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La falta del primer gol del partido, que fue confirmado por el VAR, en el Espanyol - Valencia CF.

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La falta del primer gol del partido, que fue confirmado por el VAR, en el Espanyol - Valencia CF. EFE

El Valencia CF, castigado por olvidar las virtudes

El Valencia se descompone en la segunda parte y el VAR actúa en el 1-0

j. c. VALLDECABRES

Barcelona

Domingo, 26 de agosto 2018

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El RCD Espanyol recibe al Valencia CF en el partido correspondiente a la segunda jornada de Liga, a las 18:15 horas en el RCDE Stadium.

Los de Marcelino García Toral juegan el primer encuentro fuera de casa. Estrenaron la competición ante el Atlético logrando el empate en Mestalla y ahora lucharán por la primera victoria de la temporada.

Once del Valencia: Neto, Piccini, Paulista, Diakhaby, Gayà, Soler, Parejo, Kondogbia, Wass, Rodrigo y Santi Mina.

Once del técnico local, Rubi: Diego López, Iglesias, S. García, Darder, Leo Baptistao, Dídac Vilà, David López, Javi López, Marc Roca, Hermoso y Granero.

Sigue en directo el partido en lasprovincias.es.

LA PREVIA de Pedro Campos

La felicidad nunca es absoluta. El Valencia ha conformado una de las plantillas más completas del continente, en el debut liguero dejó claro que ni el nuevo millonario Atlético somete a este grupo y Guedes está a punto de llegar. Debería aparecer una sonrisa en la cara de todos los valencianistas. Pero la condición humana es masoquista, parece que nos guste flagelarnos. Y ante un encuentro más que propicio para empezar a sumar de tres en tres, la ausencia de Jeison Murillo de la convocatorio ha creado un caso a analizar. Garay no se ha recuperado del golpe que sufrió en su rodilla derecha y ni así el colombiano cuenta para Marcelino. Diakhaby será titular junto a Gabriel Paulista y ante alguna incidencia será Rubén Vezo el recambio. El portugués apuntaba a lateral tras la marcha de Montoya, pero el extraño caso Murillo le devuelve a su posición natural.

El entrenador insiste en que no hay problema con su futbolista. Pero las palabras no cuentan cuando los hechos mandan. Es el quinto central del equipo, y si contamos con el canterano Javi Jiménez se iría al sexto puesto. Así que algo sí pasa cuando hasta la lesión que le paró la temporada pasada era titular y uno de los futbolistas más destacados por su estado de forma. Pero tras recuperarse ya nada volvió a ser lo mismo. Marcelino no ha querido que se fuera en verano y el club insiste que no habrá movimiento alguno con el defensa antes de que se cierre el mercado de fichajes. Pero Murillo ni está ni se le espera. Y nadie sabe por qué.

El colombiano verá el encuentro desde la televisión. En Cornellà-El Prat estarán sus compañeros con el objetivo de no romper las estadísticas. Dicen que están para quebrantarlas, pero que sea otro día, no hoy. El Valencia lleva dos temporadas con victoria en casa del Espanyol (0-1 en la temporada 2016-17 y 0-2 en la pasada) y el refrán «no hay dos sin tres» apunta a triunfo blanquinegro («a la tercera va la vencida» no se contempla en la expedición). Llegan los dos equipos en buena disposición, sin derrota en el inicio. El conjunto blanquinegro, además, demostró que las expectativas no son desmedidas, son reales. Cuenta con una plantilla amplísima y de calidad excelsa. Además, los dos nuevos delanteros -Gameiro y Batshuayi- ya han tenido dos semanas de adaptación a los tangibles y a los intangibles del librillo de Marcelino. Podría ser el momento de dar la alternativa a uno de ellos en sustitución del voluntarioso Santi Mina.

Los atacantes valencianistas tendrán opciones de gol. Seguro. El técnico del Espanyol, Rubi, es de esos que prefieren ganar 4-3 que 1-0. Mientras sea vencer, da igual el resultado, asegura, pero los riesgos que corre son altísimos. Si el rival es mediano aumentan tus posibilidades; si tienes enfrente a un martillo pilón como es el Valencia, cuidado que luego duele. Rubi es de la escuela del Barça, de la de Cruyff y Guardiola, al que le puede ir fantástico -logró el ascenso con el Huesca- o pésimo -su estancia en el Levante-. En el Espanyol pretende mantener su estilo pero la directiva le ha dado poco para armar una plantilla rocosa. Justamente hoy en el palco estará su presidente, el chino Chen Yansheng, al igual que el Valencia tendrá en el estadio catalán a su magnate, Peter Lim, al que Marcelino ha apretado fiando el fichaje de Guedes a la persuasión y al dinero del singapurense. Qué bueno sería tener hoy al luso. Hoy y siempre.

Ni es para asustarse ni por supuesto hay que mirar para otro lado. El Valencia empieza demasiado pronto a dar síntomas de una flojera mental y física desconocidas hasta la fecha. Un equipo construido para morder y competir hasta la extenuación no puede desaparecer de la forma que desaparecieron los valencianistas sin motivos aparentemente de peso. Que el Espanyol fue mejor, pues sí, pero para que un grupo de futbolistas como los blanquiazules casi aniquilaran por completo a los de Marcelino en la segunda parte no puede justificarse por los méritos locales contraídos. Ahí tuvo mucho que ver el Valencia. Y eso es precisamente lo que más extraña. Que sorprendentemente ni los que estaban sobre el terreno de juego ni los técnicos con sus recomendaciones pudieran evitar la descomposición general. Para ganar al Valencia se supone que hay que correr, tener calidad y también algo de fortuna. Y esos son demasiadas exigencias hoy por hoy para el Espanyol actual. Pues bien, aún así, a los catalanes les bastó para prestar atención al partido, sacarle jugo a errores individuales como el de Piccini -segundo examen que no llega al aprobado- y mantener algo de coherencia en el juego.

Bien es verdad que el Valencia, en algunos minutos del primer tiempo, especialmente en la media hora inicial, pisó el área con algo más de interés y hasta mostró cierta apariencia, falsa a tenor de lo que pasó después. Que Parejo, por ejemplo, falle en las dos primeras entregas que hizo nada más ponerse el balón en marcha ya dio que pensar de que la tarde había empezado algo torcida. Ni que estuviera Lim como espectador -ya empieza a ser sospechoso el mal fario que le persigue- ni que contra el Atlético se hubiera dado una nota alta y respetable contribuyeron a dar consistencia al Valencia. Sencillamente, el equipo quedó atrapado en un sinsentido del que el rival se benefició, quizás de una manera más generosa de lo que podía imaginar en un principio. De hecho, Rubi en la primera parte no las tuvo todas consigo porque el Espanyol se mostró algo más temeroso de lo que Cornellà podía imaginar. El Valencia arrastra fama de equipo potente y eso ya da pie a pensar que se va a encontrar más de un partido con rivales que prefieren preservar sus intereses antes que echarle descaro al asunto. Rodrigo, por ejemplo, es un tipo que atrae la atención de varios adversarios pero aún así tuvo dos apariciones de cierto nivel en el área en los primeros minutos. Lástima que acabara por contagiarse de un Santi Mina que vuelve a estar tan desubicado como el día del Atlético. Ahí seguramente pudo empezar a creer el Espanyol en su convicción de resistencia. Wass y Carlos Soler aportaban trabajo táctico pero nada de imaginación por las bandas y el Valencia empezó a perder poco a poco presencia en el campo.

Salvaría Neto el primer gol con un doble remate espanyolista. Primero le ganaba Sergio García en el salto a Gabriel Paulista -sí, no es un error- para mandar el balón al poste y el posterior remate de Borja, adelantándose a Piccini, lo sacaba Neto casi sobre la línea cuando estaba a punto de colarse. El VAR, esta vez, confirmó sin necesidad de parar el partido que el Valencia se había salvado del gol por muy poco.

RCD Espanyol

Diego López; Javi López, David López, Mario Hermoso, Dídac Vilà; Darder, Marc Roca, Granero (Víctor Sánchez, min.79); Sergio García (Hernán Pérez, min.70), Baptistao (Piatti, min.76) y Borja Iglesias

2

-

0

Valencia CF

Neto; Piccini, Gabriel, Diakhaby, Gayà; Wass (Cheryshev, min.64), Kondogbia, Parejo, Carlos Soler; Rodrigo (Batshuayi, min.74) y Mina (Gameiro, min.67)

  • GOLES: 1-0: Granero, min.63. 2-0: Borja Iglesias, min.68

  • ÁRBITRO: Del Cerro Grande (comité madrileño). Mostró tarjeta amarilla a Diakhaby (min.30) y Hermoso (min.48)

  • INCIDENCIAS: partido correspondiente a la segunda jornada de LaLiga Santander disputado en el RCDE Stadium ante 18.714 espectadores

Pero el VAR, ya en la segunda parte, dio la razón al Espanyol. Una falta algo dudosa en la interpretación de Diakhaby la transformó Granero en una genialidad al más puro 'estilo Parejo'. Golpeo en la frontal, da en el larguero y bota en el césped. El árbitro considera que no entra y el juego sigue pero la televisión descubre que el balón se había colado.

Ya por entones el Valencia había casi desaparecido del mapa. Como si el partido no fuera del todo con él. No es que hubiera desidia, pero sí cierta desconexión a nivel grupal. Ni aparecían las supuestas individualidades, ni se ofrecían apoyos ni había una idea clara de cómo reconvertir una aparente sensación de dejadez en algo de fútbol. Realmente, la segunda parte será para Marcelino una pesadilla cuando la vuelva a ver en el vídeo. Es justo lo que nunca ha querido de su gente. El año pasado, a estas alturas, los valencianistas hacían sangre en cada dentellada que daban, parecía que se les acababa el mundo en cada carrera y había una exagerada predisposición de todos por destrozar a quien se pusiera por delante. No conviene tampoco caer en el desánimo general, pero sí es bueno dejar las cosas claras. Si el Espanyol, con un nivel algo escaso de calidad en líneas generales, te mete dos goles en la segunda jornada es que algo en el Valencia no acaba de funcionar como se esperaba. Precisamente, Marcelino se había metido entre ceja y ceja continuar la reducción de goles en contra, algo que por lo que se vio este domingo todavía falta por pulir.

Más aún cuando tu lateral derecho la pifia de la manera que la pifió. Su error en el control permitió a Leo Baptistao encarar a Neto y, posteriormente, al limitado Borja empujar a placer el rechace. No se sabe qué es peor si que Piccini sea el titular indiscutible o que no haya un recambio adecuado en caso de que no le salgan las cosas.

El Valencia estaba sentenciado porque ni los cambios permitieron abrir un pequeño resquicio para la esperanza.

Debutó Cheryshev y se cambió la pareja de arriba. Rodrigo, curiosamente, no se desplazó a la banda como sí que pasó contra el Atlético sino que se fue a la ducha. Son decisiones -la del internacional español- que afectan al debate sobre si el técnico acertó o se quedó a medias en su búsqueda de soluciones. Lo que se vio claramente es que el Valencia no supo levantar la cabeza ni tampoco su ánimo

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