El calvario de una niña desde los ocho años y el silencio de una madre
La Audiencia de Valencia condena a 14 años y medio de cárcel al autor de las agresiones sexuales y a seis años y medio a la madre por consentirlo
La «actitud pasiva» de una madre durante años, conocedora de que su hija estaba siendo víctima de agresiones sexuales continuadas, desde los ocho años, por parte de su pareja, «alargando innecesariamente el sufrimiento y padecimiento de la menor», será castigado con una condena de seis años y medio de cárcel al considerar la Audiencia Provincial de Valencia a la acusada responsable como coautora de las violaciones al apreciar un «dolo por omisión». Al autor material de las mismas se le impone una pena de catorce años y medio por el «infierno» al que sometió a su víctima, «sin ningún tipo de apoyo familiar».
La sentencia señala que la acusada pese a tomar conciencia de la situación tras encontrarlos juntos en la habitación, e incluso cuando su hija le mostró los moratones causados por el ahora condenado, no denunció los hechos ante la policía, lo que «hubiera podido evitar ese calvario padecido por la menor», aún siendo consciente del carácter agresivo y violento de su compañero sentimental. «La coacusada pudo y debió poner fin a las agresiones que estaba sufriendo su hija menor, pero, prefirió que la situación se dilatara en el tiempo», remarca el ponente.
Eso sí, en su caso la pena se ve atenuada al apreciar una eximente incompleta de miedo insuperable, ya que «no podemos obviar ese temor que le infundía el procesado, y equiparar claramente su conducta a la de este», argumenta la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Valencia. De hecho, está acreditado que «toda la familia, venían viviendo y soportando un clima de tensión motivado por el carácter violento y agresivo del procesado con un control riguroso de cualquier actuación e incluso de los propios móviles y redes sociales», siendo objeto de vejaciones y agresiones la condenada por parte de su pareja.
La pesadilla que vivió esta niña, en un entorno de extrema violencia y sin el apoyo de la persona que debía velar por su cuidado, su madre, comenzó en el año 2016 cuando la familia vivía en un domicilio de Valencia y la menor apenas tenía ocho años. Primero fueron tocamientos, después masturbaciones y cuando la pequeña ya había cumplido los doce, las agresiones sexuales fueron aumentando en número e intensidad, según los hechos declarados probados.
Uno de los episodios relatados por la menor, y que también consta acreditado, se produjo ya en el inmueble de un municipio de la comarca del Camp del Túria, al que se habían trasladado, cuando la madre intentó entrar en la habitación donde el padrastro estaba agrediendo a la niña y comprobó que la puerta estaba atrancada por dentro.
En el año 2021, con 13 años, se volvieron a mudar de nuevo, y el condenado comenzó a enviarle toda clase de mensajes y vídeos de contenido sexual. Asimismo, bajo amenazas de «quitarle el móvil», obligaba a la menor a masturbarle. También la agredía sexualmente, con acceso carnal, al tiempo que le insultaba y denigraba, diciéndole que «la iba a tratar como una puta» y que si no se dejaba «se iba a enterar», llegando a morderle la espalda. De todo ello era conocedora la madre, a quien su hija se lo contó, y otros miembros del núcleo familiar, como la hermana biológica de la víctima y los hijos, también menores, del procesado.
No fue hasta septiembre de 2023, que la menor se lo contó a su padre biológico, y este denunció las violaciones, cuando finalmente se destapó todo y el equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Riba-rroja arrestó a la pareja, él como autor y ella por una omisión del deber de proteger a su hija.
La sentencia, que impone además de la pena de prisión para ambos sendas prohibición de alejamiento –de doce y siete años–, ha tenido también en consideración los informes psicológicos de la menor, que reflejan una «gran afectación por los hechos denunciados» llegando a tener ideas autolíticas. Por todo ello también deberán indemnizar a la víctima con 15.000 euros por los daños morales.