Borrar
En el mercado. Palop recuerda su pasado familiar ante un puesto de frutas. Jesús montañana
Palop: «Nada me llena como el fútbol»

Palop: «Nada me llena como el fútbol»

El exportero del Valencia y Sevilla espera alguna oportunidad para ocupar un banquillo tras la experiencia del Ibiza

Cayetano Ros

VALENCIA.

Viernes, 27 de septiembre 2019, 01:15

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Andrés Palop ha pisado todas las categorías y todas las experiencias: la gloria y el fracaso; el éxtasis y la tragedia. Sólo el banquillo, como entrenador, puede llenarle tanto como haberse convertido en el futbolista valenciano con más títulos de la historia: 12.

Pregunta. ¿La mayor locura que ha hecho por el fútbol?

Respuesta. Trepar por la pared dos pisos a un tejado de un ambulatorio de enfrente del campo de futbito para recoger el balón 'encalado'. Nadie quería subir y yo no quería parar de jugar. Hasta que me rompí la pierna: rescaté el balón, vi a la policía, me asusté, me tiré y apoyé mal.

«Me llamó Luis Aragonés y no me lo creía porque en Andalucía había muchos imitadores suyos»

P. ¿Y ya como profesional?

R. Jugar año y medio con rotura de ligamentos escafolunar en la mano derecha, para dar un rendimiento y hacerme un nombre. Venía de Primera en el Villarreal y necesitaba un cartel en el Valencia. No podía parar. Fue un año en el Villarreal y cuatro meses en el Valencia. Solo cuando ya di un rendimiento, en la primera temporada de Cúper, me opero. Estuve cuatro meses en el dique seco y no puedo ir a la final de París de la Champions (2000). El doctor Mir, una eminencia para los motoristas, vio que la mano había sufrido mucho, me injertó un tendón y me salvó la carrera.

P. ¿Cómo era de los 12 a los 18 años?

R. Muy vivo. En el colegio era un líder: organizaba los partidos y las alineaciones. E hice sufrir a mis padres, no por mala persona, sino por valiente y decidido. A veces, en verano, mi padre me pedía que le acompañara a la huerta, y yo le decía, con 15 años: 'Vale, pero si me dejas llevar la furgoneta'. Y a los 16 años llevaba una cilindrada de moto de 74. Siempre iba por delante.

P. ¿Ese carácter le ayudó a triunfar?

R. Esa infancia me ayudó a crearme una personalidad: venía el verano y mis amigos se iban a Cullera o a Tavernes, pero yo no podía porque tenía que recolectar melones, tomates de pruna o pimientos italianos. Hasta los 17 años estuve muy ligado al campo. Mi padre, Ramón, de 87 años, todavía quita alguna mala hierba, pone la caña para que la rama no toque a tierra... aunque las 32 hanegadas de tierra las llevan ya mis hermanos.

P. ¿Cómo pudo jugar en todas las categorías del fútbol español?

R. Empecé en el juvenil del Alcúdia, jugué en el Primera y Segunda Regional cuando faltaba el portero; me fui al juvenil del Valencia; de allí a Tercera (Oliva); bajé a Preferente (Gimnàstic); regresé a Valencia B en Segunda B; subí a Segunda con el Villarreal; allí subimos y en Primera con el Valencia y el Sevilla. Y luego el Bayer Leverkusen en Alemania. Estoy muy orgulloso.

P. ¿Cuál fue su día más relevante como valencianista?

R. El de mi debut. Fue en Champions, contra el PSV, en Eindhoven, 1-1, marcó Piojo y Van Nistelrooy de penalti. Héctor Cúper se giró y me dijo que iba a salir. Todo lo que yo había sufrido para llegar hasta aquí, todo eso me pasaba por la cabeza. Vivía tanto el fútbol como aficionado, que me sentaba en la acera de mi calle para ver cómo llegaba Voro con su flamante coche, su neceser y sus botas Puma, y lo saludaba. Vivíamos en la misma calle, en L'Alcúdia. Me motivaba. Todos los días me esperaba a verlo y de ahí me iba corriendo al colegio. Todo niño valenciano de los pueblos sueña con eso.

P. ¿El mejor partido?

R. Highbury, un 0-0 en Champions, mucha gente todavía me lo recuerdan cuando voy por la calle. Es el partido.

P. ¿Y el peor?

R. La eliminación en Copa contra el Guadix, 4-4, de Segunda B. Cada chut era gol, era el primer partido después de la lesión. Partido muy feo. Hubo muchas críticas.

P. ¿Y cuándo debuta en Mestalla?

R. En un 0-0 contra en Valladolid, cuarta jornada y veníamos de no haber ganado todavía. Al acabar el partido, le digo a David (Albelda); '¡Sí que es duro jugar en Mestalla!'. Noté la presión de verdad.

P. ¿Le ha podido la presión?

R. Nunca, he tenido errores, pero siempre di la cara. Si fallaba una salida, a la siguiente tenía que salir igual. A veces no sabía ni cuánta gente había venido al estadio, de tan concentrado como estaba. En el primer partido que jugué con el Valencia en el Bernabéu, ganamos 3-4 y Hierro me cogió de las piernas y me tiraba para dentro (de la portería). Antes, en la grada, aquel fondo de los Ultra Sur, me decían de todo. 'Palop, muérete'.

P. En el Calderón le tiraron una botella de whisky.

R. Nos pusimos por delante con un gol de penalti y la afición se volvió loca: cayeron naranjas, botes de Coca-cola y una botella de whisky que a punto estuvo de abrirme la cabeza en canal. Me fui a Aiza Gómez, el árbitro, y paró el partido. Muy desagradable. En el campo del Betis me han tirado tornillos a la espalda, que dolía mucho. En eso se ha mejorado mucho porque hay muchas cámaras.

P. También sufrió de cerca la tragedia de Antonio Puerta.

R. He vivido dos episodios terribles: primero la muerte de la hija de Caneira: estábamos en Pamplona, subimos al autobús y a él le llama su mujer diciéndole que la hija había muerto. Todavía me pone los pelos de punta. Y después la muerte de Antonio Puerta: fui el primer que lo giré de lado; después llegó Dragutinovic y le sacó la lengua.

P. ¿Cómo es el día después del fútbol?

R. No encuentro nada que me llene tanto. Nada. Te apuntas a inglés, te vas al gimnasio... pero la ansiedad aparece. Hay noches que mi mujer me dice: '¿Qué te ha pasado esta noche? Te has pasado dando saltos'. Hay semanas que te levantas y dices: '¿Qué hacemos?' No te acostumbras, ya llevo cuatro o cinco años y hay días que estás fuera de lugar.

P. ¿Entrenar es lo único que se acerca?

R. Sí, ves algo que estás creando, has entrenado toda la semana, se está reflejando en el campo, el antes, el después, el dar soluciones a los jugadores...es la vida. Pero somo tantos entrenadores que todos no cabemos.

P. ¿Es sano el deporte profesional?

R. Te crea secuelas físicas y psicológicas. Las mías son físicas: las manos muy limitadas y desgaste en cadera y rodillas. Con 45 años, noto los dolores.

P. ¿Le tocó alguna depresión?

R. Sí, hubo un momento, con la llegada de Marcelino al banquillo del Sevilla, me dice que no voy a jugar, y lo entiendo, pero llega un momento en que empezaron a ensuciar mi imagen: cada día una noticia negativa contra mí en la prensa. Fui al club para ver si lo podían parar, vi que no había respuesta, y entendí que era una maniobra para que me fuera del club. Tenía 38 años para 39 y recurrí a un psicólogo, José Carrascosa. No veía la luz. Y él me enfocó a las cosas positivas. Reeduqué la mente.

P. Su carrera está llena de simbolismos: pudo retirarse contra el Valencia.

R. Sí, tuve una despedida espectacular gracias a Emery, que me permitió jugar ese partido, el último de Liga en 2013, el famoso 4-3 con los cuatro goles de Negredo. Míchel había sustituido a Marcelino y volví a jugar. Echaron a Míchel, llegó Emery y vino el potero Beto porque Mourinho se llevó a Diego López al Madrid. Yo sabía que no iba a renovar y venía jugando Beto. Pero Emery me dijo: 'Te mereces jugar ese partido'.

P. ¿Puede uno querer a dos clubes a la vez?

R. Sí, claro. Es como una madre y un padre, no puedes decir a quién quieres más. La madre es el Valencia, que me parió, y el padre es el Sevilla, que me permitió desarrollarme.

P. ¿En la vida sentimental también se pueden tener dos amores a la vez?

R. No, solo el amor de mi mujer, Raquel, y el de mis hijos. Mi mujer siempre me ha dado la cautela. Tiene tres años menos, la conocí ella 17 y yo con 20. Hasta cinco meses después no le pedí salir porque yo era muy vergonzoso. Me da la tranquilidad en el éxito, porque los futbolistas vivimos en una burbuja.

P. ¿Cómo ha mantenido tantos años la fidelidad?

R. No puedo traicionar los sentimientos de una mujer que me ha dado su vida desde los 17 años. Lo he tenido muy claro. Es uno de mis logros ha sido ese: quererla como la quiero y crear una familia con mis hijos (Jorge, 19, y Alejandro, 16).

P. ¿La rivalidad con Cañizares da para un libro?

R. No, la relación fue buena el primer año y después dejamos de compartir. No había relación. A él yo lo admiraba, cuando yo estaba en el Villarreal, él ya era internacional. Yo crecí con él en su mejor etapa, y él creció a mi lado sabiendo que tenía una competencia fuerte. Pero después, cuando hay un debate sobre la titularidad, noto situaciones de convivencia y cosas externas de prensa que me perjudican. Menos con Javi Varas y con Cañete, me he llevado bien con todos los demás porteros: Diego López, Beto, De Sanctis, Sergio Rico, Leno (este último en el Bayer Leverkusen)...

P. ¿Qué le regaló Zubizarreta?

R. Yo venía del Gimnàstic, de Tercera, me ficha Pep Balaguer para el Valencia B, y a la semana siguiente, me llama Subirats: 'Andrés, tienes que ir a hacer la pretemporada con Luis Aragonés a El Saler'. Rafa (tercer portero) tuvo un problema y fui yo. Mijatovic, Romero, Poyatos... y me ponen de pareja con Zubi en Mestalla, que yo no lo había pisado en mi vida... E iba con los guantes muy estropeados, con agujeros. Zubi lo vio y, sin decirme nada, al día siguiente en mi habitación de El Saler tenía siete pares de guantes de la marca Reush.

P. Siendo tan competitivo, ¿por qué aceptó de buen grado ser suplente en la selección?

R. Con 34 años no me esperaba ir. Me llamó Luis Aragonés y no me lo creía porque en Andalucía hay muchos imitadores. 'Soy Luis Aragonés', dijo. 'Pero, ¿cómo vas a ser Luis Aragonés si no sabes mi teléfono?', le respondí. Hasta que se puso Otxotorena y me confirmó que era el auténtico porque yo no me lo creía. Se había lesionado Casillas y me fui a Grecia a un amistoso. Y al final me vino convocatoria de la Eurocopa 2008. Un premio brutal. Sabía que estaban Casillas y Reina. Sabía cuál era mi rol. Y quería ayudar.

P. ¿Quién le impresionó?

R. Humanamente Cazorla... aunque a quien más admiraba era a Puyol: siempre lo veía con una alegría, carácter, haciendo grupo... El primer día que llego, voy a un entrenamiento voluntario y Puyol, el primero, ya estaba cambiado. Entonces Xavi, Iniesta, Cazorla, Puyol y Fernando Torres me metieron todos los goles. Yo pensaba: 'Estoy haciendo el ridículo aquí; ¿estos qué pensarán de mí?'. Después ya me serené.

P. ¿Y futbolísticamente?

R. Iniesta, pero le di mucho valor a Senna, porque partía de suplente (Xabi Alonso era el titular). Y Senna fue muy importante. Para Luis no había privilegios, sino meritocracia.

P. Dígame alguna clave de esa Eurocopa ganada por España.

R. La lluvia. En el partido contra Suecia, iba para empate a uno. Estaba atascado el partido, íbamos a penaltis y empezó a llover en los últimos 15 minutos. Éramos un equipo que tocaba muy rápido y la lluvia lo facilitó todo.

P. ¿Cómo era Casillas?

R. Me veía como un veterano y estuvo analizándome unos días. Poco a poco se soltó y a día de hoy hablamos muchos y somos grandes amigos. Congeniamos muy bien. Y Pepe Reina era un espectáculo. Formamos una piña.

P. ¿Qué les dijo Luis sobre Arshavin (la figura de Rusia, antes de las semifinales)?

R. Nos dijo que él tenía un contacto en la selección rusa que le había dicho que Arshavin no iba a hacer nada porque se había bebido una botella de vodka. Y que el bueno era el otro, Pavlyuchencko. Nosotros alucinábamos porque Arshavin se estaba saliendo. Sucedió como había dicho. Se anticipaba a lo que iba a pasar. Yo no jugaba pero me sentaba el primero en la sala cuando daba una charla. Me ponía los pelos de punta, de lo que me transmitía. Antes del torneo dijo que si con esta selección no era campeón, no servía para esto. Y cuando vas pasando fases, vas pensando: 'Y este tío...'.

P. Y les hacía reír.

R. Le quitaba tensión al momento. Un día dijo: 'Cuando lleguemos a banda hay que centrar porque el portero no lleva bien los centros laterales: tiene cascos de caballo en vez de manos'. Creo que era contra Rusia. La gente se descojonaba. Otro día, ante el Besiktas, con el Valencia en Champions, dio la charla y al acabar dijo: 'Chavales, hay que ganar y plin caja, plin caja'. Y yo preguntaba: '¿Eso qué es?' 'El sonido de la caja cuando la abres', me explicaron.

P. Cúper era todo lo contrario, muy serio, ¿no?

R. Sí, muy metódico, con una idea ultradefensiva y Piojo a la contra. Nos hizo un equipo muy competitivo. Nos ha llevado a dos finales de Champios consecutivas, y antes era igual de difícil que ahora.

P. Luego llegó Benítez.

R. Él dominaba todos los aspectos. Sus charlas especificaban todo. Salíamos con las ideas muy claras. Más que tácticamente, lo mejor era su gestión de la plantilla. Mista era el máximo goleador y de repente era suplente. En un año ganamos el doblete.

P. ¡Vaya nómina de técnicos!

R. Y Juande Ramos, que confió plenamente en mí. Nunca se ponía nervioso. Mi primera época en el Sevilla fue complicada y él me dio un mensaje que necesitaba. También me gustó mucho Emery por la manera de plantear y motivar.

P. ¿Y qué puede aportar usted como entrenador?

R. Poner la experiencia y mi idea del fútbol. La gestión del grupo porque he vivido de todo: jugar, no jugar, ser importante, lesionarme, ganar títulos, fracasar, hay que soluciones para todos eso, las tenemos. Y trasladar ese gen competitivo.

P. ¿Qué le pasó en el Ibiza (su última etapa como técnico)?

R. Necesitábamos una base de datos, le propuse al presidente fichar un director deportivo y eso se me vuelve en contra. Fernando Soriano vino con otra idea. Salimos del descenso y llegamos a la séptima posición, cerca del play off de ascenso, tal y como habíamos acordado con el presidente, Amadeo Salvo, con 36 puntos de 20 partidos. Pero Soriano quería fiscalizar todo nuestro trabajo y esas diferencias se van agrandando.

P. ¿Soñaba con marcar un gol como aquel de cabeza al Shakhtar en la UEFA de 2007?

R. Siempre. A veces estaba en la portería sin demasiado trabajo y pensaba:'¿Yo podría subir y marcar un gol?'. ¿Qué se siente? Y cuando me pasó, no me lo creía. Estuve después una hora riéndome. Yo hice el 2-2 y Chevantón el 2-3. Al día siguiente, iba por el aeropuerto con todos los fotógrafos detrás y vi solo a Chevantón. Nadie le daba bola. Lo cogí en brazos y salimos los dos en brazos. La emoción de marcar es muy superior a la parar un penalti.

P. Su cima en el Sevilla fue la final de Glasgow, de la UEFA de ese año contra el Espanyol.

R. Me hicieron dos goles, pero paré tres penaltis en la tanda de cuatro. No llegamos ni al quinto. No di tiempo a nada. Salí con el puño en alto.

P. Y se convirtió en el futbolista valenciano con más títulos, 12.

R. Creo que estoy ahí junto a Guillermo Amor. Cinco del Valencia, seis del Sevilla y la Eurocopa.

P. ¿Es muy religioso?

R. Sí, tenía una capillita donde rezaba siempre antes de los partidos. Y después era supersticioso: la misma ropa, los guantes que no los toque nadie... Me apoyé mucho en la Macarena, charlaba con ella y me daba tranquilidad. La iglesia de la Macarena fue reconstruida con capital valenciano...

P. ¿Le guarda rencor a Marcelino?

R. No le guardo rencor, pero no se portó del todo bien conmigo. Yo fui claro con él, pero él no lo fue conmigo. Sembró la duda sobre mi persona cuando se fue del Sevilla.

P. ¿Qué le ha parecido su destitución en el Valencia?

R. Estrambótica:un club que funciona y que tiene una estabilidad, darle un vuelco, choca. Debe haber algo gordo que ha pasado y que debería ser explicada por el club. Todo funcionaba muy bien con la estructura de Mateu Alemany.

P. ¿Y Celades?

R. Creo que está preparado: es un chico que siempre ha estado formándose. Más asociativo que Marcelino y eso le dará un plus a esta situación negativa.

P. ¿Le da rabia no haber debutado con España?

R. Al acabar la Eurocopa, hubo un amistoso contra Inglaterra en Sevilla y Vicente del Bosque llamó a todos los de la Eurocopa menos a mí. Luego Del Bosque dijo que quizá no había tenido tacto conmigo. Cuando me saqué el carnet de entrenador, hay una sala donde están todos los jugadores fotografiados que han debutado con España; yo buscaba mi foto pero no está. Yo me siento partícipe, tengo el título, la medalla, pero no tengo ni la foto ni la insignia que acredita a los que debutan.

P. ¿Cuánto ha pagado de IRPF?

R. Una cantidad importante: duele pero si pagas es porque has ganado.

P. ¿ Y cuál es su plan B?

R. Estoy convencido de que voy a entrenar. Otra vía podría ser orientar a chavales en su carrera. O si no, una de las ilusiones de mi vida es comprarme un tractor grande y tirarme a labrar los campos. Ahí también sería feliz.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios