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La alineación titular del Valencia en el partido contra el Betis,que terminó 4-2 EMILIO VIÑA/ARCHIVO PEPE VAELLO

Kempes despide el viejo Mestalla

El Valencia goleó al Betis con un hat-trick del Matador para asegurar la UEFA y cerrar una etapa clave del estadio

paco lloret

Viernes, 28 de febrero 2020, 23:54

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El viejo Mestalla no pudo tener mejor despedida. Aquella tarde el Valencia goleó al Real Betis y se aseguró la clasificación para la Copa de la UEFA. Tres de los cuatro goles llevaron la firma de Mario Kempes. Aquel fue su primer triplete en el fútbol español. Hasta ese día había logrado numerosos dobletes y, en ese mismo ejercicio, la campaña 77-78, había marcado cuatro tantos de una tacada en un par de ocasiones, pero su primer hat-trick llegó en el encuentro que cerraba una etapa clave para el campo de Mestalla, iniciada a mediados de los años cincuenta con la gran reforma que le cambió la cara al recinto valencianista. Gracias a esos tres goles, Kempes se aseguró la consecución de su segundo trofeo Pichichi por delante de Carlos Santillana al que aventajó en cuatro tantos a la conclusión del campeonato, 28 goles del argentino por 24 del ariete cántabro. El Matador andaba desatado y su estado de inspiración realizadora allanaba el camino para lograr cualquier objetivo. Los goles de Kempes pusieron la guinda a un partido arbitrado por Guruceta, un colegiado de personalidad arrolladora. El cuarto tanto local fue obra de Palmer, lateral zurdo nacido en Menorca que había debutado esa temporada.

El encuentro se celebró la tarde del domingo 30 de abril. Todos los partidos de aquella jornada, la penúltima de Liga, se celebraron a las 17 horas. El club valencianista negoció con la Federación Española adelantarlo a la noche del sábado pero la petición no prosperó de forma justificada porque había terceros afectados. El Real Betis se hallaba inmerso en la lucha por la permanencia pese a que no había estado entre los tres últimos hasta ese día, tras perder por 4-2 en Mestalla. Los verdiblancos, pese a disponer de un gran equipo en el que destacaba, entre otros, el internacional Julio Cardeñosa, terminó por descender a segunda división. Aquel fue el clásico domingo de emociones radiofónicas y de miradas constantes al marcador simultáneo 'Dardo' en el que se seguían el resto de marcadores. El título ya estaba asegurado en favor del Real Madrid pero quedaba por decidir las plazas para Europa y las de descenso. Hubo un equipo, el Burgos CF, que empató a cero sus dos últimos encuentros, ante el Racing en El Plantío, y ante el Hércules en Alicante, resultado que servía en ambos casos a los dos contendientes. Un pacto de no agresión descarado que terminó por empujar indirectamente a los verdiblancos al precipicio.

El Valencia, por su parte, afrontaba un panorama más gratificante porque dependía de sí mismo y no precisaba de otros marcadores para lograr el principal objetivo: regresar a Europa después de una prolongada ausencia de cinco temporadas. Los béticos se habían proclamado campeones de la Copa del Rey en la temporada anterior al imponerse en los penaltis al Athletic en una vibrante final que acabó con empate a dos. Precisamente, en esa campaña, la 76-77, el Valencia de Rep, Diarte y Kempes que se había puesto líder tras un fulgurante inicio, sufrió su primer revés inesperado al empatar en casa ante los béticos con el mismo marcador de la final copera: 2-2. En la siguiente campaña, los andaluces participaron en la Recopa y eliminaron al histórico Milán, un éxito que les pasó factura en la Liga, competición que abandonaron. Cuando quisieron reaccionar ya era demasiado tarde.

El Valencia aseguró su éxito en la segunda mitad de la segunda vuelta pese a algún varapalo sufrido en desplazamiento, se entonó en Mestalla donde enlazó cinco triunfos consecutivos, y en cuatro de ellos mantuvo la portería a cero, sólo el Betis, con dos goles, perforó la meta que defendió Carlos Pereira, aunque en la jornada de despedida como local, fue Manzanedo el titular. El conjunto valencianista, dirigido por Marcel Domingo, terminó esa jornada como segundo en la tabla y se jugó el subcampeonato en el partido que cerraba el campeonato, ante el Barça en el Camp Nou en la despedida de Johan Cruyff. Finalmente, los valencianistas cayeron por la mínima en el feudo blaugrana y terminaron clasificados en la cuarta plaza.

Dos días después del encuentro Valencia-Betis, las máquinas excavadoras irrumpieron en Mestalla para proceder al inicio de las obras de remodelación de un campo que se anticipaba cuatro años en el tiempo a la Copa del Mundo que se iba a celebrar en España en 1982. El entrañable Mestalla, con su singular grada de preferencia numerada que impactaba a los rivales y a los árbitros cuando tronaba, pasaba a mejor vida en aras a un proyecto que buscaba ofrecer mayor comodidad a los aficionados. Las gradas de mampostería desaparecieron y en su lugar se colocaron las butacas de plástico. En la tribuna, cuya estructura se mantuvo intacta, también fueron sustituidas las sillas enea. Los fondos y la grada transversal se desdoblaron y quebraron la uniformidad vertical que tanto intimidaba. Un proyecto inevitable en aquella época. El afán por modernizarse se reveló, con el paso de los años, perjudicial para los intereses de la entidad.

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