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Torre Miramar. I. MARSILLA
«Cualquier pared no vale para escalar por una cuestión de seguridad»

«Cualquier pared no vale para escalar por una cuestión de seguridad»

La Dirección General de Deporte frena el sueño de Ribó de hacer un circuito de parkour en la Torre Miramar

Mar Guadalajara

Valencia

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Viernes, 2 de octubre 2020, 20:22

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El parkour y la escalada están en boga en Valencia para sorpresa de los deportistas que los practican en la ciudad. Las ocurrencias políticas marcan la actualidad, lo que genera desconcierto sobre algunos colectivos olvidados. Hasta que salta el anuncio: Ribó planea rehabilitar la rotonda de la Torre Miramar de la avenida de Cataluña para convertirla en rocódromo y en un punto donde practicar parkour. Y es entonces cuando más de uno se lleva las manos a la cabeza.

«Cualquier pared no vale para escalar, es una cuestión de seguridad y no es tan sencillo porque habría que acondicionar esa pared con material de seguridad y bajo debería llevar una zona acolchada», explica el presidente de la Asociación de Deportes de Montaña, Alex Ortiz. En sus manos está la cesión del único rocódromo de titularidad pública, en el Complejo Deportivo Municipal de La Petxina.

Ortiz entiende que la idea se lanza por el eco mediático, porque le extraña que se abran nuevos frentes cuando aún hay otros desatendidos. «Pero supongo que invertir en el rocódromo que ya tenemos en la ciudad no tiene tanta repercusión», apostilla. Pues la instalación está al descubierto y las condiciones climáticas condicionan su uso. «No tiene techo, ni está protegido, es un handicap porque con la humedad, la lluvia o el frío ya no se puede practicar por estar a la intemperie. Lo hemos pedido por escrito para que hagan la reforma con alguna protección pero la inversión de momento no ha llegado. Siempre hay una excusa para que sigamos así».

La idoneidad o no de la torre para ser transformada en rocódromo no es lo único que desmonta la propuesta de Ribó; se termina de caer cuando la Federación de Gimnasia de la Comunidad Valenciana (FGCV) se pronuncia para considerar la práctica del parkour como una especialidad deportiva de riesgo. Lo que ha llevado a la Dirección General de Deporte de la Comunidad Valenciana a aceptar dicha calificación y a prohibir su práctica «por grupos de recreación deportiva o secciones de recreación deportiva».

Según el alcalde, la base de la torre, de 7.000 metros cuadrados, permitiría crear un espacio exclusivo para este deporte. Pero ahora, la práctica de esta modalidad sólo podrá realizarse en el seno de un club deportivo y en el ámbito federado, con la suscripción de los seguros de responsabilidad civil y de accidente deportivo; así lo dicta el propio órgano competente en materia de deportes con lo que se publicará en el Diari Oficial de la Generalitat Valenciana.

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Lo cierto es que la torre de Miramar está lejos de ser un complejo deportivo y así el proyecto quedaría en el aire. «Se debería invertir más dinero público en las instalaciones que ya dispone la ciudad que en empezar de cero en otra que realmente no es una instalación deportiva, es una rotonda», insiste Ortiz.

Lo que plantea el presidente de la asociación es la necesidad de mejorar los complejos y centros deportivos cedidos a gestores que ni legal ni económicamente pueden asumir el coste de la inversión. En su caso porque son una entidad sin ánimo de lucro y lo que viene reclamando no es más que una inversión «sencilla» en material propio, como presas, instalación nueva de seguridad y una cubierta para proteger el rocódromo.

«Seguro que es mucho más caro construir un rocódromo nuevo sobre esa torre que hacer un techo y comprar unas presas, creo que si se mantuvieran bien las instalaciones que ya están empezadas y sobre todo en un espacio como es la Petxina, que es un complejo junto al río, que es accesible, pues sería lo ideal», argumenta el presidente de la asociación al que la propuesta le sorprende además por la falta de visibilidad que sufren estos deportes en Valencia. «Ni siquiera a través de las redes sociales se presta atención a la escalada ni a los deportes en la naturaleza por parte de la administración. Parece que siempre están los mismos; los deportes como el nuestro están un poco dejados, y de eso se ha aprovechado el sector privado, cada vez hay más rocódromos privados que ocupan un espacio que el deporte de titularidad pública no ha sabido llenar».

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