Un indigente que dormía en un banco muere junto al Hospital General de Valencia

Un banco era su hogar. Stefan Farnica pasaba muchas horas sentado en las viejas maderas, pero las utilizaba más como cama y mesa junto al Hospital General de Valencia. El indigente rumano murió el domingo poco después de que Benito H., otro 'sin techo' que malvive en la misma zona ajardinada, llamara con su teléfono móvil al 112 para pedir una ambulancia.

El reloj marcaba las cinco de la tarde. Tras recibir el aviso de que una persona sin hogar necesitaba atención médica, una patrulla de la Policía Local y un equipo de Soporte Vital Básico (SVB) acudieron al lugar. Según informaron fuentes del Centro de Información y Coordinación de Urgencias (CICU), el indigente de 59 años ya había fallecido cuando los sanitarios llegaron a los jardines de la avenida de Tres Cruces.

El hombre que llamó al 112 dijo que Stefan no podía recorrer por sus medios la distancia de cerca de 200 metros que le separaba del hospital. El 'sin techo' se encontraba consciente en el suelo y presentaba síntomas de una posible intoxicación etílica, según informaron las mismas fuentes médicas. «Hablé dos veces con la operadora del 112. La primera vez le expliqué que estaba vomitando sangre», afirmó Benito, quien puso a Stefan en posición lateral de seguridad para que no se ahogara.

Otro indigente que duerme en un banco cercano, Antonio Delgado, le ayudó a mover a la víctima mientras esperaban la llegada de la ambulancia. «La segunda llamada que hice al 112 fue para decir que ya no hacía falta que se dieran prisa. Stefan ya había muerto. Estaba pálido y no tenía pulso. También me llamó por teléfono un policía local y le dije lo mismo», manifestó Benito. «La ambulancia tardó más de media hora», añadió el indigente.

Tras certificar un médico el fallecimiento, el cadáver fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Valencia para practicarle la autopsia. «Tenía el hígado muy destrozado. Bebía vino para calentarse cuando hacía frío», señaló Antonio.

Horas después de que se fuera la Policía, dos personas sin hogar se acercaron al banco y se llevaron una manta y prendas de abrigo del hombre fallecido tras rebuscar entre sus objetos personales. «Yo no he cogido nada por respeto. Stefan era un buen tipo. Vivía de la caridad, hacía crucigramas, no se metía con nadie y compraba el vino con el poco dinero que le daban por aparcar coches», aseguró Benito. «Pero tampoco me parece mal que se lleven el edredón. Está haciendo mucho frío estos días. Seguro que le será muy útil a otra persona», agregó el indigente.

Cuatro velas en señal de duelo

Tras enterarse de la muerte de Stefan, dos voluntarios de las oenegés Bokatas y Servicio de Integración y Cooperación Internacional Unido (SICIU), María y Luis, encendieron cuatro velas y las colocaron junto al banco en señal de aflicción. «Era lo mínimo que podíamos hacer. Estamos haciendo averiguaciones y queremos hablar con el cónsul de Rumanía en Valencia para localizar a la hermana de Stefan», afirmó Luis. «Queremos enviarle los objetos personales porque mañana, seguramente, la brigada de limpieza del Ayuntamiento se llevará todo lo que hay amontonado en el jardín», añadió el voluntario de SICIU.

María también entristeció cuando se enteró de la muerte del indigente rumano. «Yo lo conocía desde el pasado verano. Nuestra asociación trata de visibilizar la situación que viven las personas sin hogar, y todos los martes venimos a este parque para hacerles compañía un rato y traerles también la cena», explicó la voluntaria de la organización Bokatas. «Nadie acaba de la noche a la mañana durmiendo en la calle. Necesitan ayuda y nosotros trabajamos por una realidad que muchos no quieren ver», concluyó María.