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Regantes y agricultores muestran su malestar ante la Confederación del Segura, ayer.
Los regantes irán a Madrid si en cinco días no reciben treinta hectómetros

Los regantes irán a Madrid si en cinco días no reciben treinta hectómetros

La Mesa del Agua rechaza el aval de 17 millones que le pide la CHS por la cesión de caudales y exige que se abran pozos de sequía

JORGE GARCÍA BADÍA

Sábado, 25 de junio 2016, 00:41

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El campo alicantino y murciano ya tiene a su 'William Wallace' para la contienda del agua: Vicente Carrión. Si Mel Gibson, en 'Braveheart', le preguntaba a su ejercito de escoceses '¿Qué haríais sin libertad?', el secretario general de Coag en Cartagena, al grito de «¡dignidad!», levantó ayer el ánimo a la 'tropa' agrícola hasta el punto de que trataron de tapiar la puerta de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS).

«Creo que lo estamos haciendo bien», ironizaba Carrión mientras colocaba los ladrillos y otro regante iba haciendo yeso en una cubeta. Siete agentes de la Policía Nacional y tres efectivos de seguridad privada tuvieron que hacer un cordón humano delante de la entrada del órgano de cuenca para impedir la tapia. La reacción policial fue recriminada por los manifestantes al grito de «¡fuera!». Mientras otros pedían acciones más drásticas: «¡Hay que tomar la Confederación!».

La tensión se disparó entre los regantes y agricultores que abarrotaban la plaza Fontes y la calle Azuqueca, algunos agentes acabaron pringados de yeso y lo poco que se había levantado de la tapia terminó por el suelo.

Mientras la Policía Nacional templaba los ánimos en la calle, dentro de la sede del organismo de cuenca se reunían los representantes de las doce organizaciones de la Mesa del Agua del Segura con el presidente de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), Miguel Ángel Ródenas. La reunión se prolongó poco más de treinta minutos y tuvo banda sonora de fondo. Un 'speaker' preguntaba una y otra vez a los manifestantes «¿Qué es lo que queremos?», y la respuesta era atronadora: «¡Agua!». También les interpelaba por los plazos: «¿Cuándo la queremos?». La contestación era obvia: «¡Ya!».

Al término de la reunión, el presidente del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura (Scrats), José Manuel Claver, salió a la plaza para dar a conocer el resultado de la reunión y leer un manifiesto de la Mesa del Agua. Aprovechó el montón de ladrillos para subirse, micrófono en mano, pero nada más explicar que «no hay solución inmediata», le cayó una avalancha de abucheos, improperios irreproducibles y reproches de los asistentes. «¡No vale tu palabra!».

Pese a todo, Claver prosiguió con la lectura del manifiesto con un claro mensaje a la ministra en funciones de Agricultura, Agua y Medio Ambiente, la popular Isabel García Tejerina. «Necesitamos agua ya y no la miseria que nos ofrecen a precio de agua mineral. Si seguimos así tendremos sequía y ruina económica».

El presidente de Scrats justificó las necesidades hídricas del sector, entre 80 y 100 hectómetros hasta octubre, recordando que el sureste produce el 42% de las frutas y hortalizas que exporta toda España, y que Murcia, Alicante y Almería exportaron 5.050 millones de euros durante el pasado año. Además, la Región está sufriendo el quinto año hidrológico más seco desde 1941 y solo en el Campo de Cartagena están en peligro 13.000 hectáreas de arbolado y cultivos de melón y pimiento de invernadero, que están en plena campaña.

'Chaparrón' al alcalde

Una de las consignas de la protesta era despolitizarla y en las pancartas solo había mensajes sobre las necesidades de agricultura y regantes. 'Necesito agua. Sin agua me muero'. Pero entre los manifestantes se coló el alcalde de Benferri, el socialista Luis Vicente Mateo, que incluso interrumpió a Claver, lo que le acarreó un 'chaparrón' de gritos. «¡Políticos no, agua sí!».

El presidente del sindicato central advirtió de que «si el miércoles no disponemos de recursos, vamos a volver a Madrid y lo haremos de otra manera». La Mesa del Agua le ha dado al Ministerio un plazo de cinco días para que se pronuncie sobre sus reivindicaciones hídricas.

El presidente de Coag, Miguel Padilla, detalló que consisten en la apertura de los pozos de sequía del sinclinal de Calasparra y Hellín (Albacete), mediante decreto-ley. También rechazan de plano el aval de 17 millones de euros que la CHS les exige por 30 hectómetros cúbicos de los embalses del Segura. «Hemos pedido los 30 hectómetros sin avales, agua por agua», resumió Padilla. «La fórmula que les proponemos es recibir ese agua y de las aportaciones posteriores que la cuenca cede al trasvase, ese adelanto se iría detrayendo de la cantidad adelantada».

Por último, exigen resolver de forma definitiva los expedientes que hagan posible la cesión de caudales de la Cuenca del Segura a los regantes del trasvase, en los términos acordados en el mes de febrero en sede ministerial. Si en cinco días no hay respuesta, los regantes y agricultores se volverán a manifestar ante la CHS, el lunes 4 de julio, y posteriormente lo harán en Madrid.

«Comenzamos una lucha», subrayó Padilla. Más allá de la guerra de cifras, los convocantes aseguraron que habían reunido 3.000 personas y la Policía Nacional rebajó esa cifra a poco más de 600, lo cierto es que la protesta le estalló al Partido Popular 24 horas antes de la jornada de reflexión electoral.

El presidente de la patronal Croem, José María Albarracín, calificó la protesta como «un golpe en la mesa» y puso deberes al próximo Gobierno central exigiéndole un gran pacto por el agua. «Esta demanda está encima de la mesa y se ha decidido no parar hasta conseguirla». Por su parte, el presidente de Proexport, Juan Marín Bravo, remachó que «no pedimos más que el agua de sobra y lo hacemos para mantener más de 100.000 puestos de trabajo que sustenta nuestra agricultura».

Vicente Carrión puso la puntilla a la protesta cogiendo el micrófono para dejar constancia de que no permitirán a la CHS que siga tapando tuberías en Cartagena por las que verter la salmuera del agua desalada y solicitar a los presentes que si ven a algún técnico informen de ello a Coag. «No podemos consentir que nos hagan esa tropelía». Carrión acabó su 'speech' arengando a los asistentes a protestar el 4 de julio: «¡En la próxima, aquí no falta ni Dios!».

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