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Un estante de papel higiénico vacío en un supermercado. Foto: Óscar Chamorro / Vídeo: Atlas

La fiebre del coronavirus llena los carros de la compra

El efecto llamada provoca que los supermercados hayan aumentado las ventas y que algunos establecimientos tengan muchos estantes vacíos por las compras compulsivas

Javier Varela

Madrid

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Martes, 10 de marzo 2020, 13:16

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«Yo venía para hacer la compra de la semana y ya llevo dos carros con lo imprescindible». Son palabras de Cristina, una mujer de 55 años, que resumen a la perfección la sensación que se respira en los comercios madrileños. El paquete de medidas decretado en la tarde noche del lunes por la Comunidad de Madrid parece haber desatado el pánico en los ciudadanos, que acuden bajo el efecto llamada a los supermercados para hacer la compra de forma compulsiva pensando en una posible cuarentena. «Los grupos de whatsapp y los bulos han provocado que la gente compre de forma desmedida», dice Luis, reponedor de un supermercado que lleva cuatro horas trabajando sin parar. «Hemos puesto esta mañana 1000 kilos de comida y la gente ha tardado menos en llevárselo que nosotros en ponerlo», aclara sorprendido. «Había gente en la entrada esperando antes de que abriéramos y atasco para acceder al parking», apostilla alucinado ante la avalancha de clientes que han tenido este martes.

Pero la sensación es real cuando se cruza la puerta de cualquier supermercado de la capital. Un silencio tenso, estantes vacíos, colas para pagar en las cajas, carros llenos, nerviosismo entre la gente, caras de sorpresa y de incredulidad, trabajadores desbordados, las conservas y las legumbres llenando cestas y carros, la pasta 'volando' de las baldas... Personas de todas las edades compiten a ver quién se hace antes con esa lata de atún, con ese paquete de judías o con esa garrafa de agua. Dos pasillos más adelante, donde habitualmente está el papel higiénico y los productos de aseo personal, sólo quedan estantes vacíos que transmiten poca tranquilidad y un punto de histeria. «He visto a gente que se ha llevado dos carros llenos de papel higiénico, cajas de compresas y de toallitas húmedas», dice Mariate, de 76 años, a la que todo esto le ha pillado por sorpresa. «Es verdad que he venido a comprar más que normalmente, pero porque al ser una persona de riesgo, prefiero tener cosas en casa por si no puedo salir en una temporada», dice con cierta inquietud.

Un silencio tenso, estantes vacíos, colas para pagar en las cajas, carros llenos, nerviosismo entre la gente, caras de sorpresa y de incredulidad, trabajadores desbordados, las conservas y las legumbres llenando cestas y carros, la pasta 'volando' de las baldas

Una opinión que comparte Anselmo, de 78 años, que lleva en la cesta «un kit de supervivencia» en el que no falta arroz, legumbres, atún y leche. «No he podido comprar papel higiénico ni agua, pero me han dicho que esta tarde repondrán, pero que habrá que venir pronto», aclara. Miguel Ángel, de 25 años, no da crédito a lo que ve y culpa a los bulos y la alarma social de esta situación «descontrolada». «No es normal que la gente se lleve tanta comida y víveres porque no hay motivo para tanta alarma. Puedo entender a la gente mayor porque quiere limitar sus salidas de casa, ¿pero el resto?», se pregunta con un punto de indignación. «Con esto lo único que se consigue es que se cree una alarma innecesaria», apunta antes de soltar su cesta vacía y dejar lo de la compra para mañana.

Imágenes de un supermercado. Óscar Chamorro
Imagen principal - Imágenes de un supermercado.
Imagen secundaria 1 - Imágenes de un supermercado.
Imagen secundaria 2 - Imágenes de un supermercado.

Mientras la sensación en los supermercados es de alarma, desde la Asociación Nacional de Grandes Superficies (Anged), se quiere transmitir una imagen de tranquilidad garantizando el «abastecimiento» y el «buen funcionamiento» de la actividad de las tiendas en la Comunidad de Madrid, así como de la cadena de suministro y de la logística. El mismo mensaje que lanza Juan Roig, el presidente de Mercadona, que además de garantizar el suministro de productos en sus supermercados pese a que admite que se está dando una «compra impulsiva» pide calma: «Lo unico que puede agravar la situación es el miedo». También insisten en esa petición de calma tanto la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (ASEDAS) como la Asociación de Empresas de Fabricantes y Distribuidores (AECOC), que recuerdan que «la distribución de proximidad en España está preparada para atender a la población en circunstancias extraordinarias como esta» y que «no es necesario hacer acopio de productos básicos ya que los comercios españoles están preparados para garantizar el servicio de distribución de productos de alimentación».

El Gobierno pide «no hacer acopio»

Mientras, el Gobierno ha pedido este martes «tranquilidad» a la ciudadanía y no hacer acopio «añadido» de productos y alimentos en mercados y supermercados porque «no va a haber ningún problema» de suministro, más allá de que pueda producirse alguna situación puntual. Así lo han señalado la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, y el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, en el que se han adoptado algunas medidas para combatir el contagio del Covid-19, conocido como coronavirus. «Lo hemos analizado hoy y no nos consta que haya este problema (desabastecimiento)».

Sin embargo, que se han visto sorprendidos por la cantidad de gente que ha acudido a los supermercados este martes después de que el Gobierno madrileño adoptara una serie de medidas más drásticas, es un hecho. «Esta mañana he venido una hora antes para hacer mi compra y mi supervisora nos ha pedido a varios compañeros que adelantáramos el turno y nos pusiéramos en caja para ayudar», dice Elena, cajera de una gran superficie. «Ayer hubo mucha gente, pero lo de esta mañana está siendo una locura. Gente con carros llenos, pasillos atestados, colas similares a un sábado o un domingo para pagar», añade.

Y entre tanta histeria en el supermercado descubrimos a Margarita, de 82 años, y superada por esta situación. «Entiendo que la gente se lleve más cosas de lo habitual, pero que haya estantes vacíos y esta histeria lo veo desproporcionado», dice. Quizá haber vivido la época de la posguerra le hace vivir esta situación con un punto de sensatez.

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