El abanico recupera su juventud
Uno de los accesorios más característicos de la tradición valenciana invade las tiendas de la capital para convertirse en una nueva moda juvenil
Marta Beltrán Ferreres
Valencia
Miércoles, 27 de agosto 2025, 00:17
El abanico ha dejado de ser el típico complemento propio de las señoras mayores y se ha convertido en una nueva tendencia entre los jóvenes. ... Aunque todavía se utiliza mucho para ocasiones más tradicionales, como actos falleros o presentaciones de festeras, cada vez son más los jóvenes que eligen el abanico para combatir el calor con estilo.
Tras un mes de agosto que ha sido sinónimo de fiestas de pueblo y festivales, no hay nada que apetezca más que una solución práctica y estética para darlo todo en la pista de baile. ¿Y qué mejor forma que volver a poner de moda un accesorio tan característico de nuestra cultura?
Eventos como el Arenal Sound o el Medusa ya apuestan desde hace algunos años por regalar abanicos con publicidad a la entrada del recinto. Normalmente, llevan el logotipo o nombre de la marca que los patrocina y suelen estar hechos de tela o de papel. «Miraras donde miraras, veías a gente con abanicos», dice Carmen, una joven de 20 años que asistió al Arenal de este año.Algunas veces tienen forma de pai pai, un tipo de abanico de origen oriental compuesto por una hoja rígida y un mango. Pero en otras ocasiones deciden mantener el diseño tradicional. Es una forma barata pero efectiva de publicitar un producto y evitar los golpes de calor.
Sin embargo, el abanico comienza a ser algo más que solo una forma desechable de afrontar las altas temperaturas. Muchos prefieren tener su propio palmito que vaya con su estilo y llevarlo allá donde lo necesiten. «Ahora son una moda», afirma María Serban, dependienta de la tienda Gnomo. «No suelen usarlo como las personas mayores, que tienen sus abanicos caros y antiguos sino que tienen bastantes tipos y más baratos», añade.
Esta popularidad creciente también ha llegado a las tiendas de Valencia y algunas marcas ya empiezan a aventurarse en el mundo abaniquero. La firma española 'Fisura' decidió emprender una línea de abanicos orientados a un público hace unos años y fue todo un éxito. Comenzaron con un diseño simple pero arriesgado: la frase 'puto calor' impresa en un abanico fabricado con textil y madera sostenible. Ahora, disponen de una gran variedad de frases y estampados muy populares entre la clientela de menor edad.
«A los jóvenes les cuesta más comprar abanicos de tipo tradicional, prefieren cosas más simples», comenta Gonzalo Giménez, propietario de Siente Valencia. En su tienda, los abanicos 'puto calor' se venden muy bien entre los adolescentes. En cambio, los diseños con flores y estampados no suelen gustar tanto. «Uno de los más populares de esta marca es el que tiene la frase 'yo no sudo, brillo', que además brilla en la oscuridad», dice María Serban, que también comercializa artículos de esta línea.
El perfil del comprador ha cambiado: ya no son solo mujeres mayores en busca de piezas pintadas a mano, sino jóvenes que priorizan el diseño sencillo y los precios bajos. «Compran los abanicos más baratos que tenemos que cuestan entre 3,50 y 5 euros», explica Valentín, dependiente de 'La Tendeta' en la Plaza Redonda.
No obstante, pese a este giro hacia lo sencillo y funcional, aún hay quien prefiere adquirir abanicos más trabajados. Algunas tiendas especializadas, como Abanicos Burriel, aseguran que cada vez son más los jóvenes que se interesan por modelos de madera tallada o con detalles cuidados pero no demasiado recargados. «Empiezan a apreciar tener un abanico bonito para toda la vida», explica su vendedora Marta Peris. Aun así, la mayoría apuesta por piezas ligeras, lisas y fáciles de combinar.
Al final, el abanico ha sabido adaptarse a las nuevas generaciones. Ha pasado de ser un símbolo de lo antiguo a representar una nueva forma de expresión: útil, accesible y cada vez más presente entre las manos jóvenes. En un país donde el calor es el protagonista, parece que el abanico ha encontrado una segunda juventud y todo indica que ha llegado para quedarse.
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