El amor tardío de una campeona incansable

Lina Alves no se siente protagonista. Disfruta de los campeonatos de halterofilia, el deporte que practica. Se le dan bien: en 2018 se proclamó quinta del mundo en Barcelona: «Fue increíble estar junto a deportistas de países como Estados Unidos». También recuerda «con cariño» sus primeras competencias. Hasta en dos ocasiones ha sido la mejor de España.

Sin embargo, lo que le más le ilumina la mirada es su Valencia Club de Halterofilia. Sus miembros. «Son como mis hijos porque, además de buenos en el deporte, lo son también como personas que es lo más importante», asegura. Desde hace tres años es presidenta de la entidad. Quién le iba a decir a ella hace que llegaría a ser la máxima representante de un club de halterofilia. «A los 40 años conocí el deporte de cerca y me empezó a interesar». Una década después, Lina recibía la ayuda de los más pequeños del gimnasio: «Me ayudaban a cambiar el peso y demás. Jugando, jugando, un poco sin darme cuenta, llegaron los campeonatos... Y hasta ahora».

La haltera lamenta no empezar a hacer deporte antes: «En mi época no era tan habitual que las mujeres hiciésemos actividad física, eran pocas las jóvenes que corrían o fuesen al gimnasio». Ahora lo recomienda a todas: «Nunca es tarde para empezar, lo digo a mucha gente. Ahora en el gimnasio tenemos a una chica de 60 años y nos lo pasamos en grande entrenando». Pero va más allá: «Lo mejor es la sensación que te deja esta actividad. Te hace sentir fuerte no sólo físicamente, mentalmente te ayuda mucho. Invito, sobre todo a las mujeres, a que se animen a hacer deporte, cada vez hay más que lo hacen y eso es sinónimo de salud y felicidad».

Su entorno está «feliz» por verle y no deja de animar a demás mujeres de todas las edades a que prueben un deporte «explosivo» que engancha: «Es una actividad muy sana, hay mucho mito alrededor, ni te haces enorme si no lo eres, ni te impide crecer si eres un niño. La halterofilia es un deporte que poco a poco se va conociendo más, pero todavía hay cierto desconocimiento acerca de ello y la mejor manera de conocerlo es acercarse y probarlo».

Durante el primer estado de alarma las competiciones se frenaron. Lina temía que la gente de desanimase tras haber estado en casa encerrada, sin embargo no fue así: «Después del confinamiento, el número de socios en el club creció, somos unos 50 y esperamos seguir aumentando. Es un deporte en el que pueden disfrutar todas las edades. Los que lo prueban, siempre repiten».

Ahora, la haltera de Alboraya ha parado obligatoriamente. Una caída por las escaleras le perjudicó un hombro y no ve el día en el que pueda dedicarle horas al deporte que ama.