322 millones para acabar el Nou Mestalla
El Valencia anuncia el préstamo de Goldman Sachs y crece el temor de no poder soportar la deuda global de casi 600 millones| El fondo ya aportó hace meses 121,3 millones y las dos nuevas partidas son: una de 237 millones a devolver en 28 años y otra de 85 a cinco años
Lo que unos ven como un gran paso hacia el futuro para que en julio de 2027 esté terminado el Nou Mestalla de una vez ... por todas, otros lo etiquetan poco menos que como un salto al vacío por la deuda global que existe en el horizonte (598 millones): los 322 de ahora de Goldman Sachs que van exclusivamente para el estadio; los 121,3 que ya había con el fondo; más los 120 de CVC (80 para el campo) y los 35 que hay pendiente todavía con Meriton. Lo que es evidente es que tras año y medio de arduas negociaciones de los ejecutivos valencianistas se ha cambiado radicalmente la escena financiera. Ya lo hizo Lim nada más llegar al club pasando la deuda con Bankia de corto a largo plazo y ahora se ha vuelto a dar otro patada a seguir a su carga crediticia pero con el objetivo de terminar el nuevo estadio. Se ha entregado de lleno a los brazos del fondo americano, al que también y por mediación de LaLiga han acudido en mucha menor medida clubes como Sevilla y Betis, además del Barça con la reforma de su estadio.
Goldman Sachs se ha convertido ya en el gran protector de la salud financiera valencianista. Esos 322 millones de euros que llegarán (había margen para estirarse hasta los 325) tienen la culpa de esta nueva inyección destinada a un estadio que va camino de pulverizar incluso las previsiones más temerosas en cuanto a coste total. Antes del parón de 2009 ya había invertidos unos 160 millones aproximadamente y Layhoon decía en julio de 2022: «El estadio va a costar 120 millones. Tenemos 80 de CVC y eso es una gran parte de la financiación. No es un problema financiar el resto».
El club anunció este jueves el acuerdo con Goldman Sachs. Lo hizo a primera hora de la tarde, después de que en el despacho de la notaria Ana Julia Roselló (se hizo de manera conjunta también en una notaría de Madrid) los apoderados del club y los responsables del fondo firmaran el acuerdo definitivo. Fue el último paso después de que hace algunas semanas se colocaran los bonos en el mercado americano y de que recientemente la Comisión Nacional del Mercado de Valores cumplimentara la tramitación. Hay dinero y ya no hay excusas para acabar el campo. Pero también Lim tiene ya vía libre para encontrar más fácilmente un comprador para sus acciones. Eso sí, la versión de su hijo y presidente, Kiat, apunta precisamente en el sentido contrario, cuando aprovechando el anuncio del acuerdo, habló de que se refuerza así «nuestro compromiso a largo plazo con Valencia». De momento Kiat nunca ha deslizado la más mínima posibilidad del adiós –otra cosa es que la gente se lo crea–, algo que sí que llegó a apuntar Layhoon.
Es evidente que el Valencia se quita de encima todas las deudas que mantenía con diversas entidades y las agrupa en torno a dos únicos pilares: Goldman Sachs con una presencia contundente (443,3) y CVC (120). Desde luego, esta operación de 322 es histórica en lo que al Valencia se refiere y también de una enjundia importante a nivel continental. «El Valencia tiene una solidez financiera potente», aseguraban fuentes del club tras el anuncio.
En esa reestructuracion de deuda corporativa que hubo hace unos meses, el Valencia ya se alivió en lo que a carga de intereses se refiere. Las cifras que se dieron es que se pasó de los casi 40 millones de euros anuales a unos 30/31. CVC, por ejemplo, se lleva entre un 8% y un 11% cada año (se firmó por 50 años) de los derechos de televisión.
Eso sí, desde otro punto de vista se apunta al temor por las consecuencias del debilitamiento patente del equipo. Todo, en cualquier caso, se fía a los ingresos que vaya a generar el estadio a partir de ese verano de 2027. «La capacidad del nuevo estadio de generar ingresos extraordinarios provenientes de las distintas opciones de ocio y restauración y de la celebración de eventos, hará que las posibilidades económicas de generar ingresos multipliquen las del actual Mestalla».
«El proyecto no deportivo más relevante de la historia del club», añadía el Valencia en el escrito que daba oficialidad a los términos de un acuerdo que quedó perfilado hace ya bastantes semanas. El Valencia insiste en su firme idea de que con el nuevo campo a pleno funcionamiento, todo será más fácil y los agobios económicos serán menores, «al haber sido concebida de forma similar a los estadios multifuncionales de primer nivel internacionalmente».
La venta de la parcela
Básicamente este empujón tiene dos partes. Una con vencimiento a 28 años vista (2053) por un importe de 237 millones de euros (los intereses varían en función de diferentes parámetros) y otra con la suscripción de un préstamo a 5 años por 85 millones de euros. Este último paquete viene ya con el final escrito: se reembolsará con los ingresos procedentes de la venta del terreno en el que se encuentra el antiguo estadio. Las cifras de la venta de la pastilla, más allá los 400 millones que aventuró Vicente Soriano, rondan los 115 millones.
El Valencia, no obstante, mantiene que ha logrado unas condiciones óptimas que no afectarán a la vertiente deportiva, consciente también por otra parte que desde diversos sectores se le van a echar encima. Cuatro argumentos esgrime el club en su comunicado: «1) Financiación eficiente, sin riesgo de refinanciación y a muy largo plazo, reduciendo la carga de la deuda de forma que el propio activo, con cargo a su rendimiento futuro, pueda atender cómodamente el servicio de la deuda pactado. 2) Financiación sin recurso sobre el club, de forma que el nuevo endeudamiento no comprometerá la estabilidad financiera, ni la autonomía en la gestión deportiva e institucional del Valencia. 3) Financiación con términos y condiciones muy ventajosos en cuanto al coste subyacente, plazo de carencia, programa de amortización, paquete de covenants (obligaciones) y garantías asociadas. 4) Financiación que permitirá la generación de un excedente anual, después de atender el servicio de la deuda programado, que será liberado automáticamente para atender las necesidades corporativas y el crecimiento de la entidad».
Precisamente, las necesidades corporativas provocaron que el Valencia ya tuviera que recurrir a Goldman Sachs para aquellos 121,3 millones de euros (al 6,5% de interés y que tiene como garantía la televisión y los patrocinios) y después para otro pellizco para pagar circulante de 65 millones (al 7.13%). Esa primera partida habrá que empezar a devolverla en enero de 2027 y hay diversos tramos para saldar la deuda, unos a 7,5 años y otros a diez. La de 65 queda ya saldada.
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