«Hay fincas nuevas pero poca gente cambia»

A lo largo de los años, ha aprendido que «lo más importante es el cariño de la gente». Amiga de sus clientas, Amparo no olvida que su negocio se basa en las personas de este barrio, quienes son las mismas desde hace décadas. «Hay fincas nuevas pero poca gente cambia, salvo los que están alquilados y se van», relata. Explica que tantos años en Albors han causado que muchos vecinos se paren a saludarla cuando va por la calle. «Muchas veces le he dicho a mi marido: 'hoy no me han atropellado de milagro'» bromea la quiosquera.

Lo cierto es que, aunque los vecinos acudan a este pequeño negocio regularmente, muchos de los comercios tradicionales que daban su carácter a Albors están echando la persiana. Pero Amparo se muestra optimista, y planea estar en la zona muchos años más. «El barrio está cerca del centro y la gente es estupenda. No me cambiaría de barrio», concluye, sonriendo.

Quienes pasan el día entre las calles del barrio, como Amparo Ortega, explican los matices de una nueva realidad marcada por la pandemia. Lee en LAS PROVINCIAS qué sucede en el barrio de Albors a través de sus testimonios.