Un partido magnífico, un resultado insuficiente
El 'Túnel del tiempo' analiza el espectacular Valencia-Barcelona del 25 de enero de 1981
paco lloret
Sábado, 25 de enero 2020, 00:42
Tal día como hoy, 25 de enero, se jugó uno de los mejores Valencia-Barcelona de los celebrados en Mestalla y eso que, a lo largo de los años, se han vivido numerosos choques inolvidables. Aquel fue un partido de gran emoción, repleto de goles y alternativas que se saldó en tablas. La enorme intensidad que desprendió mantuvo hipnotizada a la concurrencia. Tres goles para cada equipo. Un empate que no le servía a ninguno de los dos contendientes en su intento por acercarse a la cabeza de la clasificación. Desde hacía varias jornadas peleaban con el Atlético de Madrid a brazo partido. Sin embargo, los tres principales protagonistas de aquel campeonato se desfondaron y se quedaron sin premio después de haber dominado el torneo en beneficio de la Real Sociedad, equipo que se había aupado al liderato en la antepenúltima jornada y que se llevó el título gracias al célebre gol de Zamora en El Molinón, en el último minuto de la jornada que cerraba la temporada 80-81.
Aquel domingo había hambre atrasada de fútbol en Mestalla. El Valencia venía de disputar cuatro partidos consecutivos como visitante. Este era el primer encuentro en casa de 1981. Atrás quedaba el incontestable triunfo en Las Palmas por 1-4 que cerró el año anterior, la derrota por la mínima en San Sebastián ante el futuro campeón que abrió el año y sendos empates, en los campos del Betis y Hércules. La última actuación como local había sido una apabullante goleada por 4-1 ante Osasuna con un exvalencianista, Basauri, en la portería osasunista. Días de felicidad en el valencianismo porque cuatro días antes de esta cita con los navarros, el equipo entrenado por Pasieguito había conquistado la Supercopa europea ante el Nottingham Forest.
El Valencia recibió al Barça como tercero en la tabla, empatado a puntos con la Real Sociedad que ocupaba la segunda posición, y uno más que los blaugrana que eran cuartos. En esa jornada, la cuarta de la segunda vuelta, además del partidazo de Mestalla, se enfrentaban los colchoneros, líderes con cuatro puntos de ventaja, a los donostiarras en el Calderón. En resumen, los cuatro primeros medían sus fuerzas. El Valencia competía lastrado por la baja de Kempes, su estrella, que llevaba varias semanas en proceso de recuperación tras la grave lesión en el hombro sufrida en Jena. Después de varias reapariciones precipitadas se decidió dar descanso al jugador que recibió en aquellas fechas la visita de una delegación de la AFA, con su presidente Julio Grondona y el seleccionador César Luis Menotti al frente, para que el médico de la selección albiceleste, el doctor Oliva, examinara a la estrella argentina.
Pese a una ausencia tan destacada, el Valencia armó un once que adquirió continuidad y que los aficionados aprendieron de memoria. Con Felman y Pablo alternando por la izquierda de la vanguardia, Saura en la derecha, y Morena como ariete. El uruguayo se había erigido en la principal referencia realizadora. La medular era un compendio de trabajo y clase: Castellanos, Solsona, Subirats, dorsales pares sucesivos del 6 al 10. La retaguardia tenía a Carrete y Botubot como laterales con Tendillo y Arias en el eje central, mientras que Sempere ocupaba la portería en la campaña de su debut. En el Barcelona deslumbraba un joven centrocampista alemán, Bernd Schuster, procedente del Colonia y que, con apenas 20 años, había conquistado la Eurocopa.
Gran ambiente en la grada, entrada imponente y deportividad entre las aficiones, hecho significativo que se silencia en demasiadas ocasiones cuando se evocan los enfrentamientos entre ambos clubes en aquella época por razones extradeportivas. A los once minutos Mestalla festejaba el primer tanto, obra, como no, de Fernando Morena gracias a un imponente disparo. La alegría duró poco, el danés Simonsen, que había sido compañero de Bonhof en el legendario Borussia Moenchengladbach, estableció el empate a uno. El Valencia siguió a lo suyo, ideas claras y dominio de la situación, para que Tendillo, de un impecable cabezazo, volviera a poner por delante a los locales cuatro minutos después. Partido frenético que recordaba el vivido un año antes, el día de San José, en los cuartos de final de la Recopa. El asturiano Quini se sumó a la fiesta con el gol del empate a dos cuando aún faltaban cinco minutos para la media hora. Este toma y daca se mantuvo hasta el descanso. El Valencia volvió a marcar gracias al tanto de Javier Subirats que hacía justicia a la superioridad local.
En la reanudación llegó el empate a tres definitivo. No tardó mucho en caer el tercer tanto visitante, ni siquiera habían transcurrido cinco minutos. 'Boquerón' Esteban fue su autor. A partir de entonces el encuentro empezó a decaer, los dos equipos terminaron por aceptar el empate, mientras desde Madrid llegaban noticias desalentadoras: el Atlético se consolidaba como líder tras su triunfo por 2-0. Los aficionados se fueron a casa con una extraña sensación: habían presenciado un gran partido, pero acompañado de un resultado frustrante. En las siguientes semanas todo se alteró: Kempes abandonó el Valencia, Quini padeció un secuestro y el Atlético se descompuso pese a su amplia ventaja. Al menos, perdura el recuerdo de un gran partido en Mestalla.