El Marítimo nunca muere: de casas de pescadores a nuevo restaurante
Grupo Mercabanyal prepara un concepto de restauración en José Ballester Gozalvo, frente al mar, en unas antiguas viviendas rehabilitadas
El Marítimo nunca muere. Ni cuando se planteaba ampliar Blasco Ibáñez. Como el mar, que es eterno, y quizá precisamente porque es de ahí de ... donde el barrio nació, creció, vivió y se reprodujo, el Marítimo se niega a morir. Ni la gentrificación podrá con él (aunque es una dura prueba). Mientras el Marítimo tenga vecinos que viven en él, gente que trabaja por él, empresarios que invierten en él, todo tendrá una segunda vida. O una tercera. O una cuarta. Es lo que ha pasado con varias viviendas de pescadores situadas en primera línea de playa, en José Ballester Gozalvo, donde Grupo Mercabanyal ultima la apertura de un nuevo restaurante. El concepto llevará por nombre Casa Pescadores porque se ubica, de hecho, en viejas viviendas abandonadas que se han respetado para que el proyecto continúe lo más cerca posible del mar, tanto real como figuradamente.
Uno de los locales, de hecho, era una pequeña carpintería naval y el de al lado era la casa familiar de sus propietarios. Como quiera que tanto el grupo Mercabanyal como Jugando con Fuego, aliados en esta aventura, tienen importantes lazos con el Marítimo, han hecho hincapié en respetar la esencia de las viviendas, que contaban con un gran patio interior. Tanto es así que la rehabilitación ha mantenido elementos como remos, herramientas, recipientes o utensilios de calafateo para que la esencia misma del barrio siga viva en el nuevo restaurante. Es algo a lo que cualquiera que viva o trabaje en el Cabanyal sabe que no puede renunciar. El alma del mar, el alma del barrio, es ineludible.
Tampoco es que se quisiera eludir, en realidad. «Se sigue respirando la esencia de Poblats Marítims», explican fuentes del proyecto. El restaurante pretende «defender la sobremesa» como un tesoro cultural: «Ese momento en el que el reloj se detiene, las conversaciones fluyen y la vida sabe mejor alrededor de la mesa». Bien lo saben los habitantes de la fachada marítima, y en realidad cualquiera que viva en Valencia, donde tomarse la vida con calma y 'xarrar' alrededor de la mesa son consustanciales a cualquier reunión social.
«Nuestra apertura es también una reivindicación: recuperar el arte de la sobremesa frente a la prisa, los turnos y la comida sin alma. La sobremesa es más que un hábito: es una forma de entender la vida», insisten las mismas fuentes. La propuesta gastronómica que plantearán «nace del mar, con respeto al producto y la sabiduría de las recetas de siempre». «No buscamos artificios: en Casa Pescadores lo importante es la buena comida casera, hecha con calma y con cariño. Traemos a la mesa los sabores del mar con honestidad, como lo hacían antes: producto fresco, tradición y la sencillez bien entendida», indican.
El restaurante, que se llamará Casa Pescadores, se plantea como «un lugar para compartir, celebrar y disfrutar con quienes más quieres». «Aquí, lo importante no es la etiqueta ni la prisa, sino el tiempo que se dedica a la gente alrededor de una mesa. Creemos que comer juntos es mucho más que comer: es conversar, reír, brindar y quedarse un rato más. Esa es nuestra esencia», insisten. Casa Pescadores es un homenaje a la tradición y al barrio, aseguran las mismas fuentes.
Hablamos, por tanto, de turnos largos, sin demasiada prisa. Una manera de entender la comida y el negocio similar a como se ha hecho toda la vida en el Marítimo, quizá el barrio de Valencia que más 'pueblo' es. Quien es del Marítimo, es del Marítimo, y tiene sus tradiciones arraigadas. Este nuevo proyecto busca aumentar la oferta de una zona en auge pero sin perder de vista que el restaurante estará en unas casas que antes eran viviendas de vecinos y negocios que daban vida al barrio. Ya saben, el Marítimo nunca se muere, porque las olas nunca dejarán de lamer la playa del Cabanyal.
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