Urgente Aemet confirma su previsión para el puente de diciembre en la Comunitat

El temporal provoca unas pérdidas de 200 millones de euros en la Comunitat

Cítricos y la uva aledo, la típica de Nochevieja, han sido los cultivos más afectados con daños de hasta el 80% de la cosecha en el caso de las mandarinas más tardías

José Vicente Pérez Pardo

Sábado, 24 de diciembre 2016, 01:22

La Conselleria de Agricultura cifra inicialmente en 209 millones de euros las pérdidas en el campo por las fuertes lluvias caídas desde finales de noviembre hasta el 20 de diciembre, en su mayoría, el 80% en cultivos. Estas valoraciones son todavía provisionales y podrían ir a más las próximas semanas, puesto que muchos campos están todavía anegados y los peritos no han podido entrar a comprobar los daños en frutos en rama y árboles.

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El temor de los técnicos del sindicato agrario Asaja-Jóvenes Agricultores es que la acumulación de agua dañe los propios árboles y haya que arrancarlos, por lo que el balance pueden ser bastante más negativo.

La responsable del área, Elena Cebrián, mantuvo ayer una primera reunión con representantes de organizaciones agrarias para evaluar los daños en los cultivos causados por las fuertes lluvias. El Consell ya ha lanzado una primera línea de ayudas para paliar estos perjuicios, puesto que cerca del 80% de estas cosechas no tenían seguro, indicaron fuentes de la Generalitat Valenciana.

El cultivo más afectado a nivel general ha sido los cítricos, ya que las lluvias han dañado más de 368.000 toneladas de fruta, un 9% de la previsión de cosecha, lo que supone unas pérdidas de 117 millones de euros, sobre todo en la fruta de la primera parte de la campaña de cítrico que estaba pendiente de recolectar, sobre todo mandarinas.

En la Vega Baja se ha perdido el 80% de la cosecha en las variedades más tardías a causa de la gota fría, lo que unido a que las producciones de extra tempranas y de media estación se han quedado en los árboles pronostica una campaña «desastrosa», indica la organización agraria.

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En cuanto a las naranjas, también se prevé un descenso de producción respecto a las estimaciones iniciales, lo que posiblemente incentivará el incremento de precios tanto para agricultores como para consumidores.

La uva también ha resultado especialmente dañada. Asaja calcula que se ha perdido una cuarta parte de la producción de uva del Vinalopó (un 23% concretamente) y que este año no superará los 75 millones de kilos, sobre todo la variedad aledo, la tradicional para Nochevieja, en plena campaña de recolección. El presidente de la organización, Eladio Aniorte, asegura que se ha producido un «destrozo enorme» porque no se ha podido realizar conservación en cámara y toda la fruta, aun a mediados de diciembre, estaba en el campo pendiente de recolección.

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Con esta situación, los episodios de precipitaciones provocarán una «el doble de coste» en la recolección, lo que «mermará la rentabilidad» de la cosecha en más de un 35% en campo y un 50% en gastos de almacén para la selección y envasado de la uva, con más personal para limpiar unos racimos bastante más pequeños.

El Consejo Regulador ya convocó con carácter de urgencia el pasado 12 de diciembre una mesa de crisis para abordar esta situación y se pidió a productores y distribuidores un «esfuerzo» para sacar adelante la cosecha. Al respecto, Cebrián también pidió ayer «la cooperación de todos los operadores económicos en la cadena de valor del sector citrícola para recuperar la normalidad y seguir abasteciendo los mercados tradicionales en las mejores condiciones de calidad».

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Además, de cultivos el temporal ha provocado pérdidas en infraestructuras agrarias e hidráulicas, caminos forestales, accesos, instalaciones y otras infraestructuras hidráulicas cuya valoración aún no ha finalizado. Al respecto, Asaja Jóvenes-Agricultores criticó ayer a la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) por la falta de mantenimiento de los cauces, lo que ha podido agravar las inundaciones y daños en infraestructuras: «No asumen que tienen que limpiar el río», manifestó Aniorte sobre la cuestión.

También la consellera Cebrián llamó a reflexionar sobre el papel de las Confederaciones Hidrológicas tanto durante la emergencia como de las obras «fundamentales» de prevención de inundaciones que deben acometerse porque «hay un déficit de inversión» en la Comunitat.

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Aquí, Cebrián pidió colaboración a las diputaciones provinciales, sobre todo en ayudar a los municipios más pequeños en hacer los peritajes de los daños. Reclamó que «todas las administraciones vayan de la mano» para hacer frente a las consecuencias de un temporal que ha sido «muy perjudicial».

Sin embargo, a pesar del panorama desolador en algunas partes de la provincia, las lluvias también han tenido sus efectos positivos. Ha mejorado la calidad del agua, «que se encontraba con alta salinidad en zonas de Alicante y Valencia» según la Conselleria de Agricultura, y ha proporcionado mayor humedad en capas superficiales y profundas del suelo.

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Bueno para los secanos

Los cultivos de secano como almendra u oliva también se pueden ver beneficiados para la próxima temporada, puesto que la gran cantidad de agua caída el último mes ha limpiado árboles y reparado muchos daños producto de los últimos tres años de sequía que ha sufrido la provincia.

Asaja considera que el agua recogida equivale a tres meses de riego, lo que de alguna manera puede compensar la merma de producción y los gastos de los agricultores. Los más de 400 litros por metro cuadrado caída en algunas zonas de Alicante como Beniarrés y las comarcas de El Comtat y L'Alcoià se han rellenado embalses y recargado acuíferos.

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Lamenta, sin embargo, que la falta de infraestructuras hidráulicas ha hecho perder mucha agua: «Si pudiésemos almacenar todo el agua que ha caído durante estos días, tendríamos este recurso garantizado para tres o cuatro años, tanto para riego como para consumo doméstico», se quejaba el presidente de Asaja en Alicante, Eladio Aniorte. Esta organización reclama la creación de un programa de infraestructuras hidráulicas capaz de recoger el agua acumulada en línea de costa y no solo en cabecera.

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