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Urgente Muere el mecenas Castellano Comenge
La Guardia Civil traslada el cuerpo de la víctima en la zona del suceso.

La Guardia Civil traslada el cuerpo de la víctima en la zona del suceso. IVÁN ARLANDIS

Un hombre degüella con un cúter a su madre y hiere a su padre en una vivienda de Moncada

El parricida padece una enfermedad mental y ha sido detenido por la Guardia Civil en una azotea

J. Martínez / T. Calero / T. Blasco

Viernes, 3 de septiembre 2021

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Un hombre de 53 años, Emilio R. C., degolló con un cúter a su madre, asestó otra puñalada a su padre en el cuello y luego se escondió en la azotea de la vivienda familiar donde sucedieron los sangrientos hechos en Moncada. El parricida se ocultó en la parte trasera del techo de su casa, pero fue localizado y detenido poco después por la Guardia Civil. El crimen tuvo lugar minutos después de las 12 horas de ayer en una vivienda de la calle Pintor Sorolla. Tras recibir el aviso del doble apuñalamiento, varias patrullas de la Guardia Civil y Policía Local de Moncada acudieron con urgencia al lugar.

También se desplazaron dos equipos del Servicio de Ayuda Médica Urgente (SAMU), aunque no pudieron hacer nada para salvar la vida de la mujer. El parricida padece una grave enfermedad mental desde hace tiempo, pero se medicaba y parecía controlar sus trastornos. Emilio degolló a su madre con un cúter y le hizo varios cortes en las manos cuando la mujer trataba de parar las puñaladas. Luego atacó a su padre, al parecer, con la misma cuchilla afilada.

Fueron momentos de gran violencia, tensión y nerviosismo en los que Silvestre R., de 83 años, logró escapar y pidió auxilio. El teléfono de emergencias 112 recibió a las 12.20 horas el primer aviso de los apuñalamientos, y pocos minutos después, la calle Pintor Sorolla se llenó de policías locales, guardias civiles, sanitarios y bomberos. Estos utilizaron un vehículo escalera para acceder a la azotea y bajar la camilla con el enfermo inmovilizado, sedado y vigilado de cerca por los agentes. Estaba desorientado y no ofreció resistencia en el momento de la detención.

Búsqueda del homicida

Las primeras patrullas que llegaron a la casa no hallaron a Emilio en la planta baja, por lo que avisaron al Centro de Operaciones y Servicios (COS) de la Guardia Civil para que difundiera los datos del parricida y de su vehículo. Eran momentos de confusión. Creían que el enfermo podría haber huido en su coche.

Mientras los sanitarios asistían al padre de Emilio y lo trasladaban al Hospital La Fe, los guardias civiles registraban la vivienda y varias patrullas realizaron una batida por las calles más próximas para buscar al homicida. También avisaron a los policías de las poblaciones cercanas para alertarlos de la supuesta huida de un individuo armado. En esos primeros instantes desconocían que Emilio había accedido a la azotea, pero poco después lo localizaron y detuvieron.

Un corte en el cuello

Según informaron fuentes del Centro de Información y Coordinación de Urgencias (CICU), los sanitarios del SAMU confirmaron el fallecimiento de Concha C., que tenía 80 años, y asistieron a Silvestre de las heridas de arma blanca, y después atendieron al parricida. Este último se encontraba bajo los efectos de un fármaco cuando fue arrestado en la azotea. El anciano sufrió un corte en el cuello y llegó consciente al Hospital La Fe, aunque los médicos temían por su vida. El cadáver ensangrentado de la madre fue hallado en la planta baja de la vivienda por los primeros agentes que llegaron a la escena del crimen.

Aunque el Equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Moncada asumió la investigación, dos agentes del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil de Valencia se desplazaron a Moncada para inspeccionar la vivienda, recoger muestras de sangre, buscar huellas del parricida y examinar el cadáver. Un brote psicótico parecer ser la causa del horrendo crimen, según informaron fuentes médicas.

«Emilio estaba muy pendiente de su padre y paseaba con él»

Por Toni Blasco

El asesinato de Concha C. a manos de su hijo causó ayer una gran conmoción en la localidad de Moncada, donde residía la familia en una vivienda de dos plantas desde hace más de diez años. «Au, vecina», era el saludo habitual de Emilio, según cuenta María Luisa, que vive en la misma calle donde ocurrieron los hechos. «Emilio estaba muy pendiente de su padre y paseaba con él casi todos los días hasta las vías del tren», añade la mujer. Debido a la altura de ambos, casi dos metros, el padre tenía cierta dificultad para andar, por lo que su hijo siempre lo acompañaba. Cuando se cruzaba con María Luisa en la calle, Emilio siempre tenía un saludo amable. La vecina se enteró del crimen porque su hija le llamó por teléfono cuando leyó la trágica noticia en un periódico digital. «¿Mamá, sabes que un vecino de la calle de unos 50 años ha matado a su madre?», preguntó la joven. Enseguida Maria Luisa pensó en Concha, la única vecina que conoce con un hijo de esa edad.

«Jamás hubiera imaginado que Emilio podía hacer tal barbaridad. Él no es muy hablador, pero es muy educado y con sus padres se llevaba muy bien. No sé lo qué ha podido pasar. Es posible que tuviera problemas mentales y no haya tomado la medicación», señala otra vecina de la calle.

«Ha tenido que sufrir un brote psicótico. En esa casa no hemos escuchado nunca discusiones. Cuando paseaba a su padre y te bajabas de la acera para facilitarles el paso, siempre tenía un gesto y una palabra amable», agrega la mujer.

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