¿Es un niño 'movido' o es que tiene TDAH? Aprende dónde está el umbral
No terminan la tarea, pierden cosas, no están sentados, no esperan el turno para hablar... y otras líneas rojas
En los años 60 los médicos le llamaban «reacciones hipercinéticas de la infancia». Aunque muchas familias simplemente asumieron que les había tocado un niño 'movido'... ... y ya está. El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) puso por fin nombre a un diagnóstico esquivo que lo sigue siendo. El neuropediatra Alberto Fernández Jaén reconoce que hay tanto un infradiagnóstico –«más de la mitad de niños y adolescentes no están diagnosticados»– como un «diagnóstico erróneo» en muchos casos. Sucede porque los síntomas que caracterizan al TDAH «no son específicos, sino que están presentes en trastornos emocionales u otros del neurodesarrollo como el autismo o el trastorno del lenguaje». Es más, «podemos tenerlos en menor medida cualquiera de nosotros, ya que la presencia de un síntoma en un grado infrecuente lo puede presentar hasta el 80% o el 90% de la población». De ahí que sea difícil de identificar. ¿Dónde está el umbral entre el niño 'movido' y el TDAH? Esa es la clave. «La presencia muy frecuente de todos los síntomas que caracterizan a este trastorno se encuentran en un 1% de la población». Estos son los casos claros, pero, ¿y el resto?
«El TDAH se caracteriza por un patrón persistente de inatención, hiperactividad e impulsividad», derribe Alberto Fernández, portavoz de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP). Y señala los comportamientos que delatan el trastorno. En lo que respecta a la cuestión de la atención, el profesional explica que los niños con TDAH «tienen dificultades para mantener la atención en tareas o juegos, no escuchan cuando se les habla directamente, no siguen instrucciones ni terminan las tareas escolares, evitan labores que requieren un esfuerzo mental sostenido, pierden objetos necesarios para sus actividades, se distraen fácilmente...».
Las cifras
5-7 %
de los escolares presentan TDAH, que es más frecuente en niños que en niñas.
7 años.
Antes de esa edad suelen manifestarse ya los primeros síntomas.
50 %
de los niños con TDAH tienen asociados problemas del lenguaje o del aprendizaje.
Sobre la hiperactividad y la impulsividad, las señales que deberían alarmar a las familias son «movimiento excesivo de manos o de pies, dificultad para permanecer sentado, correr o saltar en situaciones inapropiadas, dificultad para jugar tranquilamente, necesidad de estar 'siempre en marcha', hablar en exceso, contestar antes de terminar la pregunta, dificultad para esperar su turno e interrumpir conversaciones o juegos».
Cuando se trata de TDAH, estas conductas –o parte de ellas– interfieren en el rendimiento escolar, de ahí que la escuela sea un importante ámbito de detección. «El 60% o 70% tiene dificultades en el aprendizaje lectoescritor. La disgrafía (incapacidad de escribir correctamente) afecta a la mitad de los escolares con TDAH y entre un 20% y un 30% refiere mal desempeño en las matemáticas». En el apartado motor, entre el 33% y el 47% sufre trastorno de la coordinación y, a nivel emocional, «estos niños sufren problemas de autoestima y dificultades en las relaciones sociales».
De uno u otro modo, el trastorno debutará previsiblemente en la etapa de Primaria, «aunque algunas niñas no muestran sintomatología hasta la adolescencia».
Dudas más frecuentes sobre este trastorno
La Federación Española de Asociaciones de Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad (FEAADAH) incluye en su web un apartado de preguntas frecuentes. Estas son algunas de las que se hacen normalmente las familias.
¿El TDAH es hereditario?
«Tiene un componente genético importante que determina hasta el 70% del trastorno. Sin embargo, los factores biológicos no genéticos y ambientales juegan también un papel importante en su desarrollo y, sobre todo, en la forma de manifestarse. Aunque su presencia en algún miembro de la familia es un factor de riesgo para los descendientes, no todos los niños con TDAH tienen antecedentes familiares», señalan desde la asociación.
¿La hiperactividad se pasa con el tiempo?
«Más del 80% de los niños que presentan el trastorno continuarán padeciéndolo en la adolescencia y entre el 30% y el 65% lo presentarán también en la edad adulta».
¿El castigo es una solución para controlar el comportamiento?
«No, de hecho, se ha demostrado que el castigo sistemático es absolutamente ineficaz y perjudicial en la educación de los niños con TDAH. Estos menores tienen dificultades para retener y aplicar lo aprendido y esto no solo ocurre en el ámbito académico, sino en general. Al niño con TDAH le cuesta entender lo que se puede o no se puede hacer. Por ello, los castigos parecen ineficaces. Por otra parte, su propia inquietud es muchas veces confundida con una mala conducta, lo que lleva a castigarle en exceso sin motivos reales, creando un acostumbramiento al castigo».
¿El TDAH se cura?
«El niño con TDAH no puede dejar de serlo, dado que no se puede hacer que desaparezcan la causas de su trastorno (una alteración evolutiva que afecta a la maduración de algunas de sus funciones mentales y a su desarrollo). Sin embargo, es posible mitigar o eliminar las consecuencias negativas o síntomas que produce este trastorno».
¿Produce adicción el tratamiento farmacológico?
«No existe ninguna prueba en este sentido. De hecho, una vez ajustada la dosis eficaz, no hace falta aumentarla, salvo para adaptarla a los cambios del crecimiento (mayor talla y peso del niño). Su administración está relacionada con una menor probabilidad de desarrollar trastornos por abuso de drogas en la adolescencia».
¿Un adulto puede padecer TDAH?
«El TDAH no desaparece con la edad. Pero, como ha sido un trastorno poco conocido en otras épocas, existen muchos adultos que nunca han sido diagnosticados».
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