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Arango (izquierda) y Pepín posan en Mestalla, en verano de 1972. /ARCHIVO BERNAT NAVARRO PORTER
Arango y Pepín, unidos por el destino
EL TÚNEL DEL TIEMPO

Arango y Pepín, unidos por el destino

La contratación de ambos futbolistas en los primeros meses de 1972 se dilató por la muerte de Vicente Peris y también se marcharon del Valencia al mismo tiempo

pacO LLORET

Viernes, 22 de mayo 2020

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Ambos futbolistas llegaron al Valencia dentro de una operación a dos bandas. La pareja debutó a la par en Primera División y, en el colmo de las coincidencias, abandonó la disciplina valencianista también al mismo tiempo. Pepín y Arango formaron un dúo indisoluble, unidos por el mismo destino. Ambos procedían del Cartagena y su fichaje se concretó en los primeros meses del año 1972. Su contratación se dilató por la muerte de Vicente Peris en Mestalla a la conclusión del partido Valencia-Atlético de Madrid.Peris tenía previsto salir de viaje hacia la ciudad departamental esa misma tarde para cerrar el traspaso de ambos jugadores, pero la muerte le sorprendió en las dependencias del campo.

Pese a este fatal suceso, la pareja de refuerzos se incorporó a la entidad de Mestalla ese verano, cómo estaba previsto. Arango jugaba de defensa lateral y Pepín de centrocampista con vocación ofensiva. Ambos despuntaban en el Cartagena que militaba en la Tercera División por entonces. Su bautismo de fuego en Primera, nunca mejor dicho, tuvo como escenario el campo de Los Cármenes, en la tercera jornada de la Liga 72-73. En aquella época, debutar en Granada se convertía en un mérito añadido, ya que implicaba serios riesgos para la integridad física, dada la extrema dureza con que solía emplearse el rival. Pepín y Arango salieron indemnes, cumplieron y superaron la prueba con nota. No tuvo tanta suerte Forment, a quién el defensa Aguirre Suárez le rompió la pierna esa tarde. Aquel fue un partido para los anales porque también se produjo un tercer debut: en la portería se estrenó Pepe Balaguer. El duelo acabó con empate a uno. El gol valencianista fue obra de Uriarte II.

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En realidad, Arango ya había debutado unos días antes en partido oficial que también finalizó en tablas, 2-2, y se había visto sometido a otro examen exigente cuando le tocó reemplazar a Antón, lesionado a los 10 minutos en Maine Road, el antiguo campo del Manchester City, en el primer partido de la Copa de la UEFA disputado por el Valencia en toda su historia. Ni el ambiente atronador de la grada 'citizen' ni la fogosidad de los jugadores ingleses, en cuyas filas se alineaban los afamados delanteros internacionales Colin Bell y Francis Lee, afectaron a este defensa lateral que era puro nervio. Buen marcador, rápido, se ajustaba al perfil del defensa cumplidor que no desentonaba aunque tampoco se le podían pedir exquisiteces. Su principal laguna se producía cuando subía al ataque. Acostumbrada a las incursiones demoledoras de Antón y a sus goles espectaculares, la afición echaba de menos ese atrevimiento en las acciones ofensivas.

Alfredo Di Stéfano recurrió a sus servicios en la primera temporada con mayor frecuencia que en la segunda y última, cuando la aparición de Cerveró le cerró las puertas de la titularidad. El último encuentro de Arango como valencianista tuvo lugar en La Rosaleda en la jornada en la que concluía la primera vuelta del campeonato. En ese encuentro se produjo el debut oficial de Cerveró que compartió con el cartagenero la segunda mitad, puesto que Arango reemplazó en el descanso a Vidagany. El rasgo de Arango que más destacaba era el de su polivalencia, podía actuar tanto en la banda derecha como en la izquierda, y su intensidad en el marcaje. Después de salir del Valencia regresó a Cartagena donde prolongó su carrera.

Por su parte, Pepín, a diferencia del defensa lateral, tuvo mayor presencia en la segunda campaña, la 73-74, ya que en la primera apenas dispuso de oportunidades porque se mantenía intocable en las alineaciones la medular conformada por Claramunt, Lico y Adorno. Su papel cotizó al alza en el siguiente ejercicio, hasta el punto de participar en más de la mitad de los partidos de Liga disputados. Pese a la enorme competencia existente en esa línea y a la gran calidad de los jugadores que actuaban, este interior zurdo se ganó la titularidad y desbancó a un irregular Adorno, hasta entonces dueño y señor de la demarcación.

Su larga melena azabache competía con la de Lico, compañero de fatigas en el centro del campo. Pepín, natural de Lebrija, era un futbolista de estilo irreprochable pero al que, posiblemente, le faltaban prestaciones para triunfar en un equipo de la exigencia del Valencia. Tenía buenas maneras pero no terminó de explotar. No es menos cierto que aquel equipo que había iniciado su andadura de forma espléndida terminó por venirse abajo. En el primer tramo de campaña su rendimiento fue notable. Se fue sin marcar un gol en Mestalla tras fichar por la UD Salamanca que había ascendido por primera vez a la máxima categoría. En su primera visita con el conjunto charro, temporada 74-75, fue el autor de los dos goles visitantes en los últimos diez minutos que le costaron al Valencia ceder un empate en un partido televisado que dominaba por 2-0 y que provocó las protestas de la parroquia. Fue su revancha y, gracias a aquellas dos dianas, adquirió cierta notoriedad.

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