Panteón de Virginia Dotres, vallado y con piezas sueltas en el techo, en el Cementerio General de Valencia. Irene Marsilla
Todos los Santos

El SOS de los panteones históricos del cementerio de Valencia

Expertos en restauración, arquitectura y en historia de Valencia hacen un llamamiento para impulsar la conservación de estos grandes museos al aire libre

Lola Soriano Pons

Valencia

Sábado, 1 de noviembre 2025, 00:38

Cada lápida, cada panteón de los cementerios de Valencia cuentan la historia de personajes ilustres en áreas del saber tan diversas como la literatura, la ... pintura, la escultura, la arquitectura, la judicatura, también dicen mucho de familias emprendedoras o de gente que trabajó de sol a sol. En este día de Todos los Santos los Camposantos son un ir y venir de familiares y amigos que quieren rendir culto a sus seres próximos, pero además, los cementerios son museos al aire libre que dejan testimonio del arte fúnebre.

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De hecho, son cada vez más los turistas nacionales o extranjeros que no se van de la ciudad sin pasearse por este museo de la memoria y también hay valencianos que viajan por toda España y también optan por desplazarse a otros Camposantos donde hay grandes obras de arte como el cementerio de la Almudena de Madrid, donde por cierto hay muchas esculturas del ilustre valenciano Mariano Benlliure.

Adentrarse en el Cementerio General de Valencia puede convertirse en una lección de historia y de arte porque hay obras de escultores como Benlliure, Ricardo Boix, Luis Bolinches, Capuz, Castelló Mollar, Gabino, Francisco Paredes, Vicente Navarro, Silvestre de Edeta o Ramón de Soto, sobre todo en la parte histórica.

El problema es que algunos panteones y lápidas situadas en el suelo llevan años pendientes de intervención para que ese patrimonio pétreo no se quede en el olvido, no se pierda.

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En la actualidad son al menos cuatro los panteones históricos de este Camposanto que han sido protegidos con vallas para evitar que las esculturas que acompañan a las tumbas o edificios no se desmoronen, pero la cifra es todavía mayor en el caso de las lápidas antiguas del suelo.

Panteón de Caro y Conicio, en la sección primera izquierda del Cementerio General de Valencia, el de los marqueses de Tremolar y un tercero próximo a la puerta de acceso al Camposanto. Irene Marsilla

Expertos valencianos coinciden en hacer un llamamiento para que se hagan intervenciones y se restaure este patrimonio de este gran museo al aire libre de la ciudad.

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Entre ellos se encuentra Xavier Mas, investigador del Instituto Universitario de Restauración del Patrimonio de la Universitat Politècnica de Valencia, experto en conservación y restauración de materiales pétreos.

«Es importante hacer un llamamiento para que no se deje perder este patrimonio histórico de los cementerios valencianos. En realidad son los mejores museos al aire libre que tenemos». indica Xavier Mas.

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Parte de la idea de que «si quieres conocer las mejores esculturas de una ciudad, tienes que ir a sus cementerios porque las familias que hacían enterramientos en panteones contrataban a los mejores escultores del momento».

Mas detalla que es «desesperanzador ver cómo sí se conserva el patrimonio del centro de la ciudad, pero no ocurre algunas veces lo mismo en los Camposantos». Y añade que a veces «las familias no llevan a cabo estos mantenimientos porque supone una importante inversión económica o por motivos familiares».

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Mas restauró el ángel alado del panteón Pau-Simó; Girbés hizo una tesis de la arquitectura funeraria y Solaz dirige visitas guiadas

Este restaurador detalla que es importante que cuando se decidan a hacer trabajos de mantenimiento, «se pongan en contacto con el Ayuntamiento y que contraten a profesionales expertos en material pétreo, metálico o en vidrieras, según la composición de los panteones, y que no se confíe a obreros no expertos».

Precisamente Mas realizó en 2019 la restauración de la escultura del ángel alado del panteón familiar Pau-Simó, que data de 1895, una obra tallada en mármol de Carrara que presentaba muchas grietas.

Para la intervención, que contó con la dirección del arquitecto del Instituto de Restauración de la PV, Francisco Juan, desmontó las alas, se hizo una limpieza fisicoquímica y un tratamiento del volumen, cosidos y sellados. Este debería de ser un modelo a seguir para animar a otras familias a que se sumen.

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También coincide en este llamamiento Jorge Girbés, profesor titular de la UPV con docencia en Edificación y autor de una tesis doctoral sobre la 'Arquitectura Funeraria del Cementerio General de Valencia'.

Impulsar convenios

Girbés detalla que en los años 2002-2003 hicieron una visita con arquitectos de la universidad y se planteó la posibilidad de impulsar un convenio para restaurar obras en el cementerio, «pero como al final los panteones son propiedades privadas y tienen que sufragarlo, no es fácil».

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Explica que en varios casos el Ayuntamiento ha tenido que poner vallas «pero en varios casos llevan años y se necesita hacer intervenciones «incluso algunos están tapiados y apuntalados».

Al igual que Mas, Girbés insiste en que hay que «contratar a ingenieros de edificación y restauradores expertos».

Este arquitecto y profesor pone como ejemplo el panteón de la familia Dotres. «Es el segundo panteón que se construyó en el Cementerio General, pero en el techo se ven varias placas sueltas y la cripta está apuntalada».

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Otro ejemplo en la sección primera izquierda es el panteón de Caro y Conicio, que también está vallado, con un tono ennegrecido, parte de la piedra posterior rota, elementos férreos rotos y con la puerta de acceso tapiada.

En la parte derecha hay un tercer sarcófago con vallas, pilastras sueltas. Y en la segunda sección derecha, se encuentra un panteón, de los marqueses de Tremolar también con vallas.

«En este caso, los familiares sí iniciaron el proceso de restauración, pero amparándose en la ley de Memoria Histórica, por unas obras que se estaban ejecutando en otra parte del cementerio, en el osario, se prohibió por orden judicial hacer cualquier obra y, por exceso de celo judicial, costó un disgusto a los promotores y ya quedó paralizada la rehabilitación de este panteón».

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El investigador, bibliófilo y documentalista valenciano Rafael Solaz, que además guía una vez al mes a los visitantes por cuatro rutas del bautizado como recorrido por el 'Museo del Silencio' también defiende la necesidad de conservar estas obras de arte. «Es una pena que haya algunos monumentos arquitectónicos y escultóricos sin restaurar y hay varios ya mucho tiempo vallados. Sabemos que son propiedades particulares, pero se tendía que hacer algo de fuerza o hacer un informe el consell Valencià de Cultura para que se conserven o se creen convenios».

Solaz dice que muchos de ellos tienen grandes historias y pone como ejemplo el panteón de Virginia Dotres. «Su padre fue un hombre potentado, con fábricas de seda. La hija murió en 1851 y le dieron una sepultura provisional hasta que construyeron el panteón. Las piezas las trajeron desde Italia. A la joven se le conocía como 'la niña poeta'. En el nicho pusieron un libro, 'Las flores del sepulcro'».

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