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Los excesos de algunos jóvenes de Benidorm en dos imágenes pixeladas por lo explícito de sus actos

El desmadre toma Benidorm

Denuncian que no se cumplen los horarios de cierre, que hay molestias por música alta y griterío de madrugada en el casco antiguo

J. A. MARRAHÍ

Viernes, 1 de agosto 2014, 23:40

Finales de junio. Benidorm. Plena luz del día. Terraza de un pub de la playa de Levante situada muy cerca de una zona infantil y del paseo. Un grupo de jóvenes ríe a carcajadas junto a una mesa atiborrada de cervezas mientras uno de ellos se baja el bañador y otro aproxima su rostro a las partes íntimas al descubierto. A las pocas semanas, la cámara de un móvil sorprende a una pareja practicando sexo en la calle junto a un club. El capó de un coche hace las veces de improvisado lecho.

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Escenas como estas y años de lucha infructuosa contra el ruido excesivo de los pubes en algunas zonas de la localidad costera han llevado a los vecinos de Benidorm a pedir auxilio a la Conselleria de Gobernación. El miércoles, representantes de la Plataforma de Afectados por el Ruido se reunieron con la secretaria autonómica de Gobernación, Asunción Quinzá, la directora territorial de la conselleria y el inspector jefe de la Policía de la Generalitat en Alicante en busca de soluciones para el problema.

El encuentro se produce después de «años de quejas y denuncias individuales a través del consejo municipal», como explicó la portavoz de la agrupación. Estas súplicas pidiendo al Ayuntamiento que tome cartas en el asunto y ponga fin a los excesos «sólo se han saldado con buenas palabras, pero no con hechos», de ahí que los afectados hayan optado por acudir a instancias autonómicas.

«Benidorm es una ciudad única, segura y bien cuidada, pero no queremos que acabe como otros lugares de España por culpa del incumplimiento de las normas más básicas de convivencia», destacó la portavoz de la plataforma, que integra la voz de un millar de vecinos hartos de los excesos. «Para nada queremos ir contra el turismo. Casi todos los miembros de la plataforma vivimos precisamente del sector. El problema es el turista que se propasa, el empresario de ocio que no cumple las normas y las autoridades que no hacen nada por remediarlo», expuso Fuster.

El problema del ruido se circunscribe a algunos locales situados en primera línea de la playa de Levante, el casco antiguo del municipio y la zona de pubes británicos de Racó de lOix. En la parte vieja de la localidad, describen los afectados, la ley antitabaco ha hecho que muchos asistentes a los locales se concentren en la entrada de los garitos mientras empuñan copa y cigarrillo rodeados de amigos. «El número de personas que charlan, ríen o discuten en voz alta en plena calle ha ido en aumento, en deterioro del descanso de los vecinos que residen en esta zona de Benidorm», aseguran los miembros de la plataforma.

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Según Fuster, el horario de apertura de los locales de ocio en este punto del municipio está limitado hasta las 3.30 horas, «pero no todos cumplen con las ordenanzas». En otros casos, el local cierra, pero la gente, en lugar de dispersarse, continúa bebiendo en la calle. «La fiesta y el griterío» continúa adueñándose de la calle «hasta casi las seis de la mañana». Y por último, existe otro grupo de establecimientos que carecen de sistemas adecuados de insonorización.

Pero es en la playa de Levante y en la zona de los pubes británicos de Racó de lOix donde el ruido de la música alcanza «niveles ensordecedores». «Conocemos casos de vecinos que no pueden estar en sus casas porque, literalmente, vibra», describe la portavoz. Cualquier sistema de ventanales o aislamiento «es absolutamente inútil» ante la música alta que procede de los locales de la playa. Y cita un ejemplo: «el volumen es de tal magnitud que hasta en un piso 13 es complicado conciliar el sueño».

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Turismo irrespetuoso

Los vecinos afectados se mostraron «muy satisfechos» tras el encuentro con los representantes de Gobernación. «Nos han dicho que estudiarán posibles soluciones, como por ejemplo aumentar las inspecciones a lo largo de este mes de gran afluencia de gente en las zonas de ocio», explicaron los miembros de la entidad.

Insistieron en que las quejas de los vecinos son «completamente constructivas». «No pretendemos cerrar Benidorm en verano. Somos muy flexibles, pero lo que no puede ser es que un turismo irrespetuoso amenace el derecho de descanso de los residentes y de otros turistas».

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Según denuncian, el problema va más allá del mes de agosto. «El turista de excesos suele aprovechar ofertas de estancias cortas que comienzan de mayo a junio y siguen en septiembre. Mayoritariamente es gente británica muy joven que bebe mucho, protagoniza actos de vandalismo, peleas o escenas impúdicas en plena calle».

En opinión de la plataforma, «si queremos que Benidorm siga siendo un referente para el turismo nacional e internacional hay que velar para que exista un equilibrio entre ocio, orden y derecho al descanso». En definitiva, «que si se ponen unas normas se cumplan para todos».

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