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Pedro Lozano ha declarado por videoconferencia desde el centro penitenciario. Iván Arlandis

Juzgan al Rambo de Requena por la oleada de robos en la provincia antes de disparar a dos guardias

Pedro Lozano, condenado a 27 años de cárcel por las dos tentativas de homicidio, se enfrenta a otros 21 años por cuatro asaltos con violencia

Ignacio Cabanes

Valencia

Lunes, 9 de junio 2025, 13:43

Bautizado en su día como el 'Rambo de Requena' por el lugar en el que cometió una oleada de robos con violencia a principios de 2020 armado con una escopeta de cañones recortados, aunque vivió y creció en el Port de Sagunt y su delito más grave, el doble intento de homicidio a tiros de dos guardias civiles, se produjo en una localidad de Teruel, Pedro Lozano está siendo juzgado hoy, más de cinco años después, en el Juzgado de lo Penal número uno de València por los asaltos que le dieron nombre en los medios de comunicación.

El condenado a 27 años de prisión por intentar matar a tiros a dos guardias civiles en la localidad turolense de Muniesa en junio de 2020 tras protagonizar una peligrosa persecución que durante meses, en plena pandemia, mantuvo en alerta a centenares de agentes de las provincias de Valencia y Teruel, se ha acogido a su derecho a no declarar sobre los asaltos tras comparecer por videoconferencia en el juicio.

El Ministerio Fiscal solicita para Pedro Lozano penas de suman los 21 años de prisión por cuatro robos con violencia e intimidación, tenencia ilícita de armas, robo con fuerza en casa habitada en grado de tentativa y un delito leve de usurpación. El juicio se iba a celebrar hace un año, concretamente en julio de 2024, pero se tuvo que aplazar tras el incidente protagonizado por el 'Rambo de Requena' en el centro penitenciario de Picassent, donde hirió a mordiscos dos guardias civiles, uno de ellos de gravedad, cuando iba a ser trasladado a los juzgados.

Debido a su situación mental, el preso fue derivado a un centro psiquiátrico penitenciario, desde donde ha declarado por videoconferencia. Antes de comenzar la vista oral, una médico psiquiatra del centro en el que Pedro Lozano se encuentra cumpliendo la condena de 27 años de prisión por intentar matar a dos guardias civiles ha determinado que el acusado estaba en condiciones de prestar declaración y que entiende la ilicitud de sus actos. No obstante, la defensa esgrime que su cliente presenta un trastorno que le exime de responsabilidad.

El primero de los robos que se le imputa se produjo entre el 21 de enero y el 24 de febrero de 2020, cuando el acusado allanó una vivienda de Requena tras romper la cerradura de la puerta principal. El propietario de la casa lo sorprendió tras acudir al inmueble días después y ahí comenzó el periplo del 'Rambo de Requena'.

A la una del mediodía del 28 de febrero de 2020, en el paraje de Requena, se dirigió con una escopeta con cañones recortados a un hombre que estaba trabajando en un viñedo junto a una furgoneta Citröen C-15, propiedad de su jefe. Lozano le pidió las llaves del vehículo y cuando éste le respondió que no las tenía, con ánimo de amedrentarle le apuntó con el arma al tiempo que le decía: «No mientas o te mato». La víctima le confesó que estaban debajo del asiento y le lanzó las llaves al acusado, momento que aprovechó para emprender la huida lanzándose a un ribazo. En ese momento la víctima, que no ha acudido a juicio, escuchó dos detonaciones.

El acusado consiguió apoderarse de dicho coche, del teléfono móvil y de diversa documentación, y huyó por la CV-460. Durante la huida provocó daños al citado vehículo, hecho que se repetiría con otros coches sustraídos, al sufrir varios siniestros por su particular forma de conducir.

De igual modo, sobre las 14.10 horas de ese mismo día, a la altura de Casas de Cuadra, asaltó a un trabajador de una empresa de grúas de Utiel. El testigo relata cómo el acusado colocó una furgoneta cortándole el paso. Cuando bajó para ver qué ocurría, vio a una persona con una escopeta de cañones recortados. Tras preguntarle dónde iba, y viendo que este le apuntaba con el arma, salió corriendo para refugiarse en el interior de la grúa. y vio que esta persona portaba una escopeta. «Subió a la grúa y me encañonó diciéndome que le llevara, pero no me decía a dónde», ha recordado el testigo.

Según ha relatado esta víctima, el acusado le colocó el arma en el estómago y le insistió en que él condujera: «No quiero matarte, llévame donde te diga». Pero aprovechando un descuido de sus asaltante, el testigo logró escapar corriendo. En su huida vio cómo el hombre que acababa robarle la grúa embestía con la misma la furgoneta. El 'Rambo de Requena' no avanzó mucho, a la altura de una planta de reciclaje de Caudete de las Fuentes volvió a tener un accidente, teniendo que abandonar la citada grúa.

El siguiente vehículo del que se apoderó en su escalada violenta fue otra furgoneta, una Ford Courier, en la aldea requenense de Penen de Albosa. El usuario del mismo lo sorprendió intentando forzarlo, pero al apuntarle con la escopeta recortada, optó por no ofrecer resistencia y le dejó que se lo llevara. De nuevo, las nulas habilidades al volante de Pedro Lozano quedaron al descubierto al abandonar el citado vehículo en una plaza del municipio con diversos desperfectos, daños que ascienden a 3.290 euros.

Al día siguiente, 29 de febrero, el acusado entró por la fuerza, mediante escalo, en la vivienda de otro de los denunciantes, en la aldea de Los Duques. En esta ocasión el dueño del inmueble y agentes de la Guardia Civil, que ya habían montado un operativo para darle caza, hicieron que huyera de la casa. Según los testigos, el acusado se escondió detrás de un vehículo y consiguió huir corriendo al tiempo que esgrimía el arma de fuego contra uno de los agentes.

«Me sacó una escopeta recortada y pensé que hasta aquí habíamos llegado»

El último de los episodios que se le imputan se produjo la tarde del 9 de marzo de 2020 en un paraje de Siete Aguas. Wenceslao Martínez, vecino de Aldaia, se encontraba buscando espárragos cuando se topó con el 'Rambo de Requena', que estaba descansando detrás de una olivera.

«Me sacó una escopeta recortada y me dijo que necesitaba el coche, yo pensaba que hasta aquí había llegado», confiesa este testigo, quien a pesar del miedo, se negó inicialmente a entregarle su vehículo y se ofreció a llevarlo. «Yo le llevo donde usted me diga, pero el coche lo necesito», le contestó. Así, durante cerca de dos horas esta víctima se convirtió en el improvisado chófer del delincuente más buscando durante la pandemia en el interior de la provincia. Este testigo ha relatado a LAS PROVINCIAS que no cree que el acusado tuviera intención de causarle ningún mal, pero el miedo estaba ahí. «Quería ir a Pedralba por carreteras secundarias para no cruzarse con la Guardia Civil», explica.

Eso sí, pese a ir conversando de forma tranquila sobre el campo y la recolección de espárragos, el acusado no dejaba de apuntarle con el arma. «Tranquilo, no vayamos a tener un accidente por cualquier cosa y se dispare», le decía, según recuerda de esos instantes en los que no llegó a perder la calma en ningún momento pese al miedo. Finalmente, tras cruzarse con una patrulla del Instituto Armado le entregó la llaves. «Me lo he pensado mejor, a partir de aquí sigues tú», le dijo al atracador. El hombre recuerda que además del vehículo y el teléfono móvil -que luego dejó en la guantera-, Pedro Lozano se llevó los espárragos que había cogido esa mañana. «Se ve que tenía más hambre que el perro de un afilador», bromea con la tranquilidad que da el paso del tiempo.

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