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La casa fuerte

Cómo ponérselo difícil a los ladrones en verano

Más de un millón y medio de españoles confían la seguridad de su hogar a empresas especializadas. Otros recurren al ingenio y las últimas tecnologías

MIKEL FONSECA

Lunes, 13 de agosto 2018, 00:48

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Se frotan las manos en cuanto se atisba el verano. Los registros policiales hablan de hasta un tercio más de robos domésticos en este periodo; las casas vacías de gente se llenan de posibilidades para los ladrones. Claro que hay formas de ponérselo un poco más complicado sin recurrir a pedirle por favor al allegado de turno que pase cada tres días a subir y bajar las persianas y retirar el correo del buzón para disimular.

Contratar un servicio profesional es la opción más directa. Y, generalmente, la más eficaz. En España, según datos del Ministerio del Interior al cierre de 2016, existían ya 1.677.690 alarmas privadas, que se dispararon 73.607.442 veces. Ese año, los cuerpos de seguridad del Estado atendieron 153.079 avisos; de ellos, 32.656 resultaron reales. Securitas Direct, Prosegur o Tyco son algunas de las compañías que operan en el país. Sus tarifas rondan el euro al día, pero cambian según la localización, el tipo o el tamaño de la vivienda.

Si Macaulay Culkin pudo en 'Solo en casa', cualquiera un poco mañoso es capaz de proteger en alguna medida el hogar sin necesidad de pagar cuotas. Las cámaras de videovigilancia se venden por entre 40 y 100 euros, según sus prestaciones, y permiten tener controlado un espacio en todo momento desde la pantalla del móvil. Nest, parte de la macrocorporación Alphabet, ofrece además de cámaras, alarmas y timbres inteligentes. Un mercado que, según la Asociación Española de Domótica e Inmótica, crece un 12% anualmente. Y el pasado mes de junio llegaba a España Google Home, el asistente del metabuscador que permite controlar todos estos accesorios domésticos de viva voz o desde el teléfono.

También es posible construir un sistema de seguridad eficaz sin tanto desembolso. Sighthound es una 'app' para Windows y Mac que recicla una webcam en un ojo digital potenciado por Inteligencia artificial (IA), capaz de detectar automáticamente movimientos sospechosos y enviar una notificación al móvil. Con un par de 'clicks' de configuración -una operación realmente sencilla- se pueden delimitar zonas (por ejemplo, activar cuando una figura humana se acerque a la puerta de entrada, y no cada vez que el vecino de enfrente vuelva a casa); identificar los tamaños y formas (para que no lo dispare una mascota); o encender y apagar sus funciones por periodos (para no alertar de incidencias durante la hora en la que limpian la casa o grabar toda la actividad en el jardín durante la noche).

La aplicación básica es gratuita, pero limitada a una sola cámara. Para utilizar varias y acceder a más servicios -versión pro- es preciso pasar antes por caja. Digi-Watcher, Yawcam, IP Camera Adapter, DeskShare, iSpy..., existen otras aplicaciones con funcionalidades más o menos parecidas. Cada una ofrece prestaciones y precios diferentes, osea que la elección es al gusto y al tamaño de la cartera.

Incluso un 'smartphone' de no más de un lustro puede transformarse en cámara de videovigilancia: Alfred, Manything, Presence, WanderCam, entre otras 'apps' para iOS y Android, tramitan esta conversión. La configuración en todas ellas no exige un doctorado. Y los manitas -'makers', en el argot- con tiempo para desengranar los tutoriales de webs como instructables.com o wikihow.com e ingenio para ponerlos en práctica pueden fortificar su vivienda gracias a numerosos sensores; de presión, de movimiento o hasta láseres al más puro estilo 'Misión Imposible' pueden comprarse por 10 o 15 euros la unidad.

El puesto de mando donde se conectan y controlan los receptores no tiene por qué ser un pesado ordenador de sobremesa que se pase todo el verano encendido, con el consumo energético que conlleva. Basta con un miniordenador, tipo Arduino o una Raspberry Pi, padrinos de la revolución 'do-it-yourself' (hágalo usted mismo) electrónica, que por menos de 30 euros ejercen de centro neurálgico entre los distintos detectores que protegen el hogar, permitiendo además enviar las lecturas por internet. La dificultad aquí es mayor, pero la información y las ayudas son abundantes en los foros citados.

Protección de datos. Seguridad en el ocio y el negocio

En verano, los ladrones no ponen sus miras solo en los hogares, también en los negocios que bajan la persiana durante unas semanas. En 2017, la Agencia de Protección de Datos contaba con 345.663 inscripciones de entidades privadas en su archivo de videovigilancia. La mayoría (76.043) corresponden a comercios, seguidos de hostelería (40.307), comunidades de propietarios (33.601) y sanidad (19.287). Este registro es necesario solo si las imágenes se almacenan.

Límites legales

Gracias a la sencillez de los miniordenadores -que se pueden adquirir con kits de iniciación-, el límite lo ponen el tiempo y las ganas. ¿Un pequeño motor que suba y baje las persianas? Hecho. ¿Bombillas por control remoto? Veinte euros. Construirse un jardinero robotizado que se encargue de regar las plantas o un dispensador de comida para las mascotas, al alcance de la mano. La página oficial de Arduino, por ejemplo, ofrece más de un centenar de tutoriales con el término 'seguridad'. Uno de ellos explica cómo conectar un sensor de movimiento a una pistola. De agua, claro.

Montarse uno su propia estación de videovigilancia es posible. Pero, ¿es legal? ¿Qué se puede hacer, y qué no, con las imágenes que graba una cámara en tu casa? El año pasado, el noruego Tor Sigurd Bransdal fue multado con 8.000 euros por las autoridades de su país tras grabar y difundir en Facebook las imágenes de unos ladrones que asaltaron su negocio.

En 2017, un total de 4.137 particulares españoles tenían el permiso necesario de la Agencia de Protección de Datos para filmar el interior de sus viviendas y sus alrededores, frente a las 345.663 entidades, empresas y negocios de titularidad privada facultados ese mismo año para disponer de sus propios sistemas de vigilancia. Esta licencia es obligatoria si se almacenan las imágenes en un disco duro, un trámite que se suele omitir por desconocimiento. La reglamentación vigente obliga también a señalar claramente a los posibles intrusos que están siendo grabados mientras delinquen.

Si se almacenan las imágenes grabadas, hay que informar con carteles a los posibles intrusos

¡Y ojo! Aunque contratar una empresa de seguridad o montar un sistema de videovigilanca casero pueda parecer una forma de cerrar la ventana a los hurtos veraniegos, hacerlo sin celo o sin conocimiento suficiente puede ser más bien abrirles la puerta trasera. Ningún aparato conectado a la red está cien por cien seguro. La investigadora Kashmir Hill detalla en un artículo para la revista 'Forbes' la facilidad con la que accedió a la domótica de la casa de unos desconocidos elegidos al azar. Un fallo en el 'software' de la empresa Insteon, que provee numerosos accesorios, como bombillas, termostatos y puertas inteligentes, le permitió tomar el control de un hogar aleatorio, abriendo y cerrando la puerta del garaje o encendiendo y apagando las luces intermitentemente. Un estudio reciente de Ikerfel para Securitas Direct apunta que los ladrones también han modernizado sus herramientas, valiéndose de sensores 'bluethoot' para comprobar si una residencia está vacía.

También la picaresca avanza al mismo ritmo que la tecnología. Hace unos meses, Burger King emitió un anuncio por televisión en el que un joven preguntaba en voz alta al asistente de Alphabet -usando el comando 'Ok, Google'- por una de sus nuevas hamburguesas. Los aparatos de los hogares que tenían sintonizado el anuncio identificaron la señal de voz como si proviniese del dueño de la casa, y procedieron a buscar el producto. Sin las debidas medidas de seguridad, los delincuentes pueden explotar este tipo de fallos: Ok, Google; Oye Siri; Alexa... Ábrete Sésamo.

EN CIFRAS

  • 73 millones de avisos emitieron las 1.677.690 alarmas particulares instaladas en España en 2016. 153.079 de ellos fueron atendidos por los cuerpos de seguridad del Estado, y 32.656 resultaron casos delictivos. Un euro al día es la tarifa media que suelen aplicar las principales empresas de seguridad privada. El precio puede variar por la localización o la estructura de la vivienda, y según las prestaciones contratadas.

  • 12% El mercado de la domótica, en el que se incluye la videovigilancia, crece a este ritmo en los últimos años. El desembarco de Google Home se produjo sin mucha promoción, pero algunas distribuidoras especializadas, como Mediamarkt, apuntan al 95% del 'stock' vendido.

  • 4.137 particulares tienen la licencia obligatoria de la Agencia de Protección de Datos para grabar todo lo que ocurre en su hogar. Un trámite que, por desconocimiento, se suele omitir.

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