Los vecinos apoyan la tasa turística en Valencia pero reclaman que el dinero vaya a los barrios

Fuentes de la entidad señalaron que el documento que se maneja incluye una frase que no les gusta: «dice que la tasa servirá para mejorar la atención al turismo, pero pensamos que la estrategia debe ser la contraria, es decir, se trata de una compensación para los vecinos», indican.

Así, en los matices crecientes de la tasa hay que añadir ahora este aspecto, una vez que el gobierno municipal se decida a llevarla al pleno. Esto, visto lo declarado la semana pasada por la vicealcaldesa socialista Sandra Gómez y su homólogo en Compromís, Sergi Campillo, no será una realidad hasta 2024. Con unas elecciones en el medio, puede pasar de todo.

La presidenta vecinal, María José Broseta, precisó que están a favor del cobro de la tasa a todas las actividades económicas que tengan que ver con el turismo. Baste recordar que la polémica se produjo esta semana al insistir la vicealcaldesa Gómez que debe aplicarse a cruceristas y visitantes de apartamentos turísticos, dejando fuera de este modo a los hoteles.

En eso no están de acuerdo los vecinos, ni Compromís, aunque los primeros subrayaban a preguntas de LAS PROVINCIAS que los presupuestos municipales deben incluir expresamente la previsión anual de ingresos por la tasa a los visitantes, que será de un máximo de dos euros diarios en el caso de hoteles de cuatro estrellas o superior.

Antonio Cassola, miembro de la Federación vecinal, dijo que el turismo provoca en algunos barrios «una merma de la calidad de vida de los vecinos, eso es evidente, por lo que debe haber una compensación por ello».

La entidad se ha mostrado muy crítica con algunas de las decisiones del Ayuntamiento en materia turística. La más reciente ha sido la inclusión en el borrador de una futura ordenanza de que los propietarios de cualquier vivienda, sin más matices, puedan destinarla 60 días al año al alquiler para estancias cortas.

Esto todavía no es definitivo, aunque el vicealcalde Campillo ya dijo que aboga por el diálogo con las asociaciones vecinales para alcanzar un acuerdo, dentro de las discrepancias que mantiene Compromís con el PSPV. Los segundos son los promotores de la normativa.

Las tensiones por el turismo se nota más en barrios como el Carmen o Ruzafa, con una incipiente oposición en el Cabanyal por parte de algunas asociaciones. Critican la gentrificación y la marcha de vecinos a otras zonas por la subida de precios de los alquileres, entre otros efectos de los apartamentos.

En cuanto a la tasa, el acuerdo entre los dos partidos de gobierno es que se activará en Valencia cuando se superen las cifras de visitantes y pernoctaciones de 2019. El ejercicio actual es más que positivo, aunque todavía está por ver si se rebasará el récord establecido antes de la pandemia. Al ser una decisión municipal, tanto el Partido Popular como Ciudadanos ya han anticipado que no la cobrarán si gobiernan.