¿Qué es para ti vivir bien?: la ciencia dice que los amigos o la tranquilidad económica son clave
La revista Nature lleva meses determinando qué elementos influyen en el bienestar de las personas
¿Qué es vivir bien? Es la pregunta del millón; el objetivo que casi todos perseguimos en la vida. La respuesta no es sencilla. Ni ... tampoco única. Yo misma, podría contestar cosas muy diferentes según el momento en que me pilles. A veces, hasta según la hora del día. Pero, en esencia, en este momento de mi vida te respondería que vivir bien es hacerlo sin preocupaciones, sin sobresaltos. Vivir tranquila. Para otros, vivir bien tiene que ver con su situación económica, o con la carga de trabajo que acumulen. Para la mayoría, hacerlo con salud. O con falta de enfermedad. Y en otros casos, vivir bien tiene más que ver con el disfrute, con el hedonismo. No es una magnitud cuantificable. O al menos, no exacta. Pero sí estudiada por la ciencia, que trata a diario de dar respuesta a la pregunta que da título a esta primera carta.
La revista Nature, una de las de referencia en las investigaciones científicas (de las que tienen base, no cuatro datos interesados) viene publicando desde hace meses el trabajo de un grupo de científicos de las universidades de Harvard y de Baylor que han querido determinar qué parámetros nos hacen vivir bien. o «el florecimiento humano» como lo han denominado. Para ello, hicieron entrevistas a 200.000 personas de todos los continentes y 22 países (que representan la mitad de la población mundial). Entre ellos, España. Lo llevan haciendo desde 2022 y lo harán hasta 2027. Según el estudio, el bienestar abarca todos los aspectos de la vida de una persona y va más allá de la felicidad y la satisfacción vital para incluir también la salud física y mental, el sentido y propósito en la vida, los aspectos del carácter y la virtud, las relaciones sociales, la estabilidad material y financiera y las creencias religiosas y la espiritualidad.
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Lo que nos da bienestar
Y los primeros resultados arrojan puntos en común sobre lo que los ciudadanos de distintos países creen que les hace vivir bien. Pero también algunas diferencias. De forma más general, las personas en países de altos ingresos como Suecia o Estados Unidos obtuvieron puntuaciones más altas en aspectos materiales del bienestar, como la seguridad financiera. Es decir, le dan más importancia a las cosas a la hora de vivir bien. Seguro que piensan en una estabilidad económica, una buena casa, un buen coche o lo asocian a aspectos más materialistas. En cambio, en muchos países de ingresos medios, las personas valoran más positivamente comportamientos sociales, el sentido de la vida y las relaciones cercanas. Esto sugiere que los aspectos materiales y sociales de ese llamado florecimiento no siempre están alineados.
Otro dato curioso es que se desdibujaron las tradicionales diferencias por edad. Siempre se ha mostrado una mayor cota de bienestar asociada a los más jóvenes, con un punto de inflexión en la tercera edad. Ahora, las cosas han cambiado. Según los investigadores, este axioma ya no se cumple: el florecimiento se mantiene estable hasta aproximadamente los 50 años, y, ¡sorpresa! aumenta a partir de entonces. Este patrón se observa tanto en la evaluación general como en la mayoría de indicadores específicos de bienestar, como el optimismo, la paz interior y el sentido de la vida. Estos hallazgos, según la información que han publicado en Nature, coinciden con otras investigaciones recientes en países de altos ingresos que sugieren que las generaciones más jóvenes podrían estar enfrentando mayores dificultades que las anteriores.
La importancia de los amigos
Entre países, también han diferenciado sus puntos fuertes y débiles a la hora de definir su bienestar. En España, por ejemplo, le damos mucha importancia a tener buenos amigos, a la falta de discriminación o al equilibrio en nuestra vida. Como debilidades, las preocupaciones económicas o la política. O, sin ir más lejos, los españoles somos los que más sufrimos con la muerte de nuestros padres. Ese duelo nos parece lo contrario al vivir bien que tanto buscamos.
Esto me recuerda a un tema que escribí hace unos meses, a raíz de unos datos que el Instituto Nacional de Estadística (INE) publica cada año para valorar los niveles de confort en el día a día de los ciudadanos. Trataban de cuantificar nuestra calidad de vida diaria en base a criterios como la seguridad, las condiciones materiales de vida, el trabajo, la salud, la educación, el ocio y las relaciones sociales, los derechos básicos o el medio ambiente. En Valencia habíamos vivido la dana hacía semanas cuando se publicaron los resultados actualizados de este año, y me dio por pensar en cuánto habría cambiado la idea de vivir bien de todos los que la sufrieron. Incluso de los que la vivimos desde la barrera. Igual éramos felices y no lo sabíamos, me llegué a cuestionar.
Por eso, ahora queremos abrir esta pequeña ventana al mundo del bienestar. Siendo conscientes de que para cada uno de vosotros, vivir bien y estar bien supone cosas distintas. Diferentes caminos para llegar a un mismo estado. Así que de manera puntual abordaremos cada semana temas muy diversos para intentar ayudarte a vivir mejor. Hablaremos de bienestar, de alimentación, de tecnología que mejora nuestras vidas, de cosmética, de sueño, de salud, de deporte o de crecimiento personal. Porque nunca sabes el pequeño gesto que puede ayudarte a salir de esta carta mejor de lo que la empezaste.
Este texto forma parte de la newsletter 'Vivir bien' que reciben, cada martes, los suscriptores de LAS PROVINCIAS con consejos de bienestar.
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