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Las consecuencias de la dana siguen a debate más de medio año después de la fatídica riada que arrasó la provincia de Valencia. En ... esta ocasión, el experto de la Fundación Instituto de Agricultura Ecológica y Sostenible (FIES), José Moratal, ha explicado que el exceso de herbicidas en los campos situados en las partes altas de los barrancos provocó un mayor grado de devastación aguas abajo. Moratal ha expuesto que la falta de porosidad y, por ende, de absorción agravó la catástrofe.
«Un suelo que tenía que ser fértil y por el uso de herbicida ha sido arrastrado, se ha convertido en una máquina de hacer daño a los pueblos de más abajo», ha asegurado este experto en una jornada de la Universitat de València (UV) sobre el reto de la adaptación al cambio climático desde el punto de vista de la sostenibilidad agraria y forestal celebrada en la Facultad de Ciencias Biológicas.
Moratal ha mostrado una fotografía de un campo de naranjos en el que se apreciaban las cárcavas realizadas por la corriente torrencial de la riada con la que ha querido demostrar los efectos de que ha tenido el uso abusivo de herbicidas en los campos situados en el inicio de las cuencas. Además, algunas de estas zonas fueron azotadas por incendios.
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«Vamos hacia un descenso de las lluvias durante muchos meses del año y con unas precipitaciones torrenciales que lo que hacen es erosionar el suelo y llevárselo entero», ha señalado Moratal que también ha aseverado que si se hubieran aplicado los conocimientos científicos en materia agraria y forestal «las inundaciones en los pueblos de l'Horta Sud hubieran sido menores», ha rematado en referencia a los daños materiales y las víctimas.
Para más inri, además del efecto destructivo provocado por la riada, el experto del FIES ha puesto el foco en el no aprovechamiento de las grandes cantidades de agua llovida el 29-O. «Podíamos tener los acuíferos recargados y tener agua para cuando tenga tenemos las épocas de sequía», ha lamentado.
Con tal de revertir el riesgo de la desertización, Moratal ha comentado que se debe apostar por una política forestal y agraria sostenible en la que se priorice el suelo. Por ello, ha resaltado la importancia de educar a todo el mundo desde los responsables políticos hasta los ciudadanos en la gestión del suelo y el territorio. «El suelo es muy importante, siempre en el cambio climático estamos pensando en las emisiones de gases, estamos pensando en el CO2, pero el suelo puede mitigar y adaptarnos al cambio climático», ha especificado este experto resaltando el papel del firme como «gran retenedor de agua». «Si hay verde y más agua habrá más vida y un territorio realmente será resiliente y no un desierto», ha sentenciado.
Desde la Asociación de Municipios Forestales de la Comunitat Valenciana han desvelado en el foro que la Conselleria de Medio Ambiente iba a crear una nueva ley forestal de la región. Fuentes del departamento dirigido por Martínez Mus han asegurado que el cambio normativo busca actualizar el actual texto legal que data de 1993. Dicha ley ha sufrido hasta 15 modificaciones en sus más de tres décadas de vigencia por lo que se ha optado por rehacerla en su totalidad. De hecho, el anteproyecto ya se encuentra en fase de exposición pública.
Según Medio Ambiente, la modificación puntual y reiterada del articulado ha provocado «que se desvirtúe el sentido y la coherencia del texto normativo siendo necesaria una integración de las modificaciones y las nuevas adaptaciones en un nuevo texto que aporte mayor seguridad jurídica a la aplicación de la legislación forestal».
Bajo este pretexto, «resulta necesaria la derogación de la norma anterior y la aprobación de una nueva Ley Forestal» puesto que permitiría adaptar el régimen legal de los montes valencianos tanto a la legislación básica y normativa comunitaria actual como a las necesidades y a los retos del cambio climático, teniendo como base la gestión sostenible y la prevención de incendios.
El profesor de Ecología de la UV, especialista en hidrología y estudioso durante casi cuatro décadas de la Albufera, Juan Soria, ha apostado por estudios de evaluación de riesgos ambientales, una ordenación territorial «coherente» y la gestión, conservación y restauración de los suelos y las aguas como medidas para combatir la despoblación y la desertización.
Durante su intervención, Soria también ha recordado que el arrastre de sedimentos de la riada del 29-O dejó hasta ocho centímetros de cieno en las partes más profundas del lago. Soria ha comparado el depósito dejado por el desastre del otoño pasado con los dos o tres milímetros que suelen quedar en el fondo de las desembocaduras de los ríos por la acción de la corriente. «En las otras riadas anteriores esto no se ha visto nunca», ha mencionado el académico.
Cabe recordar que Soria es uno de los investigadores del grupo de Limnología del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la UV que realizó el estudio sobre las consecuencias de la dana en el que una de las principales conclusiones fue que la Albufera recibió la misma cantidad de sedimentos en apenas unas horas que las que suelen llegar en 30 años.
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