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Y, pese a todo, playas llenas en Valencia
Los arenales del sur de Valencia ofrecen buen aspecto, superado el impacto de la dana, pero el Consistorio recomienda no caminar descalzos por la arena para evitar accidentes con astillas perdidas
Hay algo en las playas del sur de Valencia, en las del parque natural, que las hace especiales. Será la resaca, será el color azul ... blanquecino de sus aguas, o que para llegar hasta ellas haya que atravesar bosques (y atascos) eternos, pero las playas de la Albufera se encuentran entre las preferidas de los valencianos. En aquella tarde oscura de octubre, las golas, y el cauce viejo, soltaron millones de litros de agua dulce y toneladas y toneladas de cañas y restos que se amontonaron en las playas. En los días posteriores, bajo cielos nublados se acumulaban kilómetros y kilómetros de basura que en las urgencias tras la catástrofe parecían que iban a eternizarse. La estampa este domingo por la mañana en las playas del sur de la ciudad es otra muy distinta: la normalidad se ha recuperado y miles de personas descansan en Arbre del Gos o Garrofera en playas limpias y adecentadas.
El Consistorio ha invertido casi un millón de euros en limpiar las playas del sur. Lo hizo hace meses, cuando fue evidente que Costas no iba a hacerlo. Los trabajos permitieron retirar 40.000 toneladas de los arenales situados al sur de la desembocadura del Turia y a ambos lados de la gola del Pujol. Las tareas de limpieza se realizaron con medios mecánicos como tractores con pala de púas y camiones 4x4 salvo las zonas de anidamiento del chorlitejo patinegro, donde la retirada se está realizando a mano.
Con todo, aunque el aspecto de las playas es de normalidad absoluta, hay algunos detalles que evidencian la catástrofe ambiental que fue la barrancada para los arenales del sur. En la entrada a la playa junto al viejo Sidi Saler (todas sus ventanas abiertas hacia el mar, pero sin okupas a la vista), hay un cartel que pide al visitante que acceda a la arena con zapatillas, sandalias o chanclas por la presencia de astillas en la arena. De hecho, entre la pasarela de madera y la zona de orilla todavía se pueden ver diminutos pedazos de cañas y de madera que no han podido ser retirados del todo.
Pero donde es más evidente la situación dramática que vivieron las playas es en las dunas donde anida el chorlitejo, un diminuto pájaro protegido que vive en el ecosistema costero del parque natural. Ahí todavía hay toneladas y toneladas de cañas que, como decíamos, no han podido ser retiradas por medios mecánicos. De hecho, tal como confirmaron este domingo desde la concejalía de Playas del Ayuntamiento de Valencia, en la zona de las dunas el trabajo se hace a mano, por lo que es mucho más lento que con máquinas. Algunas de las dunas están ya limpias, mientras que en otras todavía hay miles de cañas. El corte entre la zona 'limpia' y la 'sucia' es fácilmente apreciable a simple vista
«La playa está perfecta, no se nota nada», comenta Carlos, un joven que este domingo ha acudido a la playa junto a un grupo de amigos. «Es verdad que tienes que tener un poco de cuidado hasta que llegas a la orilla, pero nada grave», añade otro. Quienes salen del agua confirman que está limpia. «No hemos visto basura», explica una pareja que acaba de salir y se está secando al sol. Desde Cruz Roja aseguran que no eestán, por el momento, teniendo más cortes o atenciones vinculadas a las astillas que en otros años.
No todos los municipios de la Comunitat han corrido la misma suerte. En Gandia, por ejemplo, algunas playas están llenas de astillas, que los bañistas relacionan con la barrancada. Lo cierto es que la riada expulsó al mar miles de toneladas de residuos que la corriente ha llevado hacia el sur y que ha llegado a playas como Cullera o Tavernes de la Valldigna, mucho más próximas a la desembocadura del río Xúquer.
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