Solo 3.500 jóvenes de la provincia pueden marcharse del hogar familiar el último año
Las condiciones laborales de la juventud siguen caracterizadas por una alta precariedad, temporalidad y sobrecualificación
Esther Brotons
Lunes, 7 de septiembre 2015, 01:09
El futuro de los jóvenes no se esclarece. Las posibilidades de abandonar el hogar familiar son mínimas y apenas 3.500 alicantinos menores de 30 años se sumaron en 2014 al colectivo de los emancipados. El número de jóvenes que han decidido o que más bien se han atrevido a marcharse del 'nido' de los padres es mínimo, aunque también es cierto que supone una ligera subida si se compara con el año anterior. Los sindicatos niegan cualquier mejoría.
La tarea de independizarse sigue siendo prácticamente imposible. Los informes del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud también lo confirman. En el último trimestre de 2014, un total de 160.617 personas menores de 30 años de la Comunitat estaban independizadas, esto supone 10.400 más que en 2013. Aproximadamente unos 3.500 son jóvenes de la provincia. Ahora bien, en el colectivo de 30 a 34 años ha habido un nuevo descenso del 5,44%, lo que significa que muchos han tenido que volver a la casa familiar.
La posibilidad de adquirir una vivienda o alquiler en solitario es inviable para los alicantinos. El informe muestra que en el caso de los hogares que están integrados por menores de 30 años sí que podrían hacer frente al coste de una casa en propiedad, pero solo en las provincias de Valencia y Castellón. En Alicante no ha mejorado el acceso.
Sin opciones
¿Cómo está el mercado de trabajo? Absolutamente precarizado. Esta es la respuesta que dan los sindicatos. La temporalidad, la subocupación y la sobrecualificación siguen caracterizando las condiciones laborales de la juventud.
Actualmente, el 22,9% de la población de 16 a 29 años de la Comunitat reside en un hogar independiente al de origen. Para Yaissel Sánchez, secretaria de Acción Sindical, Empleo y Formación del sindicato UGT-PV en L'Alacantí-Les Marines, estos 3.500 jóvenes que se han emancipado podrían formar parte de la emigración que se está registrando desde la crisis y que no hay forma de frenarla ante la ausencia de medidas por parte del Gobierno.
«Se ven en la necesidad de ir a un país extranjero o a otra autonomía para encontrar una salida digna», recuerda Sánchez, quien puntualiza que la marcha a países como Inglaterra o Alemania no garantizan que consigan un empleo que esté acorde a la titulación. Sin embargo, algunos jóvenes cogen sus maletas para formarse en idiomas mientras buscan un puesto de trabajo en oficios como camarero.
Marisa, una alicantina de 33 años, estuvo a punto de emigrar, pero no se atrevió. Profesora de Primaria, sigue viviendo en casa de sus padres. Está a la espera de que lo que ocurra este curso escolar, que el jueves comienza, y que pueda hacer alguna sustitución. «Si solo voy a trabajar unos meses, ¿cómo voy a seguir pagándome el alquiler? Estos últimos años han sido nefastos, sin prácticamente trabajar, y las oposiciones que han salido han sido ridículas», explica. No tiene muchas esperanzas de que su situación pueda cambiar este año.
Un informe sobre la situación del mercado laboral en las personas jóvenes en la provincia realizado por UGT advierte de una «precariedad alarmante». La tasa de paro en el grupo de 16 a 24 años alcanzaba el 55% en el segundo trimestre de 2015 y un 23% entre los 25 a 34 años. Y la tasa de temporalidad «continúa en niveles extremadamente elevados» pese a su descenso respecto al año anterior (un 66% en el tramo de 16 a 24 años).
Con estas cifras, la secretaria de Acción Sindical de UGT insiste en que la juventud no percibe una mejoría en la economía y para que puedan emanciparse necesitan un trabajo «digno, continuado, buen remunerado y acceso a una vivienda». La única vía para que mejore el mercado laboral es una «reactivación económica sostenible y duradera, junto con un plan de inversiones dirigida al empleo».
Por su parte, la secretaria general de CC OO en L'Alacantí-Les Marines, Consuelo Navarro, urge a un cambio de modelo que ponga freno a la «expulsión» de capital humano y cualificado. Un talento que «no se está aprovechando, hay una absoluta dejación, es un desvarío que estemos formando a nuestros jóvenes y tengan que emigrar a otros países». Para Navarro, ahora mismo las únicas opciones que tienen los licenciados es emigrar, seguir formándose (los que tengan medios para pagarse, por ejemplo, un máster) o aceptar empleos temporales, no acordes a su titulación y donde «les explotan».