La vida después del abuso narcisista: diez fases que atraviesa la víctima antes de remontar
Entre ellas, un «duelo atípico», con culpa y vergüenza
Cuantas más parejas acumulamos a lo largo de nuestra vida, más riesgo corremos de encontrarnos con todo tipo de fauna. Ahora mismo es casi imposible ... no toparse en algún momento con una persona narcisista o con rasgos psicópatas que nos haga polvo el tiempo que estemos con ella... y también algo del que viene después: las heridas que dejan no se van de la noche a la mañana, tal y como coinciden en afirmar los expertos en abuso narcisista, un concepto del que no deja de hablarse de un tiempo a esta parte y que se basa en el control y en la manipulación emocional del otro.
El fenómeno –muy amplio, aunque nos centraremos en su variante de pareja– está siendo muy estudiado y documentado, pero lo que no se suele abordar es la recuperación de las víctimas. Sí conocemos los daños que sufren –baja autoestima, inseguridad, confusión, desconfianza y hasta estrés postraumátrico–, pero... ¿cómo es el 'después' de una relación tóxica de este tipo? ¿Se llega a superar? El psicólogo Omar Rueda, autor de 'Rodeados de narcisistas' (ed. RBA) y referente en nuestro país sobre este tema, avanza que «no se cura». «No es una enfermedad... Por eso los expertos no hablamos de cura, sino de rehabilitación en el trauma, porque habrá unas huellas que se quedarán». Entre ellas, la imposibilidad inicial de romper del todo con la persona narcisista –«el vínculo traumático es un pegamento»– y, posteriormente, la falta de confianza, en ellos y en relaciones amorosas posteriores.
–¿Qué les diría a las víctimas sobre su futuro emocional?
–Que no se puede desconfiar de todo el mundo. Para una nueva relación, cierta inocencia es necesaria, pero una inocencia cuidada y con límites sobre qué quieres tolerar y qué no.
–¿Y que aconsejaría a quienes se enamoran de alguien que ha padecido abuso narcisista?
–Que la persona que tiene delante debe pasar un duelo siempre. Y que va a sufrir, al menos hasta que se produzca la rehabilitación.
Estas son diez fases –cada cual tiene su versión personalizada, claro– del camino hacia la normalidad que deben transitar quienes se han visto enredados en una historia de abuso psicopático.
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1
Negación
«Es romper con la confusión», subraya Rueda. Para el experto se trata, quizá, de una de las fases clave. Es el momento en que aceptamos, por fin, que algo no funciona.
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2
Impacto y aceptación
Nos quedamos «en una especie de neblina mental».Estamos muy confundidos: vemos que ya hay cosas injustificables y esto nos causa una tremenda angustia..., pero esos periodos de contacto con la realidad se mezclan con otros de vuelta «a las tinieblas de la confusión».
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3
Ponerle nombre al abuso
«Esto nos permite romper el encantamiento», dice Rueda, que llama «el no amor» al supuesto vínculo de afecto que vende el psicópata.
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4
Desenganche y alejamiento
La víctima da el paso de dejar la relación, pero sufre un síndrome de abstinencia «que le impide actuar», porque el grado de dependencia que ha generado la persona narcisista «es comparable al que experimenta el adicto a una droga dura». «Su cerebro se encarga de que vuelva a lo malo conocido», indica el psicólogo. Pero, si se da el paso, hay que ponerse en 'modo contacto cero', que no es una fórmula mágica, pero al menos evita los intentos del psicópata de boicotear el proceso.
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5
El duelo traumático
«Reconocer que estamos atravesando un duelo en relación con la persona narcisista y la idealización que habíamos construido de ella es de suma importancia», destaca Rueda. Es un duelo atípico, porque la víctima se culpa de haber aguantado tanto y en su fuero interno hasta sueña con una disculpa... «Con un perfil así no esperes hacer un cierre», advierte el experto.
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6
Fuera culpabilidad
La culpa tóxica es una consecuencia del abuso. «No somos culpables de que abusen de nosotros», recalca el experto. Ni tampoco de no haber 'salvado' o haber cambiado con nuestro amor (todopoderoso) a la persona psicópata: «No va a cambiar, no le interesa hacerlo».
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7
Liberarse de la vergüenza tóxica
Es una etapa que hay que atravesar para dejar atrás el abuso y supone «una salida de la cueva». «Es cuando estás dispuesto a salir de tu zona de falsa seguridad a pesar del miedo», afirma. Porque el miedo define esta etapa.El apoyo de tus seres queridos es fundamental. Puedes pasar vergüenza, sí, pero dejarla ir nos permite reconectar con gente que dejamos atrás por el abuso, que tiene mucho de aislamiento.
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8
Reaprender a vivir
Mientras dura el duelo –«que dura lo que tiene que durar»–, la víctima empieza a tener momentos de claridad mental y tomar decisiones por sí misma: esto le permitirá «sostener las heridas». No se puede cambiar el pasado, pero sí resignificarlo y aceptar que serán normales la ira, la desconfianza y la tristeza durante un tiempo... hasta que todo pase.
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9
Reconectar con el cuerpo
«Tras el abuso, el cuerpo se convierte en un resorte a punto de saltar, asustado, hiperactivado, esperando el momento de saltar para zafarse del peligro», señala. Es necesario aprender a relajar el sistema nervioso (hay ejercicios para ello) y reconectar con nuestras sensaciones.
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10
Resignificar lo vivido
Es cuando entendemos que no estamos programados para complacer a los demás. Sentiremos mucho vacío y tendremos la tentación de volver atrás. Pero es un vacío fértil, tranquiliza Rueda, «una nada donde construir».
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