidos».

La agencia de meteorología califica como «cálidos» cuatro años y como normales seis más. La categoría de «frío» se reserva para tres ejercicios y «muy frío» para otros tres. Los registros más bajos de esta serie se sitúan en 1993 cuando los termómetros se quedaron en los 14,4º, 0,9º por debajo del promedio del periodo.

Los expertos apuntan que otro de los efectos del cambio climático es la proliferación de los fenómenos extremos. Destacan, en este sentido, que la tendencia es que las estaciones intermedias (primavera y otoño) tiendan a reducirse. Según los datos de Aemet, la media de las temperaturas en primavera se mantuvo por encima del periodo promedio (1981-2010), que fue de 13,5º, en dieciocho años de la serie. El registro máximo se dio en 2006 con 15,1º.

Los valores registrados en los otoños siguen la misma tendencia al alza. La temperatura superó el promedio, que se sitúa en los 14,2º, en catorce ejercicios.

En cambio sólo en catorce veranos se superó la media del periodo, que se sitúa ligeramente por encima de los 23º. La temperatura media de los inviernos entre 1993 y 2017 está ligeramente por encima de los 8,5º, pero durante catorce años los registros fueron más elevados.

Según los datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), el mes de abril de 2018 ha sido el tercero más cálido desde 1880 al alcanzar los 14,5º, 0,93 por encima del promedio.

Pero más grave aún fue que ya son cuatrocientos meses consecutivos, o 33 años ininterrumpidos, en los que la temperatura global del planeta se sitúa sobre la media del siglo XX, según esta agencia del gobierno norteamericano. Los datos de la NOAA también revelan que entre los meses de enero y abril se contabilizaron 0,76º sobre la media del siglo XX.