La resignación de Bordalás
«Soy el comodín de las críticas», dice el técnico, que lamenta no estar en la planificación de la plantilla
José Bordalás conoce de sobra cómo es el Valencia por dentro y por fuera, y la resignación es una virtud que ya tiene bastante trabajada. Sabe, tras una primera temporada menos exitosa en lo personal de lo que podía creer en un principio, que el de Mestalla es un club atípico y con peculiaridades que a veces incomodan a los entrenadores.
Este lunes, media hora antes de que Bordalás apareciera por la sala de prensa y dos días después de que el técnico saltara como un resorte ante el hostigamiento periodístico en Bilbao, el club decidió salir en defensa de su entrenador y también del equipo. Si el domingo lo hizo tímidamente a través de las redes sociales, esta vez fue de manera oficial con un comunicado, deslizando sutilmente sus quejas hacia los árbitros. «El Valencia lamenta y condena la campaña de acoso y derribo que está recibiendo nuestro entrenador José Bordalás y nuestro equipo a lo largo de la temporada. Una corriente adversa, alimentada también por algunos medios de comunicación y cuyo único propósito es hacer daño al técnico y al equipo, y que ha llegado a propiciar insultos muy graves por parte de varias aficiones contrarias hacia nuestro entrenador. Además de crear también una corriente negativa para tratar de condicionar al estamento arbitral. Por ese motivo, desde el Club solicitamos el mayor respeto hacia nuestro técnico y nuestra plantilla».
El matiz es que esta sensación de hostigamiento se arrastra desde hace bastante tiempo y ahora, a tres jornadas para la conclusión de la temporada, las consecuencias apenas tendrán trascendencia. Además, también hay que tener en cuenta el impacto que produce un comunicado la víspera de la jornada 36. Cierto es que Ricardo Arias, embajador y portavoz, ha hablado de ello en alguna ocasión pero como reflexionaba este lunes Bordalás -casi con la boca pequeña-, «si se hubiera cortado antes -esa corriente en contra-, quizás no hubiéramos estando tan señalados ni perjudicados. No se hizo».
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El presidente del club siempre se ha mostrado alejado de estas cuestiones y aunque este lunes Bordalás no hizo una referencia explícita a Murthy, sí citó un ejemplo: «Nunca es tarde si se defienden los intereses del Valencia. Uno ya tiene experiencia y he vivido muchas cosas. He visto partidos donde al rival le señalan dos penaltis y hasta el presidente de ese equipo ha bajado al túnel, se ha metido con el árbitro y han armado la de Dios. No sé si eso es bueno o malo pero cuando se cometen injusticias no vas a poner la otra mejilla, uno se cansa. El que quiera que le respeten lo primero que debe hacer es respetar».
Bordalás se ha sentido señalado y quizás hasta solo. «Si no el blanco, sí el comodín. No se atreven a meterse en conjunto con el Valencia porque es una institución importante pero sí con su técnico. Aquí estamos hablando del Valencia y se están metiendo con el Valencia. Tenemos que defendernos todos de cualquier injusticia. No me siento perseguido pero sí el comodín que necesitan siempre. Confío plenamente en que esos insultos -los que recibió en Bilbao- se sancionen para que no se repitan. Igual que si hay algún cántico racista». LaLiga envía a cada estadio informadores que son los que recogen cada cántico y actitud del público, para luego proponer sanciones de carácter genérico.
La pregunta a Bordalás surgió en esta previa al encuentro de esta tarde contra el Betis. ¿Se han sentido perjudicados por los árbitros? «Todos hemos podido comprobarlo, no voy a hablar de acciones puntuales porque ya las hemos debatido y comentado», respondía, citando las cartulinas rojas que alguno de sus jugadores han recibido de manera sorprendente si se tiene en cuenta lo que ha pasado con otros casos. En San Mamés, por ejemplo, Dani García pudo ser expulsado por clavarle los tacos en la bota a Ilaix Moriba. No estaba el balón en juego y el árbitro ni tan siquiera le mostró la cartulina amarilla.
Pero el gran problema para Bordalás es que, además, el club le mantiene en una posición más fría en lo que a su participación en la planificación de la próxima plantilla se refiere. Ni por Hugo Duro le han consultado -eso dijo-, cuando el Valencia está a punto de anunciar de manera inminente la ejecución de su cláusula de compra. «Es un tema que tenemos que sentarnos a hablar. Cuando hablo 'nivel Valencia' muchos piensan que el entrenador es exigente y no hablo de jugadores como Kily, Albelda, Pellegrino... Que vengan para ayudarnos y que nos den un salto. Hace muy poco hablaba con un director deportivo y me comentaba la intención de su club de fichar tres o cuatro jugadores para dar un salto a la plantilla, es lo más normal del mundo», comentó.
Habló sin entrar en detalles del verano que espera: «Creo que el equipo tiene necesidades que no son caprichosas, sino por la exigencia de la competición. El Valencia es un club grande e histórico y tenemos que intentar confeccionar la mejor plantilla para tener objetivos ambiciosos. Sabemos que debe vender pero luego tratar de mejorar la plantilla».