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Foto de la única persona, animal, o cosa satisfecha con el resultado del Benidorm Fest efe
Benidorm hate

Benidorm hate

M. Hortelano

Valencia

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Miércoles, 9 de febrero 2022, 09:57

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Hola capturadores

Os escribo desde el más allá, que es donde me ha dejado la tercera dosis de la vacuna, la resaca de una semana en Benidorm y el enganche que tengo a Soy Georgina. Además, la victoria de Chanel en el Benidorm Fest también me ha sentado fatal, para qué nos vamos a engañar. Básicamente porque había fiado mi página del periódico del domingo, escrita al filo de la medianoche de la final, a la victoria de Rigoberta Bandini, y tuve que improvisar otra historieta, en connivencia con mi rápida compañera Noelia Camacho. Me pasó a mí y a los otros 50 compañeros de la prensa que esa noche abarrotábamos la sala de prensa del Palacio de los deportes de Benidorm, mientras engullíamos hamburguesas con patatas de Mcdonalds que nos había enviado Xeinn, uno de los finalistas.

Pero, así es la vida, amigas. Unas veces se gana y otras, se pierde. Es lo que tienen los concursos, que al final es lo que era nuestra preselección para elegir a la canción que representará a España en Eurovisión: una competición musical. Eso ha sido para mí toda la semana que he pasado en la ciudad alicantina. Un festival musical sin mayor trascendencia que la de promocionar la ciudad, un alicaído festival de Eurovisión en nuestro país, la música en directo y, por qué no, para rejuvenecer a una RTVE que va en caída libre en su programación lineal. Pero, el Benidorm Fest, ese al que nadie le interesaba y del que todo el mundo ha acabado hablando, se ha convertido en un arma arrojadiza con más frentes que la guerra de Rusia y Ucrania. Los políticos, los sindicatos y los tertulianos se han cogido al tema como si fuera un asunto de Estado, sin tener en cuenta que la historia, de lo que va, es de entretenimiento.

Si os soy sincera, a mí no me gusta la propuesta de Chanel, pero me parece que la tía es una artistaza, con una puesta en escena espectacular. Así es el algoritmo musical. Ese que te vuelve fascinante la canción de Marta Sango, el estribillo de medio pelo de la canción de Ana Mena en San Remo, y el ma-ma-ma-ma-ma-má de Rigoberta frente al Slo-mo-mo-mo-mo-mo de Chanel. Aunque se diferencien en una letra. Pero, como dice la periodista Patricia Moreno en Vogue, «creer que se está en el lado bueno de la historia no solo se demuestra por lo que se dice (o canta), sino por lo que se hace». Y ahí es donde las 'rigoberters' (los fans de la Bandini) tenemos que ser consecuentes con lo que defendemos y con lo que representan todas las letras de sus canciones que tanto nos entusiasman. Siempre y cuando lo único que nos guste de ella no sea que la melodía se pega como un chicle. El 'Ay mamá' ha conquistado a muchos por su letra, a otros tantos por su ritmo, y ha horrorizado a otros muchos por la teta y por la visión que ofrece de las mujeres. Pero casi todos los que queríamos que nos representara en Eurovisión nos creímos un poco mejores por lo que representaba y porque ya la habíamos bailado antes. Nos sentimos en ese lado bueno de la historia que defiende el feminismo, la sororidad y a la mujer empoderada, tengas o no tengas caldo en la nevera. Un escenario que poco casa con que nuestra opción (que no se nos olvide que hablamos de una canción), como perdedora del concurso, nos dé derecho a cancelar a otra de las participantes por el mero hecho de no ser nuestra apuesta en las quinielas.

Sin ser yo Chanel, aunque ya lo quisiera para tener esas cachas, durante algunas etapas de mi vida he sufrido a mucha menor escala esa vulnerabilidad de tener un perfil público en redes sociales al que cualquier podía acudir para opinar sobre cualquier cosa de mi vida. Sobre mi trabajo, sobre mi ropa o sobre mis orejas. Es lo que da el anonimato de esconderse detrás de un huevo frito. Que te crees con la valentía de decirle a cualquiera lo que no te atreverías a decir por la calle, sin riesgo de que te partan la cara. Si no serías capaz de insultar a alguien que te cruzas por la acera, ¿por qué si lo haces en las redes sociales? Dale una vuelta…

El caso es que a la ganadora del Benidorm Fest se la están llevando por delante todas las olas que ha dejado el certamen. Un conjunto de miserias humanas que campan a sus anchas por la red y, gracias a algunos de nuestros políticos, por los pasillos del Congreso de los diputados. Como si no hubiera cosas más importantes que destapar el 'Benidorm gate'. Y es que, del Benidorm Fest a algunos no les ha acabado gustado nada, aunque el sábado lo dieron todo. Del festival no nos gusta el sistema de votos, porque un jurado profesional ha tenido más poder de decisión que los espectadores. Pero tampoco nos gustaba que la elección fuera toda del televoto cuando dejaron por el camino a 'La revolución sexual' de La casa azul, a 'Lo Malo' de Aitana y Ana Guerra, o al himno que es 'Yo quiero bailar' de Sonia y Selena. Nos gustan los mensajes integradores de las canciones de Rigoberta Bandini y de las gallegas Tanxugueiras para empoderar a las mujeres y derribar fronteras, pero no que Chanel siempre esté «ready para romper cadera y corazones». O como les pasa a los italianos con Ana Mena. Que la colocan número uno en las plataformas con sus canciones en italiano para salir de fiesta, pero si la tía quiere representar a Italia en Eurovisión, les sale la vena nacionalista y la ponen mirando para Málaga.

Lo que pasa en el Benidorm Fest, en Eurovisión o en la final de la Champions es lo mismo que nos sucede con Georgina Rodríguez, la pareja de Cristiano Ronaldo, en su serie para Netflix. Y es que no nos gusta perder ni al parchís. O que los demás ganen. Todo nos viene mal. Aunque esa Georgina, una choni reconvertida a ricachona y mocatriz que, sin embargo, juega a la lotería y desayuna Nescafé como herencia de su vida anterior, nos parezca una hortera de bolera. Su docu reality es desde su estreno, esta pasada semana, origen de todos los memes y chascarrillos patrios, porque nosotros, desde nuestro sofá de Ikea, nos consideramos mejores. Y porque, la verdad, su vida de fanfarria nos da puñetera envidia en muchos aspectos. Creemos volver a estar en el lado bueno de la historia por levantarnos a trabajar cada mañana a las 7:30, o ahorrar medio sueldo cada mes para poder ir de vacaciones en verano. Porque nosotros somos más guays y nos ganamos las cosas. Lo suyo es un braguetazo, aunque la tía haya conseguido ir por su cuenta a las mejores alfombras rojas del mundo y juegue a la lotería por si vienen mal dadas. Como los que nunca ven Sálvame, ni nada que emita Mediaset, pero tienen el móvil lleno de stickers de Belén Esteban. Todos ellos son los que han hecho del Benidorm Fest un Benidorm hate. Pues sabéis lo que os digo. Que yo, como dice la Rigoberta: «Chanel, lo vas a petar hermana» y si no, Georgina te mete en su grupo de la bono loto y a desayunar café soluble, que la nesspreso está sobrevalorada. Como darle importancia a Eurovisión.

Culturismo

Mocatriz

Por supuesto, no está en la RAE, pero sí en la calle. Es el acrónimo que resulta de juntar las profesiones de modelo, cantante y actriz. Así es como el grupo de amigos de Georgina, 'Las queridas' la llama. Además, es también una canción de uno de los grupos musicales más divertidos de nuestro país, Ojete Calor. Y como dice su letra, «Yo no tengo estudios ni soy instruida. Yo estoy licenciada por la escuela de la vida».

Pantallazos

Esta semana no estoy muy católica, pero aún así os traigo tres recomendaciones para alegraros la semana después de tanta crispación.

-Caligrafía: Si te gusta la caligrafía y vives en Valencia, estás de suerte. Uno de los mejores calígrafos, Joan Quirós, estará en el taller de Las Seiscuatro impartiendo un curso de unciales monográfico. Será los días 5 y 6 de marzo y dura doce horas. Si te apuntas antes del 16 de febrero cuesta 140 euros. Si no, la masterclass con este genio de las letras que ha caligrafiado carteles como el de Sant Donís o las Fallas, cuesta 160 euros. Yo me apuntaría.

-Pasta en casa. Si sigues captura de pantalla desde el principio, esta recomendación te sonará familiar, pero ha incluido platos nuevos. Si vives en Valencia y este fin de semana no te apetece cocinar, ni salir de casa, pero sí comer algo rico y casero, echa mano de Piero Ronconi. Este italiano afincado en Valencia hace pasta fresca y las salsas y te manda el pedido a casa ya hecho o para que lo acabes tú en la cocina. De verdad, sus platos son la bomba. El problema va a ser qué pasta elegir, pero todas las que he probado están buenísimas.

-Envases: Lo primero, un truqui. Si viajas de vez en cuando y no quieres llevarte los tarros de las cremas, limpiadores, serums y demás movidas, todas necesarias para vivir eternamente joven, compra estuches de lentillas y utilízalos como tarritos. Cierran fenomenal y valen los de las lentillas que ya has usado. Lávalos y sécalos bien y no se te saldrán en ningún neceser. Valen también para ponerles maquillaje, por ejemplo. Ah, y si alguna vez vas a una droguería y quieres una muestra de algún producto y te dicen que no tienes, lleva un estuche de lentillas siempre vacío y diles que el recipiente lo pones tú. A ver quién es el guapo que te dice que no.

Gat-checking: periodismo de gatos

El michi está siendo protagonista de un capítulo de Érase una vez la vida
El michi está siendo protagonista de un capítulo de Érase una vez la vida M. H.

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30. El año del tigre

31. La herencia de tía Àgata

32. Teletrabajar

33. Gatovisión 2022

Esta semana me gustaría pediros ayuda con un asunto. ¿Os gustaría que en febrero hagamos un carta para ayudaros a buscar pareja? Fue una de las sugerencias que me hicísteis.... Si es así, me mandaríais vuestras peticiones? Va, que puede ser divertido. Chica busca chica para compartir entrenador y lo que surja. Chico busca chica con perro para ir al parque juntos. Persona busca a persona para hacer la cucharita. Os espero.

Te leo en marta.hortelano@lasprovincias.es

Prometo no contar nada. O sí.

Como cortesía, y por haber llegado hasta el final, te dejo tres enlaces de cosas que sí o sí debes saber y que sí o sí no sabes.

Marta

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