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Urgente Muere el mecenas Castellano Comenge
Jaume y Noema posan con algunos de los recuerdos que conservan de la labor de su padre como presidente IRENE MARSILLA
Mucho más que el presidente del Valencia

Mucho más que el presidente del Valencia

Los hijos de Ortí recuerdan el imborrable legado del ejecutivo | «Durante el minuto de silencio en Mestalla, hubiéramos abrazado a todos los aficionados», admiten Jaume y Noema dos años después del fallecimiento de su padre

Toni Calero

Valencia

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Viernes, 6 de diciembre 2019, 23:08

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Incluso aquí y ahora, en la guarida de la calle Lepanto donde Noema Ortí impulsó el proyecto 'Carmeleta' en homenaje a su abuela, volver al 26 de noviembre de 2017 remueve el corazón. Ese día Rodrigo Moreno le marcó al Barça y acto seguido se fue a por la peluca naranja que él mismo había comprado para rendirle tributo a Jaume Ortí. La imagen del delantero correteando por el césped es imborrable para el valencianismo, como también el sobrecogedor minuto de silencio de Mestalla: seco, sincero, apoteósico al fin y al cabo por todo lo que significó, el adiós comunitario al presidente de la era dorada del Valencia. «Si hubiéramos podido, habríamos abrazado a cada uno de los aficionados. No se nos olvidará en la vida», recuerdan ahora Jaume y Noema, dos de los cuatro hijos –además de Carolina, que vive en Madrid, y Pilarema– de Ortí, fallecido el 24 de noviembre de 2017 a causa de una enfermedad que se lo llevó «demasiado rápido». Han pasado poco más de dos años y sin embargo, la afición del Valencia provocó que Noema pasara un día entero enganchada a la red del pájaro azul. Dando gracias por la cantidad de amigos más o menos cercanos y anónimos que recordaron la figura de su padre. «Se lo debemos a la afición. Con tanto amor y cariño era imposible quedarse quieta. Es lo mejor que nos dejó», dice.

Conversan dos personas cuya pasión por el fútbol se ha apagado casi por completo. De hecho, Noema no vio la final de Copa y Jaume la siguió por televisión desde Estados Unidos. Toca replantear el tiro. ¿Qué fue de Jaume Ortí más allá del Valencia? ¿Cómo se movía el hombre que conquistó dos Ligas, una UEFA y una Supercopa de Europa desde el sillón presidencial de Mestalla? Jaume Ortí, por ejemplo, era un voraz consumidor de radio y prensa. Se dormía con el transistor en marcha y al día siguiente arrasaba el kiosco en busca de todos los periódicos. "Era una época en la que las críticas eran durísimas y él las utilizaba para mejorar", admite Jaume. El presidente del Valencia que antes lo fue del Alaquàs y creó una gran empresa antes de verla morir llevaba 36 años jugando dos 'pachangas' semanales con sus amigos de toda la vida. En agosto, a mediodía, 40 grados. Con lluvia y frío. Siempre. El partidillo con la colla era casi lo único que provocaba giros de agenda y reuniones aplazadas. A Ortí se le podía encontrar –a veces, sólo cuando el fútbol le permitía– disfrutando de una paella con la familia y la partida de dominó. O mejor aún: atendiendo a un amigo de la infancia que estaba en serios apuros, uno a quien pagó un hostal durante dos años porque no podía verlo en la calle.

Fue Ortí un tipo incapaz de separar una labor por la que nunca cobró ni un duro del aspecto familiar. Si perdía el Valencia, no cenaba. ¡Y menos mal que perdía poco! Tampoco llevó bien la famosa pitada (2003) de un público que años más tarde fue pidiéndole disculpas por haberle gritado aquella noche. Lo recuerda su hijo. Eso y que a su padre le paraban cariñosamente en sus continuas visitas a los campos del Levante o el Villarreal, entre otros. Con Ortí acabó ganando la espontaneidad. También fue algo improvisado el abrazo entre Amadeo Salvo y Vicente Andreu –dos posiciones antagónicas– que él provocó durante una junta de accionistas. "Él siempre actuaba así incluso en la vida familiar. Si tenías algún problema con alguien, te ponía enfrente de la persona y pedía un abrazo", apunta Noema.

Seguramente por ello a Jaume Ortí no se le enquistó la administración Meriton por mucho que la gente de Peter Lim le prometiera entrar en el consejo para ejercer de conexión entre el palco y la afición en uno de los momentos de crisis de la institución. Ortí se cogió el berrinche y luego perdonó. "Sólo le molestaron las formas", recuerdan sus hijos. De hecho, una vez cicatrizó la herida, el expresidente le dijo a Layhoon Chan que contara con él para lo que necesitara. "Mi padre tenía muy buena relación con Layhoon y ella le escuchaba mucho", explica Jaume.

Ese sería su último acercamiento serio a los cargos del Valencia. Muchos años atrás, en 2004, Ortí dimitió después de haber buscado –junto a otros – una solución económica para el club en la figura de Juan Bautista Soler. "Asumió muy bien que lo suyo tenía un principio y un final. Sabía que tenía que retirarse y lo hizo sin rencor", subrayan sus hijos. Ahí se acabó la era Ortí en la presidencia, la de las conversaciones paternales con los futbolistas del doblete: su Vicente, su Angulo, su Juan Sánchez. Puso fin Ortí a una época en la que el teléfono echaba humo en épocas de finales: le pedían entradas y Jaume mandaba a sus hijos a llevarlas en mano al beneficiario de turno. A Noema y Jaume, por su parte, les ocupa una misión: "Todavía no hemos podido darle las gracias a Rodrigo por lo que hizo en homenaje a mi padre. Está pendiente en el corazón". 

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