El canto de los grillos te chiva la temperatura que hace
Cuanto más calor hace, más rápido va su metabolismo y, por tanto, más frecuente es su soniquete
El canto de los grillos es una de las bandas sonoras que resuena en las noches de verano. Ese cricrí constante que acompaña nuestras veladas ... estivales no es solo un sonido de fondo. Aunque no lo creas, ese soniquete es, curiosamente, una forma natural de saber la temperatura que hace en la calle o en el campo. A finales del siglo XIX, el físico Amos Dolbear descubrió que la frecuencia del canto de los grillos varía según la temperatura ambiente.
Estos insectos son ectotermos, es decir, su temperatura corporal depende del entorno. Cuanto más calor hace, más rápido va su metabolismo y, por tanto, más frecuente es su canto. Cuando baja el mercurio del termómetro, el ritmo se reduce. Dolbear formuló una ecuación simple para estimar la temperatura en grados Celsius a partir de los chirridos por minuto:
(Cpm / 5) - 9 = T
Donde Cpm son los cantos por minuto y T es la temperatura en grados centígrados. Ahora bien, este método solo funciona entre los 15 y 35 grados, ya que fuera de ese rango los grillos no cantan o lo hacen de forma irregular. Además, no todos los grillos siguen este patrón: la especie, la edad, el entorno o el contexto (como el apareamiento) también influyen.
Aunque Dolbear no especificó qué especie usó, estudios posteriores apuntan al grillo del árbol de la nieve (Oecanthus fultoni) como el más probable. Aun así, su fórmula es útil para obtener una estimación aproximada y disfrutar, de paso, de un pequeño experimento natural durante una noche de verano. La próxima vez que estés al aire libre, escucha con atención. Los grillos no solo cantan: te están contando la temperatura.
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