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Neto, en un entrenamiento. vcf/lázaro de la peña
Neto, la felicidad del portero tranquilo

Neto, la felicidad del portero tranquilo

La mano al cabezazo de Aspas, el penalti en el Villamarín o las paradas ante el Athletic avalan la apuesta por el brasileño el pasado verano El carioca es el punto de partida del proyecto del Valencia

HÉCTOR ESTEBAN

VALENCIA.

Lunes, 11 de diciembre 2017, 01:13

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Neto Murara fue el primero en aterrizar en el proyecto de Marcelino. Seguramente era el me nos esperado. La portería se la debían disputar Jaume Doménech y Matt Ryan, pero la madre del australiano advirtió de que su hijo sólo volvería al Valencia para ser titular. Los puestos por decreto no casan con la filosofía de Marcelino, que dio pasaporte a Ryan y activó el plan Neto, un espigado portero bajo la alargadísima sombra de Buffon en la Juventus. El carioca, lejos de hundirse, exprimió los entrenamientos junto al internacional italiano para estar preparado por si llegaba la oportunidad.

La ocasión se la brindó el Valencia y Neto se ha agarrado a ella con un nivel sobresaliente. El sábado sacó una mano excelente para sacar de la misma línea un cabezazo de Iago Aspas que tenía el nombre de gol. El Valencia, que ya tenía ventaja en el marcador en ese momento, se sujetó con las intervenciones de su portero para cimentar el triunfo. Las buenas intervenciones de Neto ya han provocado la visita de Claudio Taffarel, preparador de porteros de la selección que entrena Tite. El campeón del mundo en 1994 fue claro: «Neto tiene posibilidades de ir al Mundial de Rusia». Ni siquiera el borrón del no-gol de Messi ante el Barcelona ha hecho cambiar de planes.

La confianza de Marcelino en Neto es absoluta. Lo ha jugado todo excepto el partido en Anoeta ante la Real Sociedad. Aquella decisión fue más una motivación para Jaume que un castigo para el cancerbero titular, que encajó la suplencia como una tarea más de equipo. Neto, además de su rendimiento deportivo, aporta al Valencia el plus de la paz en el vestuario, algo que no entraba en los planes de su compatriota Diego Alves, tan espectacular en el campo como problemático en el vestuario. Alves alejado de la titularidad era un pirómano en el grupo.

El brasileño es sobresaliente en la línea de gol y ha despejado las dudas iniciales

Neto, tras el partido del sábado ante el Celta, acumula 40 paradas en los 14 partidos de Liga disputados. Un total de 1.260 minutos de competición en los que ha encajado 12 goles -Doménech vio como la Real perforaba su portería en dos ocasiones en Anoeta-. El portero brasileño se ha mostrado excelente debajo de los palos, con unos reflejos que es el aspecto más sobresaliente de su perfil como cancerbero. Paradas de mucho mérito que evitaron goles claros como en el Santiago Bernabéu, donde el balón terminó en el palo tras un despeje del cancerbero. Sólo en la locura final del Villamarín, donde paró un penalti fundamental para blindar los tres puntos, se sintió vulnerable.

Minucioso

Neto no hace ruido. Un portero sobrio y efectivo, sin intervenciones espectaculares de cara a la galería. Un cancerbero de los de antes, alejado de las modas de la manga corta en la camiseta y con aroma a arquero del siglo pasado, bajo la tutela de su padre. El secreto de su éxito es el trabajo. En una entrevista concedida a LAS PROVINCIAS en la estadía en Évian reconoció que en casa no sólo ve los vídeos de los partidos sino también los entrenamientos. El objetivo es mejor y saber si la elección escogida en ese momento era la adecuada. «Si quieres llegar a un nivel alto en el fútbol debes de estar atento a las pequeñas cosas», reconocía. Neto se sitúa por encima de la media del resto de porteros de Primera División en la mayoría de las facetas del juego.

En las dos últimas temporadas, Neto jugó 11 partidos de la Serie A con el Juventus. Su rol era el del portero de la Copa italiana. En menos de cuatro meses ha sido titular en Liga con el Valencia más veces que en las dos campañas que vistió la casaca del equipo turinés. Aseguraba en aquella entrevista veraniega que su elección de venir a Valencia era, entre otras cosas, para ser feliz. Sin excesos, Neto ya ha logrado que Mestalla coree su nombre. El carioca le ha dado la razón a Marcelino.

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