Otorbi, el niño prodigio del Valencia
El futbolista, nacido en el Cabanyal y que llegó a la Academia por un chivatazo, mostró ganas y una interesante potencia en el desborde en su precoz debut
Cartel con el 47. Quedan apenas diez minutos para el 90' – luego se alargaron treinta más– y el que se va del campo es Diego ... López, con un 1-1 inquietante en el marcador. Baraja tiene miedo a atragantarse con la Copa y que le acabe engulliendo un rival menor y que, encima, juega con uno menos. Pisa por primera vez en partido oficial con el Valencia profesional un niño de poco más de dieciséis años. Se llama David Otorbi Ejededawe, y aunque sus apellidos son de origen nigeriano, él respira valencianismo desde que naciera en el Cabanyal, un barrio donde por tradición ejercía su dominio el Levante. Otorbi, a sus dieciséis años, dos meses y diecinueve días le ha dado una patada a un registro que mantenía desde 1994 Diego Ribera, aquel delantero que iba para gran figura al que le dio la oportunidad Héctor Núñez en un partido en febrero contra el Tenerife y que ahora es el segundo de Sergio González en el Cádiz.
No todos los días irrumpe en la escena blanquinegra, llena de imberbes, un chavalín que va al instituto, que tiene 50 millones de euros de cláusula de rescisión y que hace no mucho renovó su contrato hasta 2026, con la posibilidad incluso de que se alargue un año más.
50 millones de euros
Lo llamativo no es exclusivamente que un futbolista del Valencia tenga 16 años, lo verdaderamente importante y que a todo el mundo ilusiona es que durante esos cuarenta y pico minutos que estuvo en el campo puso casi todo de su parte para subirse al tren que pilota Baraja. En su primer contacto con el balón, coge la directa. Un recorte, otro y centro. Empieza la función: pase de Javi Guerra al hueco; le agarran de la camiseta y le quitan la pelota; centro que se queda corto; intento de regate frustrado; pase demasiado largo a Thierry; recorte de tacón y centro al área con la izquierda; otro envío raso que es despejado; primera pérdida del balón; segunda pérdida; tres recortes dentro del área; progresión por velocidad y mal centro... Ese es Otorbi, un chaval de potente tren inferior y un físico más que interesante con su 1,80, y que de primeras recuerda a la mejor versión de Yunus Musah, no el que se vendió al Milan por 20 millones de euros, sino el que le marcó con 17 años aquel golazo con carrera espectacular al Getafe en un Mestalla vacío por culpa de la pandemia. Yunus, de cualquier forma, prefería caer al centro, mientras que el del Cabanyal es extremo derecho puro.
60
En un Valencia prácticamente de mínimos y construido a base de esquilmar al Mestalla de Angulo (metido preocupantemente en descenso), Otorbi asoma en zona de riesgo, aunque ya se encargará Baraja de frenar la posible ínfula que da verse en la élite mientras estudias 4º de la ESO (el dibujo y la arquitectura eran sus aspiraciones infantiles). Otorbi tiene todavía mucho camino de recorrer y aprender. A defender, por ejemplo, desliz que cometió en un momento bastante delicado contra el Cartagena.
3
De fuerte ímpetu Otorbi aterrizó en la Academia casi por recomendación. Le dio el visto bueno el departamento de captación, pero fue su agente y responsable de la escuela del Atlético Cabanyal, Nacho Gallart, el que puso a los técnicos del Valencia sobre aviso, una situación que suele ser habitual. Gallart da la alerta en la casa valencianista, casi por amistad, cuando hay algún chaval que destaca por la zona del Marítimo. Fueron a verlo un par de veces, le invitaron a entrenar también en un par de ocasiones a Paterna y dicho y hecho. Del CF Malvarrosa al Cabanyal y de ahí al Valencia para subir al juvenil, picotear unos minutos en el filial y asomarse a la élite.
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