De fichar a Fernando Torres a Gedesco
La maniobra del club de acudir a una financiera y no a un banco para solucionar los pagarés aumenta el debate sobre la situación económica
J. CARLOS VALLDECABRES
Jueves, 3 de septiembre 2020, 01:18
Que el Valencia haya recurrido a una compañía financiera para evitar la asfixia de los pagarés ha abierto todavía más el debate sobre la verdadera situación económica del club. Hasta ahora, el Valencia siempre había acudido a los bancos (sobre todo a La Caixa) para pagar a final de junio la segunda mitad de las fichas de los jugadores. ¿Por qué ahora no y se ha recurrido a una vía alternativa y posiblemente más agresiva en cuanto al tipo de interés? El club, en su línea, prefiere no entrar en detalles y aferrarse al hecho de que plantilla y anterior cuerpo técnico han aceptado la fórmula de pago actual.
Pero alimenta esa maniobra la sospecha, según algunos especialistas en la materia, de que el Valencia no ha tenido otro remedio ante la falta de entendimiento con los bancos, a pesar de que cada vez que se puede se insiste desde el propio Valencia de que el máximo accionista continúa dando su respaldo económico.
La situación actual, no obstante, llega en uno de los momentos más delicados por los que atraviesa la entidad. Que la firma Gedesco haya posibilitado la inyección económica para que los jugadores se descuenten los pagarés demuestra que se está ante un escenario tan peligroso como desconocido. No es desde luego la primera vez que el Valencia tiene que tirar de recursos externos a los bancos. Ya lo hizo en 2009 cuando Eugenio Calabuig aportó 50 millones de euros, a un interés que, por cierto, se fijó en un primer término del 10%. Javier Gómez, por entonces el encargado de arreglar este entuerto, se negó en rotundo y al final se acabó rebajándolo hasta un 6%. Era 2009 y aunque la crisis ya estaba en pleno apogeo, eran otros tiempos.
No serán pocos los valencianistas que se hayan olvidado de que hubo un momento en la historia del club en el que el Valencia actuó precisamente de lo contrario: de prestamista. Sucedió en 2001. El Atlético de Madrid, entonces, estaba en Segunda y con bastantes problemas financieros. Tantos que llegó un buen día que llamó Miguel Ángel Gil Marín a Manuel Llorente -consejero delegado- y le planteó la posibilidad de que el Valencia fichara a cualquier jugador de la plantilla. Necesitaban liquidez con urgencia.
Al Valencia, con Subirats de director deportivo, no le interesaba ninguno de los futbolistas colchoneros. Sólo uno llamaba la atención: Fernando Torres. Fue el que eligió el Valencia y se fraguó una operación, después de resistirse un poco el Atlético, en la cual el club de Mestalla compraba por 400 millones de pesetas más IVA (2,7 millones de euros) el hacerse con el jugador si el Atlético -con una opción de recompra- no devolvía el dinero. Lo devolvieron.
El Niño firmó por cinco temporadas y no llegó por apenas unas horas
En 2001, Fernando Torres cumplía 18 años. Era la perla del Atlético de Madrid y el Valencia vio la opción de, por un lado, echarle una mano al Atlético según dijo Llorente y, por otro, lanzarle el guante a un futbolista prometedor, que llegó a firmar por cinco años como blanquinegro. El Atlético salvó la operación el último día y casi a última hora, con Javier Gómez esperando en la misma oficina del Banco de Vitoria por si no llegaba el pago.