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El titular del Juzgado de Instrucción 9 de Valencia ha decretado el archivo provisional de la causa abierta por el incendio del edificio del barrio de Campanar ... , en el que murieron diez personas, al considerar que los hechos ocurrieron de forma accidental y que, por tanto, no encajan en ninguna descripción legal de delito.
«Los desgraciados hechos de que trae causa el presente procedimiento, que tanta alarma han causado en el seno de la sociedad valenciana, han sido clasificados como accidentales, exento pues de un actuar humano y debido a un accidente a quien poder imputar un delito y motivo para la apertura de un procedimiento penal abreviado», abunda el juez.
Tras la práctica de numerosas diligencias de investigación, el magistrado concluye que el fuego fue accidental al no hallar la Policía «ningún autor conocido o desconocido que de forma dolosa o imprudente pueda reputarse autor» de un delito relacionado con los hechos investigados.
«Alguien al que, por tanto, se le pudieren imputar indicios de comisión de algunos de los delitos o sus formas del Código Penal», añade el juez instructor en el auto, que puede ser recurrido en reforma en el plazo de tres días.
La resolución recoge que durante todo el procedimiento no se han «vislumbrado siquiera de forma indiciaria ni existencia de delito ni de presunto autor del mismo», los dos elementos que deben concurrir para realizar una imputación formal a una persona.
El magistrado relata en su auto, de 23 páginas, todas las diligencias de investigación realizadas hasta la fecha, divididas en tres pilares básicos: prevención, extinción y la concreta investigación. Entre las diligencias figuran cerca de una treintena de declaraciones testificales y el análisis de numerosos documentos incorporados a la causa, como el informe elaborado por especialistas de la Comisaría General de Policía Científica.
Como ya informó LAS PROVINCIAS, el informe policial concluye que el incendio se generó de forma accidental en un único y principal foco: un frigorífico de la marca Beko. Una posible fuga del gas refrigerante de la nevera, que estaba incrustada en el mobiliario de la cocina, pudo ser la causa del fuego en una vivienda de la octava planta, según la Policía Científica.
El titular del Juzgado de Instrucción número 9 se refiere también de forma especial a otro documento, el relativo a la clase de material utilizado en el revestimiento de la fachada, clasificado como M1 (combustible/no inflamable). Ese material era «conforme con la legalidad vigente», según precisa el auto, y «no aparece indicio de negligencia» en la actuación de los técnicos privados y municipales, ni en sus suministradores o fabricantes.
En cuanto a los trabajos de extinción desarrollados por los bomberos de Valencia, el magistrado señala que se ajustaron «a los protocolos correspondientes», así como a «las realidades que iban aconteciendo con sus posibilidades». El auto desgrana igualmente las resoluciones dictadas por la Audiencia Provincial de Valencia que confirmaron en apelación las emitidas por el propio juez instructor.
«En definitiva, la instrucción general de la causa no deja espacio para poder construir jurídicamente indicios mínimos para pensar y concluir, de todo lo actuado hasta el momento, algún elemento culpabilístico en los participantes y las consecuencias de la construcción del edificio de Campanar y sus terribles consecuencias, más allá de una causa accidental», concluye el magistrado.
El incendio tuvo lugar el 22 de febrero de 2024 en un complejo de dos edificios en la confluencia de las calles Poeta Rafael Alberti y las avenidas Maestro Rodrigo y General Avilés, en el distrito de Campanar en Valencia. El fuego se inició a las 17.11 horas en la cocina de la vivienda número 86. El único inquilino salió de la vivienda sobre las 7:30 horas de la mañana, según sus declaraciones ante la Policía, y el incendio se detectó nueve horas después, concretamente a las 17:11 horas.
En el siniestro murieron 10 personas, tres de ellas menores de edad (dos hermanos de tres años y ocho días de vida y una adolescente de 14 años), y otras 15 resultaron heridas, entre ellas siete bomberos. El incendio destruyó en pocas horas dos bloques de 10 y 14 plantas con 138 viviendas, en las que vivían 450 personas, tras la rápida propagación de las llamas por las fachadas ventiladas.
El material inflamable del paramento de los edificios y las rachas de viento de hasta 60 kilómetros por hora avivaron el fuego. Además, los bomberos no pudieron poner en funcionamiento la primera autoescalera que llegó a la torre en llamas, lo que retrasó las labores de extinción del incendio.
Un informe de un especialista en siniestros difiere del dictamen pericial de la Policía Científica y apunta otra posible fuente de ignición. Según el experto, un recipiente con alimentos que el inquilino del piso número 86 habría dejado sobre el cristal de la vitrocerámica pudo causar el catastrófico incendio.
El investigador privado llegó a esta conclusión tras hallar evidencias físicas, como un cerco circular de material adherido al cristal de la vitrocerámica, en la minuciosa inspección que realizó en el piso donde se inició el fuego.
El experto tiene muchos años de experiencia en la investigación de incendios en España y fue contratado por una compañía aseguradora para que determinara el foco principal del fuego. Tras inspeccionar todos los electrodomésticos destruidos por las llamas en el piso número 86, el perito encontró restos quemados de un recipiente sobre el fogón doble, el de mayor tamaño de los cuatro que tenía la vitrocerámica.
El informe no determina si las dos resistencias del fogón estaban encendidas por un descuido del usuario o por la puesta en funcionamiento de la vitrocerámica de manera accidental. El fuego destruyó todos los componentes del sistema electrónico del electrodoméstico, lo que dificultó las investigaciones.
Cuando la Policía preguntó al inquilino si había dejado algún aparato encendido, el hombre contestó que durante su ausencia estaban conectados el frigorífico, la vitrocerámica, la televisión, el termo eléctrico y la tostadora, entre otros electrodomésticos. Los manuales de vitrocerámicas recomiendan no dejar recipientes con alimentos o materiales combustibles sobre los fogones apagados (o sin bloquear su encendido) debido al riesgo de incendio.
Además del cerco circular de material adherido al cristal de la vitrocerámica, el perito describe en su informe otras evidencias físicas que refuerzan su hipótesis, como una línea curva de rotura que pasaba por el centro del fogón doble y el hallazgo de un recipiente circular de 24 centímetros de diámetro (la misma achura del cerco) entre los escombros de la cocina.
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