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Inma Martínez
INMA MARTÍNEZ | SALUD MENTAL | «POR ELLOS, POR TODOS»

Inma Martínez, psicóloga: «La incertidumbre es inherente al ser humano y sirve para que las personas crezcan»

La psicóloga especializada en bienestar y equilibrio emocional habla sobre las creencias limitantes,

Martes, 7 de octubre 2025

¿En el siglo XV había gente con cuadros depresivos? Claro que sí. Probablemente más que ahora, pero a aquel problema no se le ponía nombre porque los seres humanos tenían otras prioridades. Hoy contamos con infinidad de herramientas para aspirar a la ansiada estabilidad emocional, que tan en boca de todos está. Sin embargo, nos frustra observar que, pese a ponerle nombre a los problemas, estos permanecen en forma de miedos, culpabilidades o crisis existenciales de toda índole.

En lo que hay consenso es en que la salud mental es importantísima, fundamental en el mundo de hoy. Con motivo de su día internacional, hemos hablado con Inma Martínez, psicóloga y coach especializada en crecimiento personal y bienestar emocional. Hablamos con ella sobre creencias limitantes, sobre crisis de ciclo, sobre el autoconcepto en un mundo que aspira a la perfección.

-Hoy en día se habla mucho de salud mental, está en todas partes. Se le ha otorgado la importancia que merece, pero esto hace que ahora pongamos nombre a problemas que antes obviábamos. ¿Estamos mejor o peor que antes?

-¿De qué etapa histórica hablábamos? ¿En qué momento? Ahora tenemos más información. Que no sepamos poner nombre a una cosa no significa que no nos moleste. Cuanto más conoces cómo te encuentras, mejor puedes estar. En el siglo XIX, buena parte de la población no tenía ni lo más básico. ¿Estaban mejor? Pues no, las condiciones eran muchísimo peores y seguro que había cuadros depresivos aunque no lo llamaran depresión. Había tantas cosas que resolver que la salud mental no era una prioridad.

-¿Cuáles dirías que son las principales creencias limitantes a las que nos enfrentamos hoy en día y hasta qué punto nos determinan?

-En psicología no me gusta hablar de forma genérica, porque aunque en muchas cosas nos parecemos, el individuo es único. Pero, respondiendo a tu pregunta, hay mucho perfil perfeccionista que siente que nunca sabe lo suficiente. Con un gran síndrome del impostor. Piensan que la gente se va a dar cuenta de que no llegan pese a ser personas super válidas. También trato con muchos pacientes que piensan que no merecen tener suerte. Les pasa algo hermoso y tienen miedo porque creen que no lo merecen.

-¿Cómo superamos esas creencias limitantes?

-Ir a terapia es una forma ideal de conocerse, pero si no quieres, pues con mucha autorreflexión y autoconocimiento. Las creencias están muy interiorizadas, no se ven a simple vista. En una ocasión, un paciente me dijo: «Ya sabes que todo el mundo es malo mientras no te demuestre lo contrario». Yo pienso lo opuesto: todo el mundo es bueno mientras no se demuestre lo contrario. Son dos creencias limitantes sobre un mismo asunto que te hacen ver la vida de formas opuestas. Y la mía tampoco es idónea, porque creer que todo el mundo es bueno puede provocar que no te puedas proteger en un momento dado. No lo veía hasta que mi paciente me dijo aquello. Por eso digo que las creencias son tan difíciles de ver.

-¿Crees que hay un problema de autoconcepto en el mundo actual?

-Sí, lo hay. Aunque esa pregunta es muy genérica. Un problema de autoconcepto es una distorsión de lo que yo percibo de mí mismo. No solo lo es verse por debajo del resto, sino verse por encima también. El autoconcepto ha empeorado mucho en los últimos años por las redes sociales, donde las personas solo muestran una parte pequeña de sí mismas, no su día a día. Ocurre, sobre todo a los jóvenes, que consideran que lo que ven en redes es la globalidad de la persona, y entonces se comparan. Y se están comparando con alguien muy positivo, por lo que pueden empezar a pensar atribuirse características negativas y acabar pensando que no son suficientemente válidos.

-Otro tema interesante son las crisis existenciales. Vivimos en un mundo en el que la incertidumbre es cada vez mayor. ¿Es normal que tengamos tantas crisis existenciales?

-Más que de crisis existenciales, hablaría de cambios de ciclo. El ser humano, a lo largo de su existencia, siempre ha pasado por cambios de ciclo. En ellos, uno se plantea lo que ha vivido y lo que le va a quedar por vivir y cómo quiere vivirlo. ¿Qué voy a hacer a partir de ahora, en los próximos 10 años, en los próximos 20 años? La incertidumbre es inherente al ser humano y tiene un sentido: existe por el crecimiento de la persona, que se reestructura con estos renacimientos a los que lleva la incertidumbre. Lo que pasa es que, las personas, para intentar estar bien, desarrollan una fantasía de certidumbre. Yo también la tengo. Yo he pensado que iba a venir aquí e iba a hacer esta entrevista, pero podría haber tenido un accidente y no haber llegado. Todos funcionamos como si tuviéramos certidumbre, pero la vida es totalmente incierta y no pasa nada.

-¿Hay alguna forma de paliar ese sufrimiento y esas crisis de ciclo?

-Claro. Dándoles un sentido, como defiende la logoterapia. Si confío en que el dolor que estoy sufriendo va a transformarse en algo positivo, entonces se puede paliar. Saber que tiene una utilidad me ayudará a sobrellevarlo. Dime un porqué y buscaré un cómo.

-Háblame de ti. ¿Cómo pasaste de ostentar un buen puesto, de muchos años de trayectoria, a dejarlo todo por la psicología?

-No lo dejé todo. Hice una transición. Todo empezó porque quería saltar a gerencia. Me formé en un MBA y ahí conocí el crecimiento personal, que me arrebató. Vi que tenía talento para ello. Sentía que ya estaba cerrando una etapa, que era el momento de volar y hacer algo diferente, pero fue una transición, no cogí y dejé una cosa y empecé la otra.

-También estás especializada en psicología de la empresa. Me interesa saber cómo deben ser los líderes y los jefes de hoy. Ese modelo de jefe autoritario está muy desfasado. Las personas ya no aguantan tanto (está más demostrado que los jóvenes de hoy son mucho más volátiles en el trabajo que las pasadas generaciones). ¿Cómo debe ser el jefe de hoy?

-Ha habido cambios en la población y el perfil del trabajador ha ido cambiando. Si un jefe quiere fidelizar a su plantilla, no puede ser autoritario. Tiene que ser motivador, tiene que tener inteligencia emocional, tiene que saber manejar recursos, saber cómo apasionar a sus empleados en el proyecto..., porque si los empleados hacen el proyecto suyo, la productividad va a subir. Hay que enamorar.

-Otro tema interesante es el de la regulación emocional. Aprender a gestionar emociones tanto en intensidad como en su expresión. Háblame de la importancia de esto.

-La regulación emocional es básica. Cuando estás desregularizado ocurre que tus emociones gobiernan todo lo que haces y que están, digamos, descontroladas. Las emociones son necesarias. Son información de lo que está ocurriendo fuera o dentro. Pero puede ser real o ficticio. Si me enfado o me siento alegre, si siento miedo, peligro o tristeza, todo eso es información valiosa que indica que necesitas acciones determinadas. Si estoy enfadado, quizás necesito protección. Si estoy triste, ver qué es lo que ha ocurrido para intentar que la experiencia no se repita. Si siento alegría, quiero compartirla. Todo tiene una función, pero cuando siento la emoción, por ejemplo, la ira, lo que no puedo hacer es actuar bajo esa misma ira. La regulación emocional es fundamental. Tenemos que vivir nuestras emociones y luego ponerlas en reposo y actuar.

-Hoy en día tienen más fama las terapias de tercera generación, las terapias contextuales de aceptación de las experiencias internas. ¿Qué diferencias hay entre estas terapias nuevas y las de primera y segunda generación (las de conducta observable y las cognitivo-conductuales respectivamente) y por qué crees que estas últimas ayudan más a vivir con equilibrio y resiliencia?

-El conductismo tuvo su época. Observabas la conducta y actuabas en consecuencia. ¿Es cierto que cuando actúas sobre la conducta se producen cambios? Sí. La terapia cognitivo-conductual involucra pensamiento y conducta. Es verdad que, cuando se actúa sobre el pensamiento y sus creencias limitantes, una vez hallas los pensamientos que te limitan, mejoras. Lo novedoso de las terapias de tercera generación es que se basan en la aceptación de aquello que no puedes cambiar. Hay situaciones que no tienen solución. Lo mejor que puedes hacer ante eso es aceptar, no enfadarme con la vida cuando la vida viene. Si aparece una enfermedad, la solución es ir al médico para intentar curarla, pero si no hay cura, tendré que aceptarla. Estas terapias actúan sobre la emocionalidad. Lo cognitivo está bien, lo conductual está bien, pero la aceptación y la integración emocional son un paso más.

«Por ellos, por todos» es un proyecto impulsado por LAS PROVINCIAS con el fin de tratar y dar difusión a temas de interés social mediante artículos y reportajes rigurosos, sensibles y con impacto. Cada tema estará liderado por una entidad experta.

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