El Arzobispado de Valencia se retira como acusación en el caso del sacerdote asesinado

La primera pretensión de la archidiócesis valenciana era personarse como acusación particular, pero el juez instructor rechazó la petición después de que el fiscal y el abogado del presunto homicida, el letrado penalista Jorge Carbó, se opusieran con el argumento de que el Arzobispado «no era familia directa de la víctima».

El vicario general de la diócesis designó al abogado Juan Molpeceres, también especializado en derecho penal, para formalizar la personación como acusación popular. La petición fue admitida el pasado sábado por el el Juzgado de Instrucción número 3 de Valencia, en funciones de guardia de incidencias cuando el detenido fue trasladado a la Ciudad de la Justicia.

El Arzobispado entiende que los intereses de la acusación «quedan suficientemente cubiertos por el Ministerio Público». El juez de guardia decretó el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza de Miguel Tomás V. N., el hombre peruano de 40 años encarcelado por el crimen del canónigo de la Catedral de Valencia.

Las investigaciones policiales han arrojado luz sobre las amistades y relaciones del anciano de 80 años. Poco antes del crimen, el sacerdote Alfonso López mantuvo un encuentro sexual con un hombre que presentaba una discapacidad intelectual del 43 por ciento. El religioso conoció a este varón en la estación de autobuses de Valencia. Entabló una conversación con él, lo invitó a un café y le pidió el número de teléfono. Eso sucedió hace medio año.

Semanas después, el cura contactó con el joven discapacitado, de 34 años, y le propuso verse de nuevo. El sacerdote se ofreció a pagarle el billete de autobús y le invitó a quedarse en su casa para dormir, puesto que el joven le dijo que no disponía de dinero suficiente.

Finalmente, el discapacitado se trasladó a Valencia, aunque el billete al final lo pagó una expareja. Según las investigaciones policiales, el hombre llegó a la estación de autobuses de Valencia en la madrugada del viernes (19 de enero), y el cura, acompañado de un joven de nacionalidad rumana, acudió a recogerlo.

Los tres hombres subieron en un coche y se trasladaron al domicilio del clérigo, en la calle Avellanas cerca de la Catedral de Valencia. Allí durmió el joven discapacitado la primera noche, compartiendo cama con el sacerdote. Y a la siguiente noche, el sábado 20 de enero (tres días antes del hallazgo del cadáver), el cura y el joven mantuvieron un encuentro sexual.

Los agentes del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional descubrieron esta relación cuando reconstruyeron las últimas horas de vida de la víctima para identificar y detener al autor del crimen. Además, el sacerdote mantenía «una estrecha relación», según las investigaciones policiales, con el presunto homicida, ya que había estado alojado unos días en el apartamento del clérigo en El Perelló.

El indigente peruano llegó a un acuerdo con el cura para que le dejara dormir en esta vivienda a cambio de limpiar, pero tres días después discutieron porque no adecentaba la casa y Miguel Tomás mostró una actitud muy agresiva. La víctima y el presunto asesino se conocieron en el verano de 2023 y el trato había sido tenso en algunos momentos de la relación.

La Policía tomó declaración a un hombre de nacionalidad rumana que hacía labores de secretario y conductor del canónico de la catedral desde hace 12 años. Esta persona conocía muy bien la conducta y las inclinaciones sexuales del cura, porque lo acompañaba en muchas ocasiones cuando tenía contactos con jóvenes que malvivían en la calle.

Según la declaración de este hombre, el sacerdote mantuvo relaciones con algunos de los varones que frecuentaban su domicilio de la calle Avellanas. El testigo manifestó también que sospechaba que los encuentros sexuales tenían lugar con el consentimiento de los jóvenes a cambio de dinero.