Los cien días de silencio de Kiat Lim en el Valencia
El hijo del dueño ve y comenta todos los partidos del equipo, aunque sean de madrugada, y tiene contacto con el club casi a diario por videoconferencia
Este no es el Valencia que nos merecemos. El Valencia necesita alguien que lo lidere pero que esté comprometido con el equipo y con la ... historia. Si este señor no se siente en condiciones, le pido respetuosamente, le solicito que dé un paso al costado«. Más a gusto que unas pascuas se quedó una de las voces más autorizadas del valencianismo de todos los tiempos. Mario Kempes expresó el 23 de agosto del año pasado de manera un tanto sorprendente una preocupación que algunos ya vislumbraban y que el paso del tiempo vino a confirmar, con esa grave amenaza del descenso. Es más que probable que Peter Lim, a quien iba dirigido lógicamente el mensaje, no entienda en toda su concepción quién fue, es y será Kempes para el valencianismo pero la llamada casi de socorro del argentino se coló con toda seguridad por las rendijas de Singapur. Eso sí, el Matador no esperaba este particular giro de... 360 grados. La saga continúa.
Como Meriton nunca suele dar explicaciones sobre lo que hace o deja de hacer, es probable que nunca se sepa realmente el motivo real que llevó al máximo accionista a quitar por segunda vez de un plumazo de la presidencia a Layhoon y nombrar a su hijo Kiat como máximo exponente en el Valencia. Así, sin venir mucho a cuento y sin señales claras que detectaran si el hartazgo de Layhoon coincidió con la necesidad de Lim de dar una vuelta de tuerca a este asunto del Valencia.
Este miércoles se cumplen precisamente cien días de aquella bomba que pilló a todos poco menos que con el pie cambiado, muy al estilo singapurense. Con un comunicado políticamente correcto pero alejado de cualquier tipo de guiño al sentimentalismo, el Valencia anunciaba casi a la hora del almuerzo este relevo en la cúspide. La afición quería que se fueran Layhoon y Lim, eso es verdad, pero no que viniera otro Lim para la primera línea de fuego.
Lo curioso es que Layhoon, la misma que llegó a decir que el valencianismo había entrado con fuerza poco menos que en su corazón, despachó en cuatro líneas su adiós. Como si en lugar de ser la presidenta de un club centenario hubiera sido la presidenta de la finca: «Me complace pasar el testigo al Sr. Kiat Lim, hijo de nuestro máximo accionista. Este nombramiento es una clara afirmación del compromiso continuo con el club y su futuro. También quisiera expresar mi más sincero agradecimiento a nuestros aficionados y a todas las personas cercanas al club por su apoyo durante mi tiempo en este cargo». Lo que se dice profundidad, entendiendo un adiós a lo grande, brilla desde luego por su ausencia.
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Kiat pilota desde marzo la nave. A su estilo y bajo la supervisión –y dinero– de su padre, que ya ha dejado de salir en las fotos. A sus 31 años, este licenciado en psicología por la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia) y gestor de varias de empresas en múltiples sectores, había picoteado ya en 2022 lo que significa al menos estar en una posición privilegiada dentro del club. Fue entonces cuando fue nombrado miembro del consejo de administración. Recién cumplidos los veinte años asistió a aquella junta de accionistas en el Palacio de Congresos en los que Layhoon escenificó la nueva propiedad. Los accionistas del Valencia allí presentes, entregados totalmente a la causa liderada por Salvo y por las mandarinas de la madre de Layhoon, ovacionaron y obligaron a levantarse de su asiento al joven Kiat, sentado en las primeras filas. Ni se podía imaginar el chaval que iba a ser consejero y que ese mismo día que estrenaba cargo de directivo iba a cometer el primero de sus grandes errores con la afición del Valencia, al decir públicamente que se iba a involucrar de lleno en el club. Nunca más se supo de él –ni vino tampoco a Mestalla a ver algún partido– hasta casi dos años y medio después cuando su padre le obsequió con sillón presidencial. A muchos les recordó una sucesión que se vivió de manera algo similar en el Valencia con Bautista Soler y su hijo Juan. Y aquello acabó como acabó.
En aquella situación, al menos a Juan Soler se le podía preguntar. Con Kiat el contacto ha sido básicamente nulo. Pasará a la historia por ser el primer presidente que no se ha dirigido ni una sola vez a los aficionados para expresar al menos cuáles son sus intenciones de presente y de futuro. El Valencia representa el paradigma del fútbol-negocio más alejado de los sentimientos, los mismos a los que el club recurre cada vez que el equipo se hunde en la clasificación. Kiat, con más de 273.000 seguidores en sus redes sociales (su hermana le triplica), prefiere compartir fotografías con sus estrambóticas prendas de vestir, sus enigmáticos memes y su predilección por las cruces que venir y hablar a sus aficionados. El silencio es dueño de su particular reinado.
Aún así, en el funcionamiento interno del club se ha percibido cierto cambio. Superar la barrera del padre es bastante fácil. Layhoon estaba –cuando estaba– aquí, pero el diálogo con Peter era tan restringido que el Valencia ha cometido infinidad de torpezas por esta circunstancia. La ventaja ahora es que Kiat se comunica sin problemas por whatsApp, y eso es una ventaja. Dicen de él que es bastante avispado y que en cuestiones que afectan a los negocios de calado del club sabe desenvolverse. Lo de Goldman Sachs, por ejemplo, es hoy por hoy el toro de mayor envergadura que lleva entre manos el Valencia –el anuncio oficial será en los próximos días–.
¿Le gusta de verdad el fútbol? Si se compara con su padre, menos; si se compara con Layhoon, más. Al menos hay constancia de que ve y hasta comenta casi al instante todos los partidos del equipo en directo, incluso con el hándicap del horario. Si sale o no beneficiado el Valencia es una cuestión a debatir, pero el simple hecho de la comunicación ya es una ventaja. Casi a diario mantiene videoconferencias con todos los ejecutivos del club, que se encuentran bastante cómodos a la hora de exponerle temas sensibles.
Bajo su mandato –por cuestión de fechas– se han anunciado diferentes acuerdos con prestigiosas empresas del sector que afectan al futuro del Nou Mestalla y se ha lanzado la nueva campaña de abonos con la subida del 3%. El objetivo principal de esta temporada, que no era otra cosa que la salvación, se consiguió incluso antes de lo que parecía allá por el mes de diciembre/enero. Seis triunfos, cuatro empates y dos derrotas ha sido el balance del equipo desde marzo. Eso sí, el Femenino se pegó el gran batacazo. El primer gran fracaso se su etapa como presidente ha sido sin duda el descenso a la categoría de plata. El desafío que tiene ahora, con nuevo entrenador, es subirlo de nuevo.
Su primera gran decisión en lo que al equipo masculino se refiere es el fichaje de Ron Gourlay. Ahí su padre ha dejado clara su impronta, aunque aprovechó el anuncio del nuevo CEO para lanzar un mensaje: «Estamos construyendo el Valencia del futuro, con una base sostenible, ambiciosa y digna de nuestra orgullosa historia...». Veremos a qué aspira realmente el equipo. La reflexión siguiente de Gourlay tampoco tiene desperdicio: «Con Kiat al mando, compartimos la ambición de devolver al Valencia al lugar que le corresponde: competir por los más altos objetivos».
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