Jaume Doménech: «Por Corberán nos hubiéramos tirado por un puente»
El exjugador del Valencia, que imaginó ser partícipe directo del cambio del viejo al Nou Mestalla, tiene claro que la estabilidad es la base del éxito de los clubes
Llega sudoroso de entrenar bajo las consignas de su amigo Luisvi de Miguel, preparador físico del Mallorca y a quien conoce de su etapa en ... el Mestalla. Jaume Doménech Sánchez (5-11-1990) saluda expresivo de manera afectuosa y se disculpa porque prefiere ducharse antes. Eso sí, le asaltan un grupo de chavales que están entrenando en La Grava (Puçol). Charla improvisada motivadora y fotografía para el recuerdo. A sus 34 años, el guardameta de Almenara experimenta por primera vez una sensación diferente en su profesión: la soledad. Justo el día de la entrevista, el Valencia de Corberán arranca con las pruebas físicas y médicas. Él mastica su jornada laboral en solitario a la espera de una propuesta interesante.
–¿Siente añoranza?
–A día de hoy no pero sí tengo esa sensación de decir, ¡joder que raro! Los trabajadores del club ya me han enviado mensajes diciendo que es extraño no verme por allí, con mi energía. Porque yo soy una persona muy pasional ¡eh!, muy activa.
–¿Está preparado por convicción o porque no le queda otra?
–La decisión viene tomada con tiempo. He vivido una etapa muy bonita, maravillosa diría, pero ya ha terminado. El Valencia siempre será mi casa. Siempre intento interiorizar las cosas, visualizarlas. Y me siento bien.
–Es raro ver un volcán calmado.
–Usted mejor que nadie sabrá lo que es estar en el Valencia tantos años. Sabe que es un club con una exigencia brutal. Imagínese la experiencia que me han dado todas esas vivencias. Uno se hace mucho más reflexivo o más tranquilo, analiza las cosas desde otro punto de vista y todo eso me da un valor que antes quizás no tenía. Es un plus, porque tengo lo que he tenido siempre, ese ADN, y ahora ese poso de los años.
–¿Es feliz?
–Soy una persona satisfecha.
–¿Le queda ambición?
–Mucha. Me he preparado para terminar en el Valencia con una edad buena también y poder aportar en otro club todo lo que he aprendido. Tengo hambre de sobra para iniciar otro proyecto, sé que elegiré bien, tengo muy claro lo que quiero.
–¿Le apetece con 34 años arriesgar y mover a la familia?
–Valoro cualquier cosa que me estimule y que cumpla esas expectativas que le decía antes. Necesito que me emocione.
–¿Y si no suena el teléfono?
–Llevo once años con ficha de profesional y entiendo cómo funciona esto. Toca esperar. Trabajo a diario para estar en forma, en el gimnasio de casa y con un preparador.
–No me diga que no echa de menos el jaleo del vestuario...
–Con los compañeros sí, pero tanto mi agente como yo nos hemos preparado durante meses para esto. No tengo miedo al futuro.
–¿Qué ve si mira hacia atrás?
–Que he hecho algo muy grande. Porque ha sido increíble. Recuerdo leyendas que para mí era un sueño verlas en el Valencia y me he cruzado con ellas. Siento que me han despedido al nivel de esas leyendas o incluso en algunos aspectos con más afecto y cariño.
–Quizás se lo ganó, Gayà hasta lloró en su homenaje.
–Seguramente pero cuando uno vive en la vorágine del día a día, y soy muy exigente, es posible que no me diera cuenta. Quien crea que me he dejado llevar en los últimos años es porque no me conoce. Yo no soy así, ni un día de mi vida me he permitido serlo. Yo voy todos los días a ser el mejor y a exigirle al que esté a mi lado que sea mejor que yo.
–Se habrá llevado decepciones.
–El futbolista vive con una frustración constante. Siempre digo que ya no vale con ser solo futbolista, tienes que ser también nutricionista, entrenador de fuerza, psicólogo contigo mismo… porque si no, no te da para mantenerte muchos años en la élite.
–Albelda decía que lo difícil no es llegar, es mantenerse.
–Totalmente de acuerdo. Tienes que tener los recursos mentales y físicos adecuados para aguantar los golpes de este deporte.
–Usted, por decirlo de alguna manera, tuvo que bajar al barro cuando firmó por El Palo.
–Todo eso me ha definido como profesional, pero también como persona. Y estoy satisfecho en lo que me he convertido.
–¿Quién influyó más en usted?
-Varios, sobre todo Nico Estévez. Me dio una confianza tremenda apostó por mí y yo se lo devolví. También Luis Vicente de Miguel, Nuno y Ochotorena.
–A Ochotorena también le habrá dado disgustos...
–Imagínese, diez años en el día a día con él. Hemos vivido juntos momentos difíciles y también buenos. Marcelino me hizo vivir lo más grande que se puede vivir con tu equipo.
–No me quiero ni imaginar qué cara pondría Ochotorena cuando se arrodilló en el penalti de Messi o en Cartagena.
–Pues imagínese qué habría sido capaz de hacer si no hubiera estado él controlándome.
–¿Qué hubiera hecho?
–Tenía ensayado el koala, cogerme al poste. Siempre he hecho cosas raras, me ha gustado moverme antes de un penalti. Nos plantamos allí en el Camp Nou, sin público, y con Messi y pensé: 'Tengo que meterle presión para que le baje la concentración'. Y lo hice, con dos cojones. Los compañeros estaban flipando, me decían 'tú estás muy loco'.
–Cambiaron la normativa y el portero debe estar de pie.
–Según nos dijeron en la charla de principio de temporada los árbitros, se hizo precisamente a raíz de aquella acción mía. Parece que nos quieran tiesos para que sea gol siempre.
–¿Se queda con el momento del título de Copa en Sevilla?
–Sí, pero al mismo nivel pondría lo que viví el día de la despedida. Que el valencianismo tuviera ese detalle conmigo pese a no estar jugando los últimos años...
–¿Le molestó no jugar?
–Esa madurez que hablábamos antes me hizo entender que hay cosas que no dependen de mí.
–¿Con qué portero se queda?
–Giorgi (Mamardashvili). Tiene un potencial sin límites. Es un tío que se preocupa y con el que he mantenido una buena relación.
–¿Han entendido todos la competencia sana?
–Todos no, no voy a dar nombres. Soy muy competitivo pero no voy a montar un cirio por no jugar el fin de semana, eso sí todos los días voy a ir a ser el mejor. Y eso molesta e incomoda.
–Ahora llega Ron Gourlay...
–Esa figura del CEO creo que es positiva. Yo trabajé con Mateo (Alemany) y fue bien. Hay una buena base de jugadores y de staff técnico que sí puede dar estabilidad. El Valencia puede crecer.
–Habla de estabilidad, cosa que parece no practicar mucho Lim.
–Cuando me ha tocado vivir situaciones inestables, me he centrado en aprovechar mi fuerza para evitar que afecte al vestuario. Como capitán y veterano se intenta cohesionar, el jugador necesita no escuchar tanto ruido de fuera. Llega y afecta mucho.
–¿Ve al Valencia recuperando el nivel de hace años?
–Hay mimbres y staff para ello. Se puede mejorar.
–Parece que le dura la pócima Corberán.
–Vino con una frescura y una energía... un tío que nunca está cansado y que mantiene a todos sus ayudantes a tope, han dedicado infinidad de horas a a trabajar con cada jugador. Nos dijo que venía para salvar al Valencia y no paró hasta conseguirlo.
–Tanta exigencia al jugador, ¿llega a saturar?
–Lo que estresa es vestir esta camiseta e ir el último en la clasificación. No sabía ni para dónde mirar. Tuvimos tal fe en Corberán que si nos dice que nos tiremos por un puente lo hacemos.
–¿Creyó sinceramente que el Valencia bajaba?
–En diciembre sí. Vi jugadores bloqueados y llorar después de los partidos. Me iba a casa y me volvía loco pero a la mañana siguiente iba a Paterna y decía, '!eh¡, pon la música, vamos chavales'. Ahora pueden hacer cosas bonitas.
–Pero si Meriton vende a Mosquera, a Javi Guerra...
–No sé cómo está el tema ese.
–Usted fue uno de los que viajó a Singapur a ver a Peter Lim.
–Nos reunimos mediante traductor allí con él. Nos explicó la idea que tenía y pintaba muy bien y realmente en esos años el Valencia estuvo arriba. No puedo hablar más de él porque no lo conozco como para dar más opiniones. Lo que se nos dijo es que tras el Covid y por no entrar en Champions el club arrastraba problemas económicos. Cuando se nos ha preguntado, le puedo asegurar que como capitán he expresado mi opinión.
–¿Se vio alguna vez jugando en el Nou Mestalla?
–Nunca me lo han preguntado, pero sí. Me imaginaba algo histórico eso de cerrar un estadio e inaugurar el otro.
–¿Conoce la problemática que siempre ha envuelto al estadio?
–No sé nada. Ahora creo que ya tienen el dinero para acabar la obra.
-¿Cómo ve la portería del Valencia?
-Dimitrievski tiene experiencia en Primera y los partidos que jugó el año pasado lo hizo bien.
-¿Conoce a Agirrezabala?
-No lo he visto jugar regularmente pero tiene un perfil interesante
-¿ A qué puede aspirar el Valencia?
-Ahora mismo no lo sé. Las prisas y los cambios rápidos no son buenos. Hay conceptos que hay que tener claro: estabilidad, tiempo, trabajo y fe. Pam, pam, pam. Si no es así, es imposible.
-¿Se ve de entrenador de porteros?
-No descarto nada. El Valencia es mi casa, si me necesitan allí estaré. Tampoco sé si quiero ser entrenador.
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