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Con vistas al nuevo vecino de la ciudad: el Roig Arena
El vecindario de Na Rovella hace balance de la forma en la que su barrio se ha redimensionado con la llegada del pabellón
En materia de ordenación territorial, hay construcciones o proyectos a largo plazo dentro de las ciudades que son capaces de cambiar por completo la posición ... en el mapa de barrios enteros. Sólo hace falta echar un vistazo a la hemeroteca para percibir la importancia que tuvo la construcción del estadio de Mestalla para el barrio de Pla del Real de Valencia. O la Ciudad de las Artes y las Ciencias para el vecindario de la avenida Profesor López Piñero. En los últimos cinco años un nuevo vecino se ha erigido en Na Rovella, el Roig Arena. Un nuevo coloso para la ciudad, un espacio que sitúa Valencia en el mapa del mundo de la cultura y que ha cambiado la vida de los vecinos a su alrededor. Tras las pruebas realizadas esta semana en su interior, septiembre será el mes que de pistoletazo de salida a un pabellón de última generación.
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El Roig Arena comenzó su construcción en junio de 2020, concretamente el día 29. Aquella jornada se puso la primera piedra del pabellón que por aquel entonces se iba a llamar 'Casal España Arena'. Han pasado muchas cosas desde entonces. Un recinto ubicado sobre 21.000 metros cuadrados y que ocupa una superficie total construida de 47.000. Durante estos cinco años, la maquinaria, los operarios y las obras no han cesado con el objetivo de conseguir un pabellón de eventos 'top' en Europa. Unos trabajos con los que vecinos de Na Rovella han tenido que convivir durante un lustro. «En cuanto salió el proyecto ya sabíamos a lo que nos enfrentábamos», comentaba Beti, vecina de la zona.
«Pese a todo, aunque las dimensiones de la obras son las que son, los trabajos en sí no han sido de una molestia excesiva», añadía. «Es indudable que nos hemos tenido que acostumbrar al ruido y movimiento de lunes a viernes, pero ha sido soportable. Estás en plena rutina y casi ni te das cuenta, han sido muchos meses», añadía Florencia, otra vecina con vistas al coloso. «Ahora en la recta final que se quedaban sin tiempo para terminar los trabajos han tenido que hacer algunas horas de más en fin de semana y eso sí ha podido generar alguna pequeña molestia de más. Un sábado o un domingo con ese ruido sí se ha sentido diferente. Por poner algún pero, pero en general ha sido todo muy bien llevado», añadía.
En esta línea, cabe resaltar que el proyecto del Roig Arena puso en el mapa la expansión de la ciudad en dicho barrio, por lo que los planes del pabellón han contribuido a una expansión urbanística. Con la llegada de nuevos edificios, también ha habido cierta saturación de obras. «Con los trabajos que peor lo hemos pasado son con obras alrededor del pabellón. Nuevas fincas, reformas, comercios nuevos. Algunas pequeñas empresas no son tan cuidadosas con el vecindario», explicaba Beti. «En algunas calles tienes que tener cuidad hasta de dónde aparcas. Esta semana dejé la furgoneta al lado de una parcela en construcción y me la he encontrado llena de salpicaduras de cemento. Al igual que para el pabellón ha habido un perímetro de seguridad, obras menores podrían hacer lo mismo», explicaba otro vecino.
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Y dentro de esta expansión del barrio, también han llegado los cambios en servicios básicos. Por un lado, los alrededores del nuevo pabellón son de uso exclusivo peatonal, por lo que las zonas de paseo de los vecinos se han visto aumentadas. «Como las zonas ajardinadas están por crecer, ahora en verano los paseos tal vez tengan que esperar, pero está muy bien contar con este espacio para ir con los niños o simplemente por airearse», indicaba otro vecino.
Y al igual que mejora el espacio peatonal en la zona, es obligatoria una reordenación de la movilidad, pues los grandes eventos que albergará el pabellón provocarán una afluencia de miles de personas determinada a momentos concretos. En este sentido, el barrio cuenta ya con un parking nuevo a varias alturas. Un espacio con capacidad para 1.034 plazas de vehículos particulares que pretende suavizar el impacto sobre el barrio de la llegada de vecinos que acudan a los eventos. Las tarifa general es de cinco céntimos por minuto, si se contrata la especial app Roig Arena el precio es de 3,3 céntimos mientras que la máxima diaria asciende hasta los 30 euros.
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Un nuevo servicio para el barrio que sin embargo no parece suficiente para los vecinos. «Tener el parking nuevo está muy bien pero falta ver quién lo usa. Primero, porque el aficionado al Valencia Basket estaba acostumbrado a aparcar donde podía de manera gratuita, y lo segundo porque pese a ser un espacio grande no va a ser capaz de soportar la afluencia al nuevo pabellón», indicaba Beti. De hecho, el gran inconveniente para la gente del barrio con respecto a su nuevo vecino es cómo la ciudad será capaz de controlar los excesos a la hora de buscar aparcamiento. «Yo salgo de casa en día de evento sin estar atenta y me puede pasar un coche por delante del portal que piensa aparcar en la acera», ejemplificaba Beti.
Pese a ello, esta tal vez es la «única pega» que pone el vecindario sobre el Roig Arena. Y es que los vecinos están «encantados» por la capacidad del proyecto para retener el sonido. El pasado martes se realizó una prueba con 10.000 personas dentro y el resultado en las inmediaciones del estadio fue todo un éxito. «La verdad es que no se escuchaba nada. De hecho, si no sabías que había un concierto esa tarde y no bajabas de casa ni nos habríamos enterado del evento», remarcaba Lucía, otra vecina. Al igual que con el sonido, los vecinos también se sorprendieron con la capacidad de la organización por permitir el acceso del público al evento. «La verdad es que la llegada masiva de gente apenas se notó. Sólo en el tráfico. Una vez el público llegaba a las puertas de acceso al pabellón casi no hubo colas, mi enhorabuena», señalaba Florencia.
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Ante la preocupación vecinal por la saturación de la zona y los problemas generados a la hora de buscar aparcamiento por parte de particulares, el Ayuntamiento de Valencia aseguró que la Policía Local realizaría un informe acerca del dispositivo desplegado el pasado martes durante el ensayo de un concierto en el Roig Arena para percibir posibles cambios que mejoren la fluidez y el acceso de los vecinos a sus viviendas en días de eventos.
Por su parte, los vecinos también celebraban que la llegada del Roig Arena había contribuido a la mejora de servicios en el barrio. «Lo cierto es que el barrio, desde la construcción de L'Alqueria del Basket, está en expansión. En este sentido, los vecinos hemos visto como ha aumentado el número de cafeterías, algún que otro comercio donde antes no teníamos nada, e incluso farmacias. Si antes teníamos una a cinco minutos andando ahora tenemos dos en dos manzanas adyacentes», explicaba otro vecino.
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El nuevo vecino de Valencia, el Roig Arena, ultima sus detalles para albergar grandes eventos a partir del mes de septiembre. Mientras tanto, su presencia ya ha hecho reconfigurar un barrio con la cara lavada y que en el corto plazo estará más que situado por todos los valencianos en el mapa de la ciudad.
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