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La funeraria judicial, momentos antes de retirar los cuerpos de los fallecidos, en la zona de Parque Litoral, donde ocurrió el suceso. SALVADOR SALAS
La Policía busca pruebas de trastorno mental del hombre que arrojó al vacío a la hija de sus amigos

La Policía busca pruebas de trastorno mental del hombre que arrojó al vacío a la hija de sus amigos

La hermana mayor, de 9 años, fue la que alertó al padre al ver que el individuo cogía del brazo a la pequeña y la llevaba a la terraza

JUAN CANO y ALVARO FRÍAS

Málaga

Miércoles, 10 de octubre 2018, 09:46

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«¡Papá, papá, que la tira, que la tira!». Con esa expresión describió una niña de 9 años la escena que acababa de presenciar en el salón de su casa. La menor vio cómo Ignacio J. M. A., un amigo de sus padres que pasaba unos días con la familia, lanzaba al vacío a su hermana Daniela, de 5 años (habría cumplido 6 el 19 de octubre), y a continuación saltaba él desde la terraza de un piso situado en una sexta planta del número 25 de la calle Jalón, en la zona de Parque Litoral de la capital malagueña.

El suceso, que ha conmocionado al país, ocurrió minutos antes de las 8.30 horas de ayer. En el domicilio se encontraban el padre, que se llama Fernando, sus dos hijas e Ignacio. La madre, Emelina, había salido poco antes para incorporarse a su puesto en Ikea, donde también trabaja su marido. El progenitor estaba preparando a sus hijas para llevarlas al colegio al tiempo que se despedía de Ignacio, que había viajado desde Sevilla, donde residía, para pasar con ellos el fin de semana.

Ignacio, Nacho para la familia, había sido compañero de trabajo de Emelina en la tienda Ikea de Sevilla, aunque hace años que él ya no trabajaba para la cadena (parece que actualmente se ganaba la vida como 'broker' de bolsa). Desde hace más de una década, Ignacio había trabado también amistad con Fernando e incluso habían hecho viajes juntos, por lo que era amigo íntimo de la familia.

De hecho, no era la primera vez que Ignacio, que estaba soltero, los visitaba y que se hospedaba en su domicilio. Acostumbraba a hacerlo cuando se encontraba desanimado, y el matrimonio, por echarle una mano, siempre lo acogía. En esta ocasión, además, celebraron juntos el 50 cumpleaños de Nacho con una excursión al Caminito del Rey, a la que también se apuntó otro vecino de la urbanización, amigo del matrimonio.

Sin mediar palabra

A Ignacio sólo le quedaban unas horas en Málaga, ya que tenía previsto volver a Sevilla esa misma mañana. Al parecer, no hubo ningún tipo de discusión previa ni de malentendido. Tampoco la familia le animó a marcharse de su casa. Nada que pueda explicar lo inexplicable. Nacho tenía previsto regresar ayer por la mañana a su ciudad porque así había programado su viaje.

Cuando se encontraban en el salón, a punto de salir de la vivienda, sucedió la tragedia. El padre se encaminaba hacia la puerta, con su hija mayor detrás. Fue ella quien se dio la vuelta y vio cómo Ignacio agarraba a su hermana Daniela, que se había quedó rezagada unos metros. La llevó a la terraza acristalada que da a las zonas comunes de la urbanización y, según el testimonio de su hermana mayor, que lo presenció todo, la lanzó al vacío para, dos segundos después, saltar él. Pese a los gritos de la cría, que alertó al padre, nadie pudo impedirlo.

A partir de ese momento, las llamadas de auxilio se sucedieron a los teléfonos de emergencias del 112-Andalucía, de la Policía Nacional y de la Local. La urbanización Bahía Litoral, donde ocurrieron los hechos, está compuesta por varios bloques de siete plantas y los residentes son en su mayoría parejas jóvenes, por lo que muchos de ellos se encontraron con la escena al salir de sus casas para llevar a sus hijos al colegio.

Los servicios sanitarios desplazados al lugar no pudieron hacer nada por salvarles la vida. Tras ello, la comisión judicial procedió al levantamiento de los cadáveres, que se hizo lo antes posible –concluyó a las 10 de la mañana– para evitar mayor dolor a la pareja, que estuvo arropada todo el tiempo por familiares, amigos, vecinos y compañeros de trabajo en Ikea, donde ambos son muy queridos.

El padre iba a llevar a sus hijas al colegio y se despedía de su amigo, que volvía a Sevilla

Tras la inspección ocular, a cargo de los especialistas de Policía Científica, el Grupo de Homicidios continuó con la investigación, que sigue abierta. Los agentes están intentando determinar si el autor de los hechos padecía algún trastorno mental, para lo que se han solicitado informes a los centros médicos de referencia, porque parecía estar obsesionado con una idea. Una especie de manía persecutoria a la que los investigadores tratan de encontrar una raíz psicológica, o al menos un antecedente clínico que acredite su locura. Estaba convencido de que lo seguían, que alguien lo estaba vigilando y que querían arrebatarle el dinero que tenía en sus cuentas corrientes.

Los padres de la pequeña Daniela observaron durante el fin de semana un comportamiento obsesivo en sus conversaciones, aunque según las fuentes consultadas intentaron quitarle importancia y que hablara de otras cosas. Pero el tema era recurrente para él. Al parecer, estaba convencido de que le habían intervenido el teléfono, su perfil de WhatsApp, sus cuentas de correo y también las del banco, de ahí la paranoia de que alguien quisiera apoderarse de su dinero. Habría llegado incluso a comentarles que iba a cambiar la cerradura de su casa y que había contratado a un detective privado para descubrir quién le estaba siguiendo.

El 112 activó al Grupo de Intervención Psicológica en Andalucía Emergencias y Desastres (GIPED) para atender a los familiares, que estuvieron acompañados en todo momento por estos especialistas así como por psicólogos municipales. El Ayuntamiento de Málaga ha convocado hoy a las 12.00 horas un minuto de silencio a las puertas del Consistorio para mostrar su solidaridad con la familia de la niña fallecida.

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