Borrar
Urgente El precio de la luz de este miércoles será gratis nueve horas seguidas con la nueva tarifa
Varias terrazas de locales de restauración en Ruzafa. juan j. monzó

Campaña del Ayuntamiento de Valencia contra la picaresca en las terrazas de Ruzafa

Los hosteleros podrán reclamar al Consistorio la tasa ya pagada si tienen que reducir el espacio que ocupan en la vía pública

Jueves, 18 de enero 2018, 20:38

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El Ayuntamiento de Valencia revisará la superficie de más de un centenar de terrazas en el barrio de Ruzafa como parte de un plan especial de vigilancia, tal como anunció ayer el concejal de Espacio Público, Carlos Galiana, que el martes se reunió con vecinos, hosteleros y policía en una nueva sesión de la mesa de terrazas que revisa la situación en las zonas más saturadas de la ciudad.

«Quedan por regularizar en torno al 40 ó 50% y tenemos que revisarlas todas», comentó Galiana, que señaló que prestarán especial atención a puntos conflictivos de Ruzafa, como las calles Cura Femenía, Sueca o Literato, donde se agrupan buena parte de las 260 terrazas del barrio. A la espera de recibir la la alternativa de la Federación de Hostelería, los vecinos propusieron el miércoles 17 de enero una reducción del 30% de la superficie de todas las terrazas, pero Galiana es optimista y cree que no hará falta.

«Hay muchas terrazas ahora que siguen con la ordenanza anterior, cuando pedías por sillas y mesas y te daban más o menos dependiendo, entre otras cosas, de la anchura de la calle. Ahora, con la nueva ordenanza, sólo puedes poner 1,6 veces más mesas y sillas que el aforo del interior del local», explicó Galiana, que señaló que «la picaresca» de algunos hosteleros, que «daban largas» al Consistorio cuando acudían para delimitar las terrazas.

Galiana insiste en que han de visitar todas las mesas y sillas puestas en la calle: «Se acabó la picaresca»

Además, los empresarios podrán reclamar al Ayuntamiento la diferencia entre la tasa pagada antes y la que tengan que pagar ahora si la primera era mayor. «Si alguien ha pagado por 40 mesas y ahora tiene que poner 20, le devolveremos el dinero. Se podrá reclamar», comentó Galiana.

Se desconoce cuándo llegará este plan especial a Benimaclet, pero comerciantes y vecinos de este barrio ya han pedido que se ponga freno a la proliferación de bares, restaurantes y cafeterías. Los dos colectivos aseguran que es urgente tomar medidas antes de que se den situaciones límite como en la plaza Xúquer, Ruzafa, Menéndez Pelayo (antigua zona de Woody) y Juan Llorens.

Tanto la asociación de comerciantes como el colectivo de vecinos exigen que «se aplique la misma medida que en el barrio de Ruzafa, es decir, que se establezca una distancia mínima para abrir un local destinado a la hostelería porque no hay control alguno y el tema se está yendo de las manos. No tenemos nada en contra de la hostelería, pero tiene que haber un equilibrio para permitir el descanso de los residentes», explica José Andrés, presidente de los comerciantes, y Paco Guardeño, miembro de la directiva vecinal. En el caso de Ruzafa, la regulación del sector se hizo factible a través del planeamiento urbanístico, con la modificación puntual de la ordenanza del plan específico de Ruzafa y los colectivos de Benimaclet quieren que se ponga en marcha la misma medida. En el barrio del Ensanche las normas urbanísticas se aprobaron en mayo de 2014 y se estableció dos categorías. Para los restaurantes, cafeterías y bares, se permitió un máximo de nueve locales en un radio de 80 metros. Y para las discotecas, pubes y salas de fiesta, se aprobó que sólo podía haber dos locales en un radio de 200 metros y la distancia entre los locales tenía que ser de 130 metros.

«Nosotros queremos que se apliquen estas mismas medidas en el barrio en general antes de que sea tarde y se generen situaciones de conflicto entre vecinos y hosteleros», explican Andrés y Guardeño.

El Síndic de Greuges tramitó más de 450 quejas por ruido en la ciudad el año pasado

El Síndic de Greuges tramitó el año pasado un total de 454 quejas por ruido o contaminación acústica en la ciudad de valencia. La cifra representa casi la mitad de todas las gestionadas en 2017 en toda la Comunitat, que fueron 804, según los datos facilitados por esta institución.

Unas cifras hechas públicas el día después de conocerse que el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo condenaba a España a indemnizar a un valenciano, Miguel Cuenca, por las molestias provocadas por el ocio nocturno de la plaza Xúquer. Una sentencia que llegaba a los veinte años de haberse iniciado los trámites judiciales.

En este sentido, la institución que preside José Cholbi resaltó que sus dictámenes «están en total sintonía con los pronunciamientos de los tribunales de la justicia española así como con la última sentencia» de Estrasburgo. Recordó que la contaminación acústica por encima de los límites legales «incide perniciosamente sobre el derecho fundamental a la inviolabilidad del domicilio, a la protección de la salud, a un medio ambiente adecuado y a una vivienda digna».

La mayoría de las quejas tramitadas por el Síndic en la capital del Turia proceden del barrio de Ruzafa, donde la asociación Russafa Descansa ha denunciado en numerosas ocasiones la proliferación de terrazas, el botellón en los alrededores de pubs y discotecas y los alojamientos turísticos ilegales.

Del cerca de medio millar de reclamaciones en Valencia, 12 cuentan con resoluciones, mientras que en el total de la Comunitat fueron 74 en 2017. En ellas, el defensor del pueblo valenciano instó a las administraciones a adoptar las medidas necesarias para paliar el impacto de los ruidos sobre los vecinos.

También se resalta en las resoluciones la pasividad municipal ante los efectos perjudiciales para la salud provocados por la contaminación acústica y se recuerda a las distintas administraciones que «tienen la obligación de actuar frente a la vulneración de derechos». Por ello, Cholbi resaltó que las autoridades deben ser más activas y eficaces a la hora de inspeccionar las actividades ruidosa.

El bullicio de bares, terrazas y discotecas, botellón, casales falleros, carpas o tráfico centran las principales quejas. Además, el Síndic realiza una investigación de oficio sobre el ruido del ocio nocturno en la ciudad de Valencia.

El presidente de los comerciantes detalla que acaban de conocer los últimos datos de los comercios «y si hace cuatro años éramos 1.380 negocios ahora somos 1.036. Y los que reabren, en el 70% de los casos, son del sector de hostelería y muchos con sus correspondientes terrazas como en Emilio Baró, Dolores Marqués o avenida Valladolid».

Los residentes y comerciantes aseguran que «no queremos llegar a la situación de verse obligados a pedir que declaren la zona saturada de ruido (ZAS)». En cuanto al casco histórico, los vecinos piden que no se permita abrir más locales. «En unas quince calles tenemos 33 locales. Sólo en la plaza hay nueve, creo que ya hay suficiente servicio para el barrio y no queremos que sea polo de atracción para la gente que luego hace botellón», explican.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios